El mundo entró en un creciente conflicto comercial por la aplicación de barreras proteccionistas no vistas en décadas

Las nuevas medidas arancelarias impulsadas por grandes economías están transformando las relaciones de negocios y alterando el equilibrio internacional

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Los aranceles aumentan, reviviendo tensiones
Los aranceles aumentan, reviviendo tensiones económicas históricas (REUTERS/ARCHIVO)

Las barreras al comercio abierto están aumentando en todo el mundo a una velocidad sin precedentes en décadas, lo que marca una aceleración del proteccionismo que recuerda a la ola de aislamiento económico de los años 30, cuando las principales potencias respondieron a la crisis con aranceles cada vez más altos. En la actualidad, Estados Unidos, China y sus socios comerciales más cercanos están atrapados en una espiral de medidas y contramedidas que amenaza con desestabilizar el comercio global y fragmentar décadas de integración económica.

Según The Wall Street Journal, la proliferación de aranceles impulsada por el gobierno de Donald Trump, sumada a las represalias de la Unión Europea (UE), China, Canadá y otros países, está trazando paralelismos históricos con la Ley de Aranceles Smoot-Hawley de 1930. Aquella legislación elevó las tarifas promedio de Estados Unidos a cerca del 20% y desató una respuesta en cadena de medidas proteccionistas por parte de otras potencias, lo que contribuyó a una profunda contracción del comercio internacional y agravó los efectos de la Gran Depresión.

Aunque los economistas no prevén una repetición exacta del colapso económico de los años 30, los indicios actuales apuntan a un nuevo ciclo de confrontación comercial a gran escala. Las cifras muestran que la tendencia hacia el proteccionismo se ha acelerado considerablemente. De acuerdo con datos de Global Trade Alert, al 1 de marzo de 2025, los países del G20 mantenían vigentes 4.650 restricciones a la importación —entre aranceles, cuotas, derechos antidumping y otras limitaciones—, un aumento del 75% respecto al comienzo del primer mandato de Trump en 2016 y casi diez veces más que al final de 2008.

En el caso de Estados Unidos, más del 90% de las 5.200 categorías de productos están actualmente sujetas a restricciones perjudiciales para las importaciones, frente a un 50% en el período previo a 2016. El promedio de los aranceles aplicados a bienes importados ha alcanzado el 8,4%, un nivel no registrado desde 1946, según el Tax Foundation. The Wall Street Journal informa que si Trump ejecuta todas sus amenazas arancelarias pendientes, la tasa promedio podría subir hasta un 18%, lo que representaría el nivel más alto en 90 años.

La ofensiva comercial de Trump, que ha centrado sus ataques en países como China, México, Vietnam y la UE, se ha fundamentado en su promesa de reducir los déficits comerciales estadounidenses y de revitalizar la industria manufacturera nacional. Recientemente, el mandatario anunció que a partir del 2 de abril presentará un nuevo plan de aranceles “recíprocos”, vinculados a los obstáculos fiscales, regulatorios y arancelarios que enfrentan los productos estadounidenses en el extranjero.

La presidenta de México, Claudia
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha sostenido varias conversaciones con Trump por los ajustes arancelarios (EFE/ARCHIVO)

Entre las medidas más destacadas ya impuestas se incluyen tarifas del 25% a productos provenientes de México y Canadá, así como un arancel del 20% a las importaciones chinas. Las autoridades de China han respondido con gravámenes sobre productos agrícolas estadounidenses como la soja, además de otras represalias. En tanto, la Unión Europea anunció aranceles del 50% sobre motocicletas y whisky estadounidenses, que entrarán en vigor el 1 de abril.

Este nuevo escenario ha desencadenado una cascada de acciones proteccionistas fuera del eje directo Washington-Beijing. Países como Corea del Sur y Vietnam impusieron en febrero fuertes penalizaciones a las importaciones de acero chino, tras denuncias de la industria local por competencia desleal. México inició una investigación antidumping contra productos químicos y láminas plásticas chinas, mientras que Indonesia prepara nuevos aranceles sobre el nylon para empaques procedente de China y otras economías.

