Durante los cuarenta y tantos minutos que duró el encuentro virtual de Ilana Gritzewsky con los periodistas, siempre se le vio afligida. No hubo, ni siquiera, un bosquejo de sonrisa. Habló despacio, como si cada palabra tuviera que atravesar escombros, esos mismos que la mantuvieron encerrada durante semanas en Gaza. Aunque fue liberada tras 55 días de cautiverio en la Franja de Gaza en noviembre de 2023, su voz no salió del todo. “Desde que fui liberada no he tenido días ni noches”, dijo, sin un atisbo de esperanza en el rostro. “Mi alma sigue ahí, en ese momento, en el túnel”.
Capturada el 7 de octubre de 2023 en el kibutz Nir Oz, cerca de la frontera con Gaza, Gritzewsky fue una de las más de 250 personas secuestradas por Hamas. Fue liberada durante el primer acuerdo, pero su pareja, Matan Zangauker, continúa secuestrado. Han pasado más de 550 días. “Fue muy difícil tratarme o hacer rehabilitación cuando la persona con la que debía hacerlo sigue secuestrada”.
Dice que su mente sigue allá abajo, con él, con sus amigos. “Es ir al refrigerador y saber que la persona que está conmigo no tiene qué comer. Es ir al baño sin saber que él no tiene las mismas comodidades, que sigue en ese infierno”. La culpa, afirma, no la deja avanzar. “No puedo salir a rehabilitación mientras ellos no puedan, mientras tenga que cargar la culpa de por qué yo sí y ellos no”.

“Que ellos estén aquí es lo único que queremos, es lo único que pedimos. Que los secuestrados regresen a casa”, comentó como quien lanza una señal de auxilio.
Gritzewsky narró que durante su secuestro fue abusada física y sexualmente. “El 7 de octubre, mientras me estaba llevando el terrorista, empezó a tocarme debajo de la playera y en ese momento me desmayé”, afirmó. Agregó que durante el ataque sufrió una fractura de mandíbula y una dislocación de cadera. “Me desperté medio desnuda con terroristas a mi alrededor. Uno me abrazaba y me decía que nos íbamos a casar mientras me apuntaba con armas y me hacía jugar con ella”.
Durante el cautiverio, estuvo retenida en casas, hospitales y túneles. Según su testimonio, fue interrogada a mitad de la noche y perdió 11 kilos. “Eres una marioneta para ellos, no tienes derechos humanos, te dicen todo cuanto tienes que hacer: cuándo vas al baño, cuándo hablas, cuándo callas, cuándo duermes”.
Confesó que había días en los que quería hacerse daño a sí misma: “prefería pegarme la cabeza contra el lavamanos a seguir viviendo con ellos”.
También abordó los abusos sexuales sufridos por otros rehenes: “Sé que los abusos sexuales no son solo contra mujeres, sino también contra los hombres. No me puedo quedar callada pensando que mi novio podría estar pasando abuso sexual”. Cuestionó que existan personas que nieguen estas violencias: “Me duele que algunas personas crean que lo que nosotros contamos son mentiras. Lamento que se ponga en duda nuestra versión solo por ser judías”.

Gritzewsky pidió a la comunidad internacional y al gobierno de Israel priorizar un acuerdo que permita el retorno de todos los rehenes. “No me voy a callar hasta conseguir mi meta. Estoy aquí para contar lo que yo sé. El que siga callando es cómplice de terrorismo”.
Al describir los túneles de Hamas, relató: “En los túneles no hay aire, es ancho, corrido, de repente no puedes caminar, hay humedad, tierra sucia, hay cuartos muy chiquitos. No hay luz, no hay higiene. Es una cueva en un bosque larga y bajo la tierra no te llega luz ni aire y nada más escuchas cómo el techo se te puede caer encima”.
Añadió que en algunos momentos fueron evacuados de edificios que estaban por ser bombardeados. “La guerra es rezar porque la próxima explosión no sea en tu lugar”.

Pidió a Israel detener la guerra y negociar el rescate: “Escuchen los gritos de los secuestrados. Hamas no se va a mover, a la guerra podemos volver. Ahorita hay que volver a los secuestrados a casa”.
Agradeció las gestiones que facilitaron su liberación y expresó su deseo de que “todos los grupos exijan los derechos básicos. Que sean liberados, vivos y los muertos sean regresados para un entierro digno”.
“Mi alma sigue ahí, en ese momento, en el túnel”, dijo. “Espero poder reconstruir la vida con él, pero el secuestro te cambia la vida. No sé si vamos a poder estar en la misma línea en la que estábamos juntos”.