
Un equipo de científicos en Australia ha desarrollado una innovadora técnica para combatir la proliferación del sapo de caña (Rhinella marina), una especie invasora que ha causado estragos en el ecosistema del país durante casi un siglo. Según informó ABC News Australia, los investigadores han creado renacuajos genéticamente modificados que, al no completar su metamorfosis hacia la adultez, permanecen en un estado larvario prolongado con un apetito voraz. Este enfoque busca reducir drásticamente la población de sapos al aprovechar el comportamiento caníbal natural de los renacuajos, quienes consumirían una cantidad significativamente mayor de huevos de su propia especie.
El proyecto, liderado por Rick Shine, biólogo evolutivo y ecologista de la Universidad Macquarie, se basa en la eliminación de un gen que regula la producción de tiroxina, una hormona esencial para la metamorfosis de los anfibios. Shine explicó que esta modificación genética da lugar a renacuajos “grandes, voraces y de vida prolongada”, ideales para controlar la reproducción de los sapos de caña. “Parece que hemos terminado con este tipo de caníbales voraces, bastante grandes y de vida relativamente larga, que son idealmente adecuados para controlar el número de individuos de su propia especie”, detalló el investigador al medio australiano.
Un problema ecológico que se remonta a 1935
La introducción del sapo de caña en Australia se remonta a 1935, cuando aproximadamente 2.400 ejemplares fueron liberados en las granjas de Queensland con el objetivo de controlar las plagas agrícolas, específicamente el escarabajo de la caña de azúcar. Sin embargo, lejos de cumplir su propósito, los sapos se adaptaron rápidamente al entorno australiano, donde carecían de depredadores naturales. Esto los convirtió en una amenaza para las especies nativas, especialmente reptiles, y en un caso emblemático de los efectos negativos de las especies invasoras.
Actualmente, se estima que la población de sapos de caña en el norte de Australia supera los 200 millones, y su expansión no muestra signos de desaceleración. Las hembras de esta especie pueden poner más de 30.000 huevos por nidada, dos veces al año, lo que ha dificultado los esfuerzos por controlar su propagación. Según consignó ABC News Australia, los investigadores creen que modificar genéticamente incluso una pequeña fracción de estas nidadas podría tener un impacto significativo en la reducción de la población total.
Desafíos técnicos y posibles soluciones

A pesar del potencial de esta estrategia, el equipo de Shine enfrenta un obstáculo importante: los renacuajos modificados genéticamente no alcanzan la adultez, lo que significa que no pueden reproducirse para generar nuevas generaciones de renacuajos caníbales. Actualmente, el proceso para crearlos implica inyectar manualmente una solución que neutraliza la tiroxina en cada huevo de sapo, un método que no es viable a gran escala.
Para superar este desafío, los investigadores están explorando alternativas que permitan la reproducción de los renacuajos modificados. Una de las propuestas consiste en liberar a los renacuajos en cuerpos de agua y, posteriormente, añadir tiroxina al entorno para que algunos de ellos completen su desarrollo hasta la adultez. Estos sapos adultos, portadores de la mutación genética, podrían reproducirse y generar nuevas crías con las mismas características.
Shine explicó que esta estrategia podría ser altamente efectiva: “Si pudiéramos criar a esos sapos jóvenes hasta alcanzar la edad adulta y reproducirlos, tendríamos entre 20.000 y 30.000 renacuajos de Peter Pan por nidada. Realmente no se necesitarían muchos sapos adultos con esa mutación genética para tener una gran cantidad de renacuajos del tipo que deseamos”.
Regulaciones y próximos pasos
Antes de que esta técnica pueda implementarse en la naturaleza, será necesario someterla a una rigurosa evaluación por parte de las autoridades reguladoras australianas. Según reportó ABC News Australia, el equipo de Shine confía en que investigaciones adicionales permitirán perfeccionar el proceso y garantizar que los sapos modificados sean viables y seguros para el ecosistema.
El uso de renacuajos caníbales genéticamente modificados representa un enfoque innovador y potencialmente revolucionario para abordar uno de los problemas ecológicos más persistentes de Australia. Sin embargo, el éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad de los científicos para superar los desafíos técnicos y de la aprobación de las autoridades competentes. Mientras tanto, el proyecto continúa avanzando como una posible solución a la crisis provocada por el sapo de caña, una especie que, desde su introducción, ha transformado el paisaje ecológico del país.