
La cuarta ronda de negociaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán, prevista para este sábado en Roma, fue suspendida en las últimas horas, informaron el Ministerio de Exteriores del régimen persa y el canciller de Omán, que oficia de mediador.
En un mensaje en sus redes sociales, Badr al-Busaidi informó que “por razones logísticas, estamos reprogramando la reunión entre Estados Unidos e Irán, prevista provisionalmente para el sábado 3 de mayo” y, sin brindar mayores detalles, sumó que “se anunciarán nuevas fechas cuando se acuerden mutuamente”.
Poco después del comunicado de Mascate, el Ministerio iraní emitió un mensaje propio en el que también informaba del “aplazamiento de las conversaciones, a petición del ministro de Asuntos Exteriores de Omán”, aunque ratificó que la nación persa sigue comprometida con alcanzar “un acuerdo justo y duradero”.

“Irán ha demostrado su seriedad para conversaciones orientadas a resultados para lograr un entendimiento justo, razonable y sostenible, y se mantendrá firme en este camino, con fuera y poder”, agregó el diplomático.
Estados Unidos, por su parte, tomó distancia de estos anuncios y aseguró que su comitiva no había confirmado su presencia a ningún encuentro para este fin de semana, aunque aún prevé celebrar nuevos encuentros “próximamente”.
A raíz de esta suspensión, la reunión prevista en la capital italiana entre funcionarios iraníes, Francia, el Reino Unido y Alemania también se vio cancelada, obstaculizándose así los esfuerzos de Europa por alcanzar un nuevo acuerdo.
Pese a que, tanto Mascate como Teherán, argumentaron la cancelación con cuestiones logísticas, lo cierto es que la noticia se conoció luego de que, la víspera, la Administración de Donald Trump impusiera nuevas sanciones sobre el sector petrolero iraní, algo que el régimen consideró como una “provocación” y parte de un “comportamiento contradictorio” y que -se teme- podría haber influido en el curso de los encuentros.

“Envían un mensaje negativo en medio de las negociaciones”, dijo el canciller iraní, Abbas Araqchi.
Desde el regreso del republicano a la Casa Blanca, Washington ya mantuvo tres rondas de negociaciones con la República Islámica, con el objetivo de alcanzar un nuevo acuerdo similar al de 2015, que permita limitar su programa atómico y de misiles, su apoyo a milicias terroristas regionales, como los hutíes de Yemen, y anular por completo su capacidad de enriquecer uranio.
A cambio, el régimen obtendría el levantamiento de algunas de las sanciones que pesan sobre su país.

Pese a las múltiples rondas de contactos -de la última inclusive participaron expertos que avanzaron en las implicaciones técnicas de un posible acuerdo-, las condiciones estadounidenses serían -de momento- un poco ambiciosas, ya que Irán remarcó en reiteradas oportunidades que no negociará su derecho a enriquecer uranio.
“Si la única demanda de Estados Unidos es que Irán no tenga armas nucleares, esa demanda es alcanzable. Si Washington presenta demandas ilógicas o impracticables, naturalmente nos encontraremos con problemas”, sumó Araqchi al manifestar su “cauto optimismo” el pasado fin de semana e insistiendo, una vez más, en la postura del régimen de que no busca producir un arma atómica, sino que sus reservas de uranio son para fines civiles.
(Con información de AP y EFE)