
El primer ministro británico, Keir Starmer, informó este lunes de una reunión entre los mandos militares de su país, Francia y Ucrania en los próximos días con el objeto de avanzar en los planes para desplegar una fuerza que supervise un eventual acuerdo de alto el fuego con Rusia.
Según un comunicado difundido por Downing Street (oficina del primer ministro británico), Starmer habló este lunes con el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, para abordar su encuentro de la semana pasada en la cumbre de París, donde se halló “un verdadero impulso para apoyar a Ucrania en el largo plazo”.
“Una reunión del liderazgo militar británico, francés y ucraniano en los próximos días avanzaría la próxima fase de planificación detallada”, señaló Starmer.
La llamada sigue al encuentro de líderes europeos en París la semana pasada, donde el primer ministro británico acusó al presidente ruso, Vladímir Putin, de “jugar” con las conversaciones de paz impulsadas por Estados Unidos.
Starmer y Zelenski también evocaron el tercer aniversario de la liberación de la ciudad ucraniana de Bucha, que se cumplía hoy, y rindieron homenaje a la “fuerza y valentía” de sus vecinos.
“Sus historias de sufrimiento fueron un recordatorio doloroso de la barbarie rusa en los últimos tres años”, señaló el británico, que visitó el lugar en 2023.
Esa referencia a Bucha no fue menor. La localidad, símbolo de las atrocidades cometidas por las tropas rusas durante los primeros meses de la invasión, se ha convertido en un lugar de memoria para Ucrania y sus aliados. En marzo de 2022, tras la retirada del ejército ruso, se hallaron cientos de cadáveres de civiles en las calles, muchos con signos de tortura o ejecuciones sumarias. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y fueron determinantes para que varios países occidentales comenzaran a hablar de crímenes de guerra.

Desde entonces, Reino Unido ha apoyado las investigaciones impulsadas por la Corte Penal Internacional y otros organismos independientes para identificar a los responsables de esas masacres. En 2023, el entonces líder opositor Keir Starmer visitó Bucha en calidad de observador político, y ya entonces había prometido que, de llegar al poder, su gobierno reforzaría el compromiso británico con Ucrania no solo en términos militares, sino también judiciales.
Ahora, ya como primer ministro, Starmer parece dispuesto a cumplir esa promesa. La reunión entre mandos militares de Reino Unido, Francia y Ucrania no solo apunta a coordinar un eventual despliegue de supervisión internacional en caso de alto el fuego, sino también a establecer mecanismos de verificación que incluyan el respeto a los derechos humanos en los territorios afectados por la ocupación rusa. La cuestión de la justicia, insisten fuentes británicas, será central en cualquier negociación futura.
Mientras tanto, en Ucrania, el tercer aniversario de la tragedia en Bucha se vivió con una mezcla de duelo y determinación. Zelensky reiteró que su país no aceptará ningún acuerdo que implique la impunidad de los crímenes cometidos desde 2022. En sus palabras, la memoria de las víctimas y el reclamo de sus familiares son “líneas rojas” para cualquier salida diplomática. Starmer respaldó esa posición y aseguró que la reconstrucción del país debe ir de la mano con la rendición de cuentas.
En un contexto donde las iniciativas diplomáticas se multiplican —ya sea desde Washington, Bruselas o París—, Londres intenta reforzar su rol como aliado estratégico de Kiev. Para Starmer, que busca consolidar su liderazgo en política exterior tras el Brexit, el conflicto en Ucrania representa también una oportunidad para reposicionar a Reino Unido como actor relevante en la seguridad europea. Y para Ucrania, la participación británica en cualquier mecanismo de garantía puede ser una señal de que, incluso en tiempos inciertos, algunas promesas todavía cuentan.
(Con información de EFE)