
Más de 1.190 personas cruzaron el Canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones el sábado para llegar ilegalmente al Reino Unido, según cifras del Ministerio del Interior británico. Este número representa el más alto registrado en un solo día en lo que va de 2025. Al mismo tiempo, las autoridades francesas informaron que rescataron a cerca de 200 migrantes adicionales frente a sus costas.
Aunque el dato marca un pico anual, todavía está por debajo del récord histórico de septiembre de 2022, cuando más de 1.300 personas realizaron la travesía en un solo día. Sin embargo, la intensidad del flujo migratorio y los recientes fallecimientos en la ruta han renovado preocupaciones sobre la seguridad de los migrantes y las políticas del Reino Unido frente a la inmigración irregular.
Una ruta letal: La semana pasada, una mujer y un niño murieron al intentar cruzar el Canal desde el norte de Francia. Un buque de la marina francesa encontró sus cuerpos en una embarcación con unas 85 personas a bordo. Diez pasajeros necesitaron atención médica, pero el barco continuó su trayecto hacia las costas inglesas.

El año pasado, 78 migrantes fallecieron intentando llegar al Reino Unido por mar, la cifra más alta desde que comenzaron los registros en 2018. A pesar del peligro, más de 36.800 personas lograron cruzar el Canal entre enero y diciembre de 2024.
La nueva estrategia británica
El repunte en las llegadas se produce mientras el gobierno británico, encabezado por el primer ministro Keir Starmer, intenta redefinir su enfoque sobre la inmigración irregular. Durante una reciente visita oficial a Albania, Starmer confirmó que el Reino Unido está en conversaciones con varios países para albergar a solicitantes de asilo rechazados mientras se concreta su deportación.
“El concepto de centro de retorno es una innovación realmente importante”, dijo el primer ministro, sin especificar los países con los que se están negociando estos acuerdos. El modelo busca evitar que los solicitantes de asilo cuyas solicitudes hayan sido rechazadas permanezcan en suelo británico utilizando mecanismos legales para retrasar su expulsión. Un portavoz de Downing Street señaló que el objetivo es evitar tácticas como la formación de vínculos familiares en el Reino Unido para eludir la deportación.
Precedentes europeos y resistencias diplomáticas
Starmer evitó mencionar directamente a Albania como posible destino de esos centros, un tema particularmente delicado tras la experiencia de Italia. En 2023, Roma firmó un acuerdo de cinco años con Tirana para trasladar a migrantes a territorio albanés mientras se evaluaban sus solicitudes. El plan incluía el compromiso de Italia de readmitir a quienes no obtuvieran protección internacional.

Aunque las autoridades italianas implementaron por primera vez en abril ese esquema con 40 personas rechazadas, el proceso ha enfrentado obstáculos legales y críticas por su legalidad. En declaraciones recientes, el primer ministro albanés, Edi Rama, aseguró que el acuerdo con Italia fue “un caso único” y que su gobierno ha rechazado propuestas similares de otros países, incluyendo implícitamente al Reino Unido.
El actual gobierno laborista abandonó uno de los programas más polémicos de su antecesor: el plan de deportaciones a Ruanda, que pretendía trasladar a solicitantes de asilo a ese país africano, donde se decidiría su futuro migratorio. Starmer calificó la iniciativa como “un truco” y la descartó al asumir el cargo.
A diferencia de Ruanda, que asumía la responsabilidad de los casos desde el inicio, los centros de retorno propuestos por el gobierno actual solo acogerían a migrantes cuya solicitud ya fue rechazada en el Reino Unido, aclaró la analista Meghan Benton, del Migration Policy Institute. “Hay muchas diferencias legales y morales entre estos programas”, añadió.

Durante su visita a Tirana, Starmer destacó el éxito de la colaboración con Albania. La creación de una comisión conjunta habría contribuido a una drástica reducción de llegadas desde ese país, que pasaron de 12.000 en 2022 a unos 600 en 2024. “Una reducción bastante increíble”, afirmó el primer ministro británico, y la presentó como ejemplo del tipo de cooperación que su gobierno espera replicar con otros países de los Balcanes Occidentales.
En 2022, funcionarios británicos calificaron la llegada de albaneses como “una invasión”, lo que derivó en tensiones diplomáticas. Rama criticó esa narrativa como “loca” y acusó al Reino Unido de querer encubrir sus fallos fronterizos. Desde entonces, Londres y Tirana han intensificado la cooperación, con acuerdos de repatriación y financiamiento de proyectos en Albania, especialmente en regiones con alta emigración.
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