Más de 1.400 personas, la mayoría de ellas civiles, murieron en varios días de violencia sectaria en la costa de Siria a principios de este año, informó el martes un comité gubernamental encargado de investigarlo.
La violencia fue el primer incidente importante que surgió tras la destitución del presidente Bashar al Assad en diciembre. Pese a las denuncias, el informe del gobierno de Ahmed al Sharaa destacó que no hay evidencia de que los nuevos líderes militares de Siria ordenaran ataques contra la comunidad alauita allí, a la cual pertenecía al Assad.
Casi 300 personas sospechosas de cometer delitos, incluidos asesinato, robo, tortura y saqueo e incendio de hogares y negocios, fueron identificadas durante la investigación de cuatro meses y remitidas a juicio, y 37 personas han sido arrestadas, dijeron funcionarios a periodistas. No mencionaron cuántos sospechosos eran miembros de las fuerzas de seguridad.

El informe del comité se presentó mientras Siria sufre una nueva ronda de violencia sectaria en el sur, que nuevamente ha amenazado con desestabilizar la frágil recuperación del país tras casi 14 años de guerra civil.
La violencia en la costa comenzó el 6 de marzo cuando grupos armados leales a al Assad atacaron a las fuerzas de seguridad del nuevo gobierno, matando a 238 elementos, indicó el comité.
En respuesta, las fuerzas de seguridad descendieron sobre la costa desde otras áreas del país, acompañadas por millas de civiles armados. En total, se movilizaron unos 200.000 hombres armados, según el comité.
Al entrar en barrios y aldeas, algunos, incluidos miembros de facciones militares, cometieron “violaciones graves y generalizadas contra civiles”, señaló el portavoz del comité, Yasser al-Farhan.
En algunos casos, hombres armados preguntaron a los civiles si pertenecían a la secta alauita y “cometieron violaciones basadas en esto”, sostuvo el portavoz.
Sin embargo, el comité encontró que los “motivos sectarios se basaban principalmente en la venganza, no en la ideología”, afirmó.

El juez Jumaa al-Anzi, presidente del comité, afirmó que “no tenemos evidencia de que los líderes (militares) dieran órdenes de cometer violaciones”.
Añadió que los investigadores no recibieron informes de niñas o mujeres secuestradas. Algunos grupos de derechos, incluida una comisión de las Naciones Unidas, han documentado casos de mujeres alauitas secuestradas en los meses desde la violencia.
Ha habido informes continuos, aunque dispersos, de alauitas siendo asesinados, robados y extorsionados desde la violencia. Decenas de miles de miembros de la secta minoritaria han huido al vecino Líbano.
Violencia en el sur
Ha habido ecos de la violencia costera en los nuevos enfrentamientos en la provincia sureña de Sweida durante las últimas dos semanas.
Esos enfrentamientos estallaron entre clanes beduinos musulmanes sunitas y grupos armados de la minoría religiosa drusa, y las fuerzas de seguridad del gobierno que intervinieron para restaurar el orden terminaron apoyando a los beduinos. Se alega que miembros de las fuerzas de seguridad mataron a civiles drusos y saquearon e incendiaron hogares. Grupos armados drusos lanzaron ataques de represalia contra comunidades beduinas.
Cientos han muerto, y la ONU dice que más de 128.500 personas han sido desplazadas. La violencia ha amainado en gran medida en medio de un alto al fuego.
El presidente del comité sostuvo que la violencia en Sweida es “dolorosa para todos los sirios” pero “más allá de la jurisdicción” de su comité.
“El tiempo revelará lo que sucedió y quién es responsable de ello”, afirmó.