Cuatro funcionarios norcoreanos fueron detenidos tras el fallido intento de botadura de un destructor de 5.000 toneladas en el puerto de Chongjin, un evento que el dictador Kim Jong Un calificó como un “acto criminal causado por absoluta negligencia, irresponsabilidad y empirismo no científico”, según reportaron las agencias de propaganda este lunes.
El incidente ocurrió el pasado miércoles durante una ceremonia oficial presenciada por Kim. Según imágenes satelitales, el buque terminó escorado hacia un lado, parcialmente sumergido y cubierto con lonas azules, después de que un carro de transporte en la popa se desprendiera prematuramente.
La Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA) confirmó la detención de Ri Hyong Son, subdirector del departamento de la industria de municiones del Comité Central del Partido de los Trabajadores. Ri reconoció ser “en gran medida responsable” del fallido lanzamiento naval.
A él se suman tres trabajadores del Astillero de Chongjin: el ingeniero jefe, el jefe del taller de construcción de cascos y el subgerente de asuntos administrativos. Además, el gerente general del astillero, Hong Kil Ho, fue citado para ser interrogado. Aún no se ha informado qué tipo de castigo enfrentarán los detenidos.
“No podrán evadir su responsabilidad por el crimen”, indicó la Comisión Militar Central en una orden dirigida a los investigadores, de acuerdo con la cobertura oficial.
Este tipo de castigos públicos por errores en pruebas militares o exhibiciones armamentísticas no es común en Corea del Norte, lo que sugiere que el régimen considera el proyecto naval una prioridad estratégica. Expertos en seguridad sostienen que el destructor afectado era el segundo de su clase y parte de un plan clave del líder norcoreano para modernizar las fuerzas armadas, en particular su Armada.
El mes pasado, Corea del Norte había presentado con gran despliegue propagandístico su primer destructor de 5.000 toneladas, considerado el buque más grande y tecnológicamente avanzado de su flota. Los medios estatales afirmaron entonces que está equipado para portar “múltiples armas de ataque”, incluidos misiles nucleares. Kim lo calificó como “un avance” en los esfuerzos de modernización naval.
Sin embargo, en el caso del segundo buque, el régimen ha intentado minimizar públicamente el daño. Según declaraciones oficiales, solo hubo rayaduras en el costado de estribor y una entrada limitada de agua en la sección de popa. Las autoridades aseguraron que se requerirán unos diez días para completar las reparaciones. Analistas externos, no obstante, dudan de esa versión y creen que el incidente fue más grave de lo que Corea del Norte admite.
Kim Jong-un ha promovido en años recientes un ambicioso plan armamentístico, aprobado durante un congreso del Partido de los Trabajadores en 2021. Entre los objetivos se encuentra ampliar la Armada, desarrollar misiles con capacidad nuclear y reforzar el arsenal convencional. Según palabras del propio Kim, se trata de responder a “las amenazas de seguridad en aumento lideradas por Estados Unidos”.
Pese a la actual dureza con los responsables del fracaso, en ocasiones anteriores Kim había mostrado indulgencia hacia sus ingenieros militares. Tras la fallida puesta en órbita de un satélite espía en 2023, expresó su respaldo a los técnicos, afirmando que “un fracaso siempre es un requisito previo para el éxito”.
Sin embargo, esta vez el tono fue marcadamente distinto. La presencia directa del líder durante la ceremonia y el valor simbólico del destructor dentro de su programa de rearme parecen haber agravado su reacción.
El episodio también recuerda las purgas que marcaron los primeros años del gobierno de Kim. Entre 2012 y 2016, el mandatario eliminó a decenas de altos cargos para consolidar su poder, incluyendo la ejecución de su tío Jang Song Thaek. En años recientes, no obstante, esas prácticas habían disminuido, a medida que el líder afianzó su autoridad absoluta.
(Con información de The Associated Press)
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