La embajadora de Finlandia en Argentina explicó por qué, por octavo año consecutivo, su país es el más feliz del mundo

Finlandia, una nación de apenas 5,5 millones de habitantes, se ha consolidado nuevamente como el país más feliz del mundo, según el World Happiness Report 2025, y lidera este ranking por octavo año consecutivo. Este informe, respaldado por las Naciones Unidas, mide aspectos como el PIB per cápita, la esperanza de vida, el apoyo social y la percepción de libertad, entre otros.

El puntaje promedio obtenido por el país nórdico en este informe, de 7,736 en una escala de 10, subraya la percepción positiva que sus habitantes tienen sobre su calidad de vida.

Nicola Lindertz, embajadora finlandesa en Argentina, recibió a Infobae en la sede de la casa diplomática, en Buenos Aires, para abordar las conclusiones de este informe, y otros temas. Según comentó, el concepto de felicidad en el modelo finlandés no está ligado a una “alegría efusiva” diaria, sino a una “satisfacción con la vida que tiene que ver con la previsibilidad y la posibilidad de avanzar tranquilamente”. Este enfoque combina la estabilidad institucional, una baja desigualdad de ingresos y una fuerte confianza en las instituciones.

Todo esto, apuntó, conforma lo que en su país llaman “infraestructura de la felicidad”.

Asimismo, la diplomática explicó que una característica fundamental del llamado “modelo nórdico” es su capacidad de equilibrar una economía de mercado con un robusto sistema de apoyo social: “Hemos logrado unir el apoyo social a una economía de mercado, así que la gente va a trabajar, y si uno pierde su trabajo, hay una red de apoyo social o de desempleo. Entonces eso también da tranquilidad”.

“No hay tanta diferencia en ingresos, así que cada uno puede tener la sensación de poder avanzar en su vida y hacerlo tranquilamente”, agregó.

En ese sentido, también destacó el nivel educativo en su país, ámbito en el que suele destacarse a nivel internacional siendo un modelo a seguir. “La educación es un valor igualitario muy fuerte en la sociedad finlandesa, al igual que la política de estado”.

El informe también resalta la coexistencia de políticas estables y sistemas políticos moderados en Finlandia. Al respecto, Lindertz enfatizó que los gobiernos de coalición en su país suelen evitar políticas extremistas, impulsando reformas que trascienden los ciclos políticos y fortalecen la cohesión pública: “Eso trae la política más al centro porque si tienes una coalición no puedes hacer cosas que varíen de un extremo al otro”, afirmó.

La embajadora aseguró que tanto el Gobierno como el arco político en general “le dan valor” a este tipo de reportes, pero siempre con un objetivo principal: “Buscar cuáles son los factores e intentar reforzarlos”. “Pienso que en los momentos que corren es muy importante destacar el valor que la gente le da a la democracia, a las instituciones, y mantener esto”, aseveró.

Si bien Finlandia encabeza el ranking, otros países nórdicos, como Dinamarca, Islandia y Suecia, también se encuentran en los primeros lugares. Y no es casualidad. Estas naciones comparten sistemas muy similares, lo que evidencia, según Lindertz, una estrecha cooperación entre ellas.

“La cooperación nórdica es una de las más antiguas y estrechas en el mundo moderno”, señaló la embajadora, quien reconoció que existe interés internacional en replicar aspectos de este modelo, aunque los contextos sociales y políticos varían significativamente entre regiones.

América Latina ha sido uno de los focos de intercambio para Finlandia, particularmente en temas educativos. Lindertz mencionó que delegaciones internacionales visitan a menudo su país para entender su sistema educativo y aplicar algunos elementos adaptados a sus propias realidades. Sobre este aspecto, destacó: “Siempre estamos dispuestos a compartir nuestras miradas, pero claro, los contextos son distintos”.

A fines del siglo pasado Finlandia atravesaba un período particularmente difícil. Las tasas de suicidio figuraban entre las más altas del mundo, al punto de que en 1990 alcanzó su punto máximo, con más de 30 muertes por cada 100.000 habitantes.

Las autoridades respondieron implementando una estrategia nacional integral, con el foco puesto en la educación de los trabajadores de la salud, que permitió reducir la tasa más de la mitad: casi 13 muertes por cada 100.000 habitantes.

Lindertz comentó que el enfoque finlandés para abordar estos problemas se basa en discutirlos abiertamente y ejecutar medidas concretas: “La gente siente que sus problemas se toman en serio y que hay medidas, y eso tal vez les da más tranquilidad y felicidad”, reflexionó la embajadora.

En el World Happiness Report, los finlandeses, por su parte, atribuyen parte de su felicidad a la capacidad de adaptación ante adversidades o cambios imprevistos. La resiliencia se ha convertido en una cualidad central, de acuerdo a lo manifestado por la embajadora en Argentina: “Aunque el entorno internacional es volátil, la confianza, transparencia y libertad permiten a la gente construir su vida sin temor”.

En particular, Finlandia se caracteriza por su capacidad para preparar a sus ciudadanos frente a desafíos externos actuales: desde una guerra hasta un fenómeno climático.

El informe y otras estadísticas relacionadas apuntan a diferentes indicadores que posicionan a Finlandia como líder. Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB per cápita finlandés, ajustado por paridad de poder adquisitivo, alcanza los 67,070 dólares (aproximadamente 63,000 euros), muy por encima de varios países latinoamericanos como Uruguay o Chile. Además, en términos de “esperanza de vida”, Finlandia mantiene unos promedios de 82 años, un año más que la media de la OCDE, según el Índice para una Vida Mejor.

Otro dato revelador es que el 91% de los adultos de 25 a 64 años han completado la educación secundaria superior, mientras que el promedio de la OCDE ronda el 79%. A esto se suman altos índices de satisfacción con la calidad del agua (97%) y niveles de empleo del 72%, superiores al promedio global.

Entre las experiencias más singulares que Finlandia ofrece se encuentran alojamientos en iglús transparentes, permitiendo a los visitantes contemplar las auroras boreales, así como recorridos hacia la casa de Papá Noel, ubicada en el círculo polar ártico. Estas propuestas, sumadas a los frondosos bosques y lagos, entre otros, consolidan al país como un destacado destino turístico de nivel internacional.

Y desde hace ocho años se suma a la lista la distinción de ser el país más feliz del mundo. Como destacó Lindertz, “ahora se convierte como una marca, y la gente quiere ver de qué se trata”. Además, el país busca atraer talentos y científicos internacionales, ya que enfrenta desafíos demográficos derivados de una población envejecida.

Al mismo tiempo, la cultura finlandesa muestra un interés particular por América Latina, especialmente en aspectos como la música, el baile y el idioma español. Según la embajadora, “Finlandia tiene un interés histórico hacia el tango, algo que ya tenemos desde hace muchas décadas”, lo cual refleja una conexión cultural inesperada entre ambas regiones.

Para el académico Jeffrey D. Sachs, presidente de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la clave de la felicidad radica en valores inmateriales como la confianza y la conexión social.

Sachs señaló al World Happiness Report: “Nos corresponde, como ciudadanos, traducir esta verdad vital en acciones positivas”.

Finlandia, a través de su modelo inclusivo, estable y colaborativo, ha demostrado que no se trata solo de arreglo financiero, sino de construir una sociedad donde las circunstancias permitan prosperar a todos sus habitantes. Ahora, el desafío será mantener este liderazgo en medio de un entorno internacional cambiante.