Incluso Rusia, pese a su cercanía política con Beijing, ha adoptado medidas contra el ingreso de automóviles chinos. En las últimas semanas incrementó el impuesto a la disposición de vehículos importados, encareciendo así su costo. Antes de la invasión a Ucrania en 2022, los automóviles chinos representaban menos del 10% del mercado ruso. Actualmente, superan el 50% de las unidades vendidas.

El creciente cierre de fronteras comerciales está teniendo efectos en cascada tanto en lo económico como en lo institucional. La Organización Mundial del Comercio (OMC), creada en 1995 como sucesora del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) de 1947, ha perdido buena parte de su influencia. Washington ha bloqueado desde 2019 la designación de jueces al órgano de apelaciones del organismo, lo que ha paralizado su función de árbitro multilateral.

El director de política comercial de Cornell University y ex funcionario del Fondo Monetario Internacional, Eswar Prasad, declaró a The Wall Street Journal que “parece que estamos al borde de una guerra comercial mucho más amplia, si no total. En este nuevo entorno hostil, cada país actúa por su cuenta”.

China también prometió represalias contra
China también prometió represalias contra los aranceles impuestos por Washington (Imagen: Shutterstock)

Los efectos ya se sienten en distintos sectores. En Estados Unidos, los indicadores de confianza del consumidor han descendido, las bolsas han experimentado caídas y las intenciones de inversión empresarial muestran señales de debilitamiento. El fabricante alemán BMW estimó pérdidas por 1.000 millones de euros (aproximadamente 1.100 millones de dólares) debido a los aranceles estadounidenses sobre acero importado y productos mexicanos, así como por los gravámenes europeos sobre vehículos eléctricos procedentes de China. “Si se exagera con los aranceles, se genera una espiral negativa para todos los participantes del mercado”, declaró su director ejecutivo, Oliver Zipse.

Por su parte, Fitch Ratings advirtió que el crecimiento económico mundial podría ralentizarse hasta el 2,4% este año, frente al 2,9% registrado en 2024, como consecuencia directa del agravamiento del conflicto comercial liderado por Estados Unidos.

Más allá de los impactos inmediatos, los analistas señalan un cambio estructural en la lógica del comercio internacional. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el mundo está comenzando a fragmentarse en bloques geopolíticos, con capitales y flujos comerciales cada vez más concentrados entre aliados estratégicos. Esta tendencia se refuerza con la intención de varios gobiernos occidentales de proteger sectores considerados estratégicos, como la fabricación de semiconductores, vehículos eléctricos y tecnologías verdes, frente a la competencia china.

La invasión rusa a Ucrania y las tensiones transatlánticas también han reforzado la idea de autosuficiencia económica. “La narrativa de los años 90 era que la integración hacía a Europa y Estados Unidos más fuertes y que los desafíos globales se enfrentarían de forma conjunta. Eso ya no existe”, afirmó Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics.

En 2025, las limitaciones de
En 2025, las limitaciones de importación en países G20 alcanzaron niveles récord (REUTERS/ARCHIVO)

Recuperar el nivel de apertura comercial que existía hace una década parece cada vez más improbable. El portavoz de la OMC, Ismaila Dieng, indicó que los países miembros continúan resolviendo disputas por otros canales, mientras que la directora general, Ngozi Okonjo-Iweala, aseguró que la organización fue creada precisamente para gestionar crisis como esta y evitar una escalada de tensiones.

Pero los antecedentes históricos muestran que desmantelar barreras comerciales una vez instauradas es una tarea difícil. “Cada restricción al comercio es una ficha de negociación, por eso nadie quiere desarmarse unilateralmente”, explicó Douglas Irwin, profesor de economía en Dartmouth College y autor de una historia de la política comercial de EEUU. Con el añadido de rivalidades geopolíticas, prioridades domésticas y políticas industriales agresivas, las posibilidades de revertir el actual fervor proteccionista son escasas.

*Lea el artículo completo del Wall Street Journal haciendo clic aquí