El Ministerio de Defensa de Taiwán anunció este miércoles que sus próximos ejercicios militares anuales, previstos para el verano, incluirán la simulación de una invasión china. Asimismo, la cartera definió duplicar la duración de estas prácticas, extendiéndose así durante diez días, en un intento por reforzar sus capacidades de ataque y defensa.
Si bien hasta el momento las autoridades de la isla no habían manifestado de una forma tan clara la posibilidad de un ataque por parte del gigante asiático, en esta oportunidad lo hicieron dado que sus previsiones se sitúan para 2027 y, por tanto, los ejercicios deben enfocarse en “un calendario de a uno o dos años” en el futuro.
A la par, el cambio se produjo en medio de las crecientes amenazas de Beijing sobre el territorio que reclama como propio, que incluyeron este domingo y lunes la incursión de más de 40 aviones y embarcaciones militares en su espacio aéreo y aguas nacionales.

En total, Beijing movilizó 59 aviones no tripulados y barcos, de los cuales 43 entraron en la zona de identificación de defensa aérea de Taiwán, lo que obligó a una respuesta de las Fuerzas Armadas nacionales.
“Los aviones han entrado en zonas sensibles del norte, centro y suroeste y han puesto en marcha maniobras de entrenamiento junto a varios buques de la Armada”, informó la isla en un comunicado.
Su presencia, sin embargo, solo tuvo por objetivo intimidar a los taiwaneses ya que no se produjeron confrontaciones.
Normalmente, China ordena este tipo de acciones en señal de respuesta a alguna declaración tanto de Taipéi como de alguno de los aliados, en respaldo de su independencia.
En esta oportunidad, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Mao Ning, dijo que los ejercicios habían sido en “respuesta resuelta a la connivencia y el apoyo extranjero a la independencia de Taiwán, y una seria advertencia a las fuerzas separatistas taiwanesas”.

En particular, agregó, China condenó que “Estados Unidos eliminara la expresión literal que reflejaba el principio de una sola China“.
Otra de las acciones que pudo desatar el enojo de Beijing en esta ocasión fueron las declaraciones de la pasada semana del presidente William Lai, en las que dijo que la ley taiwanesa califica a la China continental como una “fuerza hostil extranjera” y sumó que su gabinete estaba trabajando en medidas concretas para prevenir la subversión china a través de la prensa.
(Con información de Europa Press)