
Un robot controlado a distancia emprendió este martes su segunda misión para recuperar pequeñas porciones de escombros de combustible fundido del interior de un reactor dañado en la planta nuclear de Fukushima, que fue destruida por un tsunami hace 14 años.
La operación, liderada por la empresa Tokyo Electric Power Company (TEPCO), forma parte de una serie de pruebas destinadas a desarrollar la tecnología necesaria para enfrentar uno de los mayores desafíos técnicos del Japón contemporáneo: el desmantelamiento de los reactores nucleares colapsados tras el terremoto y posterior tsunami de marzo de 2011.
El robot, apodado Telesco, es un dispositivo extensible equipado con cámaras y una pinza articulada. Este martes, ingresó al recipiente de contención primaria del reactor 2, con la intención de alcanzar una zona más cercana al núcleo del reactor, donde se cree que yace una mayor concentración de combustible nuclear derretido. Se estima que el brazo del robot tardará varios días en llegar al área objetivo, desde donde bajará un sistema de extracción con pinza y cámara similar a una caña de pescar.
La misión ocurre tras un primer intento en noviembre, cuando se recuperó una muestra de apenas 0,7 gramos —equivalente al tamaño de una pasa—, que fue luego trasladada a un laboratorio para su análisis. A pesar de las dificultades técnicas enfrentadas en esa ocasión, el ensayo fue considerado un hito en el largo camino hacia la limpieza del lugar.


Según estimaciones de TEPCO, dentro de los tres reactores más dañados permanecen al menos 880 toneladas de material altamente radiactivo, compuesto por restos de combustible fundido mezclado con partes estructurales y escombros. Los altos niveles de radiación impiden el ingreso de trabajadores humanos, por lo que el desarrollo de soluciones robóticas ha sido esencial.
En paralelo, ingenieros trabajan en la mejora del equipo: en diciembre, se incorporó una nueva cámara al extremo del brazo telescópico del robot para ampliar la capacidad de observación en entornos extremos. TEPCO prevé que, una vez completadas estas operaciones de prueba, se diseñe un plan de remoción más amplio que podría comenzar durante la década de 2030, empezando por el reactor 3.

Mientras tanto, continúan otras tareas de descontaminación en la planta. En marzo, robots comenzaron a mover sacos de arena utilizados para absorber agua contaminada en los niveles subterráneos de dos edificios. En 2023, el gobierno japonés inició la liberación controlada al océano Pacífico de aguas tratadas, medida respaldada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) pero criticada por varios países asiáticos.
China y Rusia impusieron prohibiciones a las importaciones de productos del mar japoneses tras el inicio de las descargas. Este mes, las autoridades chinas informaron que no encontraron irregularidades en muestras de agua y vida marina tomadas cerca de Fukushima, aunque advirtieron que harán falta más análisis antes de reconsiderar el levantamiento del embargo.
A catorce años del desastre, la planta de Fukushima continúa representando uno de los mayores desafíos tecnológicos y ambientales de Japón. Las operaciones robóticas iniciadas esta semana son solo el inicio de un proceso que, según los expertos, podría extenderse por más de un siglo.
(Con información de AFP y AP)