El ex presidente Rodrigo Duterte, arrestado este martes en Filipinas por orden de la Corte Penal Internacional (CPI), dejó un legado marcado por su violenta retórica y su polémica guerra contra las drogas.
A lo largo de su mandato (2016-2022), Duterte hizo declaraciones que justificaban los asesinatos extrajudiciales y el uso de la fuerza letal contra presuntos narcotraficantes y consumidores.
Duterte, de 79 años, enfrenta cargos por crímenes contra la humanidad debido a una campaña de seguridad que, según cifras oficiales, dejó 6.000 muertos. No obstante, organizaciones de derechos humanos estiman que la cifra real oscila entre 12.000 y 30.000, con miles de víctimas de escuadrones de la muerte en comunidades pobres.
A lo largo de su carrera política, el ex mandatario utilizó un discurso agresivo que desafiaba las normas internacionales de derechos humanos. A continuación, algunas de sus frases más controvertidas sobre la represión antidrogas:
“Cuando sea presidente, ordenaré a la policía y al ejército que encuentren a esta gente y los maten”
(16 de marzo de 2016 | En campaña presidencial)
Durante su carrera hacia la presidencia, Duterte prometió erradicar las drogas en el país con medidas extremas. En un mitin electoral, aseguró que su política resultaría en una demanda para las funerarias.

“Si conocen a algún adicto, vayan y mátenlo ustedes mismos. Hacer que sus padres lo hagan sería demasiado doloroso”
(30 de junio de 2016 | Horas después de asumir la presidencia)
En su primer día en el cargo, Duterte visitó un barrio pobre en Manila y alentó a la población a tomar la justicia por sus propias manos contra los consumidores de drogas.
“Esta campaña de disparar a matar se mantendrá hasta el último día de mi mandato. No me importan los derechos humanos, créanme”
(6 de agosto de 2016 | Al acercarse a 1.000 muertos en la guerra antidrogas)
Duterte reafirmó que su campaña de “disparen a matar” continuaría hasta el final de su mandato, desestimando cualquier crítica sobre violaciones a los derechos humanos.
“Me encantaría matarlos”
(30 de septiembre de 2016)
Duterte afirmó que, si en Filipinas había tres millones de adictos, él “estaría feliz” de matarlos, comparando su política con el Holocausto. Un año después, declaró que la cifra de adictos había crecido a cuatro millones.

“Solía hacerlo (matar) personalmente para mostrarles a los chicos que si yo podía, ellos también”
(12 de diciembre de 2016 | Sobre su tiempo como alcalde de Davao)
Duterte afirmó que, durante su gestión como alcalde de Davao, asesinó a sospechosos de delitos con sus propias manos para motivar a las fuerzas de seguridad a hacer lo mismo.
“Si cometes corrupción, te llevaré en helicóptero a Manila y te lanzaré desde ahí. Ya lo hice antes, ¿por qué no hacerlo otra vez?”
(27 de diciembre de 2016 | Dirigiéndose a sobrevivientes de un tifón)
Duterte relató que había arrojado a un hombre desde un helicóptero como castigo por corrupción y amenazó con repetirlo.
“¿Quieren asustarme amenazándome con enviarme a prisión? ¿A la Corte Penal Internacional? ¡Qué tontería!”
(28 de noviembre de 2016 | Desafiando a la CPI)
En respuesta a las advertencias de la fiscal de la CPI Fatou Bensouda, que alertaba sobre la posible responsabilidad penal de Duterte por incitación a la violencia masiva, el mandatario descartó cualquier temor a la justicia internacional.

“No me importa ser procesado en la CPI. Adelante. Sería un honor ir a prisión por mi país”
(20 de septiembre de 2017 | Minimizando su posible enjