
El gobierno del Reino Unido expulsó este miércoles a un diplomático ruso de su Embajada en Londres y a su pareja, luego de que el Kremlin ordenara este lunes revocar las acreditaciones de dos funcionarios de la sede diplomática británica en Moscú.
La medida fue comunicada por el Ministro de Exteriores británico al Embajador ruso en el país y se dio netamente en forma de respuesta a lo que Londres consideró una “campaña de acoso cada vez más agresiva y coordinada” contra sus empleados en Rusia, que tiene por objetivo final “llevar a la Embajada británica en Moscú hacia el cierre y no tiene en cuenta el peligroso impacto que esto podría tener en la escalada de violencia”.
“Las acusaciones contra estos individuos son completamente falsas e inventadas para justificar su creciente acoso. El Reino Unido no tolerará la intimidación de personas de la Embajada británica ni de sus familias”, insistió el Ministerio, que señaló -sin embargo- que de no producirse una escalada por la contraparte, este sería el “punto final de este incidente”.

“Cualquier otra acción por parte de Rusia se considerará una escalada y se responderá como corresponde”, advirtió la Cancillería antes de llamar al Kremlin a rebajar las tensiones y retomar el diálogo.
“A pesar de las extremadamente difíciles relaciones bilaterales causadas por la invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia y la prolongada campaña de acciones hostiles contra el Reino Unido, el Gobierno británico considera importante mantener los canales de comunicación diplomáticos y nuestras respectivas misiones diplomáticas”, agregaron desde la cartera.
Este lunes, el Kremlin anunció que había definido la expulsión de dos diplomáticos británicos, empleados de la Embajada en Moscú, en un lapso máximo de dos semanas, por lo que señaló como supuestas acciones de espionaje. Precisamente, el Servicio Federal de Seguridad -FSB- acusó a los sujetos de haber proporcionado datos falsos al solicitar sus permisos de ingreso a Rusia, así como de haber participado en actividades de inteligencia y subversivas, que amenazaban la seguridad nacional.
No obstante, no presentó pruebas de nada de ello.
“Moscú no tolerará las actividades de funcionarios de inteligencia británicos no declarados en territorio ruso”, dijo entonces el Gobierno de Vladimir Putin.

Sin embargo, el Ministerio de Exteriores de Londres tomó distancia de estas acusaciones y aseguró que se trata de una estrategia de la contraparte para tensar las relaciones y conducir al cierre de la sede diplomática en el país. Este tipo de acciones se intensificaron desde el inicio de la guerra en Ucrania, en febrero de 2022, que llevó a los europeos a tomar represalias contra el Kremlin.
“Esta no es la primera vez que Rusia hace acusaciones maliciosas y sin fundamento contra nuestro personal”, aseguraron.
Sin ir más lejos, a finales de noviembre las autoridades rusas ya habían ordenado a otro diplomático británico que abandonara el país, también bajo supuestas acusaciones de espionaje y el empleo de datos personales falsos a la hora de solicitar su permiso de entrada.
“El FSB, en una operación de contrainteligencia, detectó labores de inteligencia del Reino Unido bajo la cobertura de su Embajada en Moscú y, por este motivo, se decidió retirar la acreditación a Wilkes Edward Pryor”, apuntaron entonces.
(Con información de Europa Press)