
Estados Unidos e Irán retomarán este sábado las negociaciones iniciadas semanas atrás con respecto al programa nuclear de Teherán, que Washington considera que debe cesar de inmediato.
Las conversaciones tendrán lugar nuevamente en Omán, a diferencia del pasado encuentro, que se celebró en la Embajada del país en Roma.
Se espera que, en esta instancia, participe nuevamente el enviado especial de Donald Trump Steve Witkoff, y se sume a él Michael Antonm, director de planificación de políticas del Secretario de Estado que, si bien no tiene la experiencia necesaria en materia nuclear de quienes encabezaron los esfuerzos hace una década, se posiciona como uno de los funcionarios más fieles al Presidente.

En ese mismo sentido, por parte de la República Islámica se espera la presencia de un grupo de expertos, entre los que destacan los viceministros de Relaciones Exteriores del régimen Majid Takht- Ravanchi y Kazem Gharibabadi, al igual que el canciller, Abbas Araghchi.
La intención de su incorporación, según trascendió en los últimos días, es avanzar sobre cuestiones más técnicas, de cara a un posible acuerdo futuro.
Sin embargo, los diálogos se producen en un clima de emociones mixtas, en el que los propios funcionarios cercanos al tema dudan de la viabilidad de un nuevo pacto, como el de 2015.
Con su regreso a la presidencia, Trump ordenó a su gabinete conseguir que Irán limite el crecimiento de su programa nuclear a cambio del levantamiento de algunas de las sanciones que pesan sobre el país, ante el aumento significativo de las reservas de uranio enriquecido de la nación persa, que lo dejan a pocos pasos de poder producir un arma nuclear.

Inclusive, basándose en los últimos números de informes del OIEA, esta semana, Marco Rubio redobló la apuesta y sostuvo que Irán debe detener por completo su enriquecimiento de uranio, ante la seria amenaza que ello representa al mundo.
“Si Irán quiere un programa nuclear civil, puede tener uno como muchos otros países (...) y lo hace importando material enriquecido”, dijo al respecto.
Similar fue la postura adoptada por Witkoff, quien inicialmente sugirió que sería viable mantener sus operaciones al 3,67 por ciento pero, luego, acabo retractándose.
Pese al optimismo de la Administración republicana de conseguir hacerse con una victoria tal, el ex director de la CIA, Bill Burns, quien participó de las negociaciones que derivaron en el acuerdo de 2015, señaló que difícilmente el régimen persa esté listo para aceptar condiciones como estas.

“Personalmente, no creo que el régimen iraní vaya a aceptar cero enriquecimiento local. Esperar el modelo de Libia (2003) es prácticamente asegurar que no vas a poder llegar a un acuerdo”, dijo este lunes.
De hecho, una muestra de ello fue que, en las últimas horas, el ministro de Petróleo de Irán, Mohsen Pakneyad, informó que su país se había aliado con Rusia para la construcción de una nueva central nuclear.
“Irán y Rusia continuarán su cooperación en el uso pacífico de la energía nuclear, la construcción de nuevas instalaciones de energía nuclear y la finalización de las fases dos y tres de la central nuclear de Bushehr usando una línea de crédito de Moscú“, declaró el funcionario, insistiendo en que se trata de un uso civil y pacífico y tomando distancia, así, de las denuncias de Occidente.
(Con información de AP y Europa Press)