
Mientras siguen las conversaciones de paz en el plano diplomático, Ucrania presiona en el campo de batalla para debilitar lo más posible a Rusia y sacar cualquier ventaja posible de cara a un acuerdo futuro.
Esta semana, blogueros militares y plataformas especializadas en la guerra confirmaron que los oficiales ucranianos habían conseguido irrumpir en una segunda región rusa, Bélgorod, obligando así al Kremlin a redefinir su estrategia bélica.
Según DeepState, las operaciones se centran en las localidades de Demidovka y Popovka, y abarcan unos 13 kilómetros cuadrados, mientras que el Instituto para el Estudio de la Guerra estadounidense señaló que el alcance podría ser bastante mayor y los ataques se habrían concentrado a lo largo de una franja fronteriza, limitada por el sur, por la localidad de Prilesie.

Precisamente, se informó de maniobras sobre infraestructuras clave, como dos puentes cerca de la zona de combate, cuya destrucción dificulta las cadenas de logísticas del enemigo.
Para estas maniobras, se cree que Kiev desplegó pequeños grupos de infantería, apoyados ocasionalmente por vehículos de combate blindados y equipamiento de ingeniería, gracias a los que lograron romper la barrera de defensa enemiga.
“Esto les permite operar bajo la protección de su artillería y de los drones kamikaze posicionados en la parte ucraniana de la frontera”, explicó el analista militar Oleksandr Kovalenko.
Sin embargo, las estimaciones de los expertos sugieren que esta ofensiva será de menor escala que la lanzada sobre Kursk el verano pasado y buscará limitar el éxito de Rusia en sus intentos por tomar Sumi, aunque ya supera intentos anteriores de avanzar sobre esta misma zona.
“Las fuerzas ucranianas no entrarán más para evitar los retos logísticos que, finalmente, socavaron la operación de Kursk”, sumó el experto, que consideró posible la creación de un “cordón sanitario” de entre cinco y diez kilómetros en suelo ruso para alejar al enemigo de su país.
Desde las Fuerzas Armadas ucranianas no han confirmado la información sobre esta incursión -posiblemente por cuestiones de seguridad- aunque, este jueves, el grupo Requiem, de las Fuerzas de Operaciones Especiales, publicó un video en el que se aprecian ataques con drones sobre un puesto de infantería ruso, cuatro sistemas de lanzacohetes múltiples BM-21 Grad, cinco cohetes, dos tanques y demás equipos esperando a ser reparados en Bélgorod.

También, el pasado 18 de marzo, Andrii Kovalenko, funcionario del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, había sugerido que las tropas podrían “neutralizar amenazas” del enemigo en la frontera, aunque no brindó mayores detalles al respecto.
El Kremlin tampoco se ha pronunciado al respecto pero sí ordenó de inmediato redefinir su estrategia en el campo de batalla, iniciando por movilizar nuevas unidades a este frente para tratar de contener la situación.

“El mando ruso no tiene otro remedio que redireccionar algunas de sus reservas (de Donetsk y Kharkiv) a este nuevo frente”, sostuvo el analista Kovalenko, que advirtió que, de no revertir esta situación con rapidez, Putin se verá perjudicado en los diálogos con Estados Unidos.
“Rusia difícilmente pueda dar a nadie ultimátums creíbles mientras sus fuerzas siguen fracasando a la hora de impedir otra operación más en su propio territorio”, dijo.
(Con información de EFE y Reuters)