
Alexander Lukashenko asumió este martes su séptimo mandato como presidente de Bielorrusia, tras jurar el cargo en una ceremonia oficial celebrada en el Palacio de la Independencia de Minsk. El acto, al que asistieron altos funcionarios del Gobierno e invitados seleccionados, marca la continuidad de un liderazgo iniciado hace más de tres décadas, en 1994, y fuertemente cuestionado por la oposición y organizaciones internacionales.
Durante el evento, Lukashenko, de 70 años, prometió ser “fiel al pueblo” y proteger los derechos y libertades de la ciudadanía, según informó la agencia estatal BelTA. “Bielorrusia ha vuelto a elegir la independencia y un futuro con confianza”, afirmó el mandatario tras recibir el certificado presidencial de manos de Igor Karpenko, presidente de la Comisión Electoral Central.
Además, afirmó que no permitirá que “nadie borre la huella del pueblo bielorruso en la Historia”. También lanzó críticas a sus detractores, señalando que “Bielorrusia se ha vuelto cada vez más fuerte a pesar de los que han vendido su patria por un par de préstamos en 2020”. En un tono irónico, añadió: “La mitad del mundo sueña con nuestra ‘dictadura’, la dictadura de los verdaderos negocios y de los intereses de nuestro pueblo”.
“No tienen ni tendrán apoyo público; no tienen futuro”, declaró. “Tenemos más democracia que quienes se presentan como sus modelos”.

La reelección de Lukashenko, con un 87% de los votos según la comisión electoral, ha sido tachada de ilegítima por los principales sectores opositores. Los comicios del 26 de enero fueron denunciados como una farsa por sus críticos, que subrayaron la ausencia de competencia real. Cuatro candidatos simbólicos que figuraban en la papeleta elogiaron abiertamente al actual jefe de Estado durante la campaña.
En paralelo a la investidura, centenares de opositores en el exilio se manifestaron en varias ciudades para conmemorar el aniversario de la efímera independencia de Bielorrusia en 1918, tras el colapso del Imperio ruso. Las protestas coincidieron con renovadas denuncias de represión y violaciones de derechos humanos dentro del país.
Desde las protestas masivas de 2020 tras unas elecciones igualmente disputadas, el Gobierno bielorruso ha intensificado su represión. Más de 65.000 personas fueron detenidas, miles resultaron golpeadas por la policía, y medios independientes y organizaciones no gubernamentales fueron clausurados. Según organizaciones de derechos humanos como Viasna, en la actualidad hay más de 1.200 presos políticos, entre ellos el premio Nobel de la Paz Ales Bialiatski, fundador de dicho centro.

“Las elecciones se celebraron en medio de una profunda crisis de derechos humanos, en un clima de miedo absoluto causado por la represión contra la sociedad civil, los medios de comunicación independientes, la oposición y la disidencia”, afirmaron en un comunicado conjunto Viasna y otras diez organizaciones locales, que calificaron de ilegítimo el control del poder por parte de Lukashenko.
El presidente bielorruso ha consolidado su permanencia en el poder con el apoyo político y económico del Kremlin. Tras las protestas de 2020, Vladimir Putin respaldó al mandatario, y desde entonces Bielorrusia ha profundizado su alineamiento con Moscú. Lukashenko permitió que Rusia utilizara territorio bielorruso para lanzar la invasión a Ucrania en febrero de 2022 y ha alojado armas nucleares tácticas rusas.
La líder opositora Sviatlana Tsikhanouskaya, exiliada tras competir contra Lukashenko en las elecciones de 2020, reiteró su compromiso con un cambio político. “Nuestro objetivo es romper con la ocupación rusa y la tiranía de Lukashenko, y devolver a Bielorrusia a la familia europea de naciones”, declaró en un discurso ante el parlamento de Lituania.

Algunos analistas como Valery Karbalevich, observan que el presidente podría estar explorando vías para recomponer sus relaciones exteriores. “Lukashenko ya ha estado enviando señales a Occidente sobre su disposición a iniciar un diálogo y su deseo de normalizar las relaciones para aliviar la dependencia total del Kremlin y suavizar las sanciones occidentales durante su séptimo mandato”, sostuvo el experto.
(Con información de Europa Press/AP)