
Ubicada en una de las regiones más inhóspitas del planeta, Yakutsk se ha ganado el título de la ciudad más fría del mundo, un reconocimiento que es una realidad climática que define la vida diaria de sus habitantes. En el corazón de Siberia, sobre el permafrost del Lejano Oriente ruso, esta ciudad es un centro de resistencia humana ante las inclemencias del clima más extremo, al tiempo que mantiene una notable actividad económica, en especial en sectores como la minería.
Yakutsk es claramente conocida por sus bajas temperaturas, pero también por su capacidad de adaptación y de innovación a pesar de las adversidades.
¿Dónde queda Yakutsk?
Yakutsk es la capital de la República de Sajá (también conocida como Yakutia), ubicada en el Lejano Oriente ruso. Esta ciudad está situada a aproximadamente 5.000 km al este de Moscú y se encuentra a unos 450 km del Círculo Polar Ártico.
La región está construida sobre el permafrost, lo que significa que el suelo está permanentemente congelado, y esto influye en muchos aspectos de la vida en la ciudad. A pesar de su ubicación remota, es una de las áreas urbanas más importantes de Siberia, funcionando como un núcleo económico y cultural clave en la región, especialmente debido a sus recursos minerales.

¿Cómo son las temperaturas?
Las temperaturas en Yakutsk son tan extremas que es difícil imaginar cómo las personas logran sobrellevar las condiciones. Durante el invierno, es común que el termómetro marque temperaturas por debajo de los -40°C, y en ocasiones puede descender hasta -50°C. De hecho, en el invierno de 2022, Yakutsk alcanzó los -64,4°C, lo que establece un récord de frío extremo para la ciudad, según registró National Geographic.
Esta ola de frío, que puede durar semanas, obliga a los residentes a adaptarse de manera única a las inclemencias. Como lo explicó una residente: “En Yakutsk, no se puede luchar contra el frío, o te adaptas o sufres”. El vestir adecuadamente es esencial: “abrigarse en capas, como un repollo”, es el consejo de quienes ya conocen cómo sobrevivir en este entorno. La ciudad experimenta una variación de temperaturas extremas durante el año, con veranos relativamente cálidos en comparación con los duros inviernos. Según el sitio Weather Spark, las temperaturas oscilan entre los -42°C y 25°C, aunque el mes más frío es enero, donde las mínimas promedio pueden llegar a ser de -42°C.
¿Cuánta gente vive en Yakutsk?
A pesar de sus condiciones climáticas extremas, Yakutsk alberga a aproximadamente 300.000 habitantes, lo que la convierte en una de las ciudades más pobladas de Siberia, según El Confidencial. La población de este lugar ha crecido gracias a la presencia de importantes industrias, especialmente la minería, que se ha desarrollado en la región debido a la riqueza de recursos naturales. Aunque la vida en la ciudad puede parecer un desafío, muchos de sus habitantes han aprendido a adaptarse a las severas condiciones, y algunos incluso encuentran en la fría atmósfera un refugio para sus startups tecnológicas y empresas de minería.

Otras ciudades con frío extremo en el planeta
Aunque Yakutsk es reconocida como la ciudad más fría del planeta, existen otras regiones en el mundo que experimentan climas extremadamente fríos, aunque ninguna alcanza los niveles extremos de Yakutsk. Algunas de las otras ciudades que se destacan por sus bajas temperaturas son Oymyakon, también en Sajá, que se encuentra a unos 350 km de Yakutsk y ha registrado temperaturas cercanas a los -67,7°C, lo que la convierte en el lugar más frío habitado de la Tierra.
Además, existen ciudades en Canadá como Yellowknife, que enfrentan temperaturas gélidas en invierno, llegando a los -40°C. Norilsk, en Rusia, también comparte con Yakutsk una parte de su clima extremo, aunque se encuentra más cerca de los -30°C en invierno.

El clima extremo en estas ciudades plantea desafíos similares a los de Yakutsk, desde la adaptación humana hasta el funcionamiento de los vehículos y las infraestructuras en condiciones de frío extremo. En muchos casos, los habitantes de estos lugares aprenden a convivir con temperaturas tan bajas mediante prácticas de vida que les permiten seguir adelante a pesar de las adversidades.
A pesar de vivir en una de las zonas más frías del planeta, la vida en esta ciudad continúa de forma activa, gracias a su población adaptada y a la importancia económica que tiene en la región. Como afirmó un residente: “El frío es extremo, pero la gente de aquí es la más cálida, fuerte y resiliente”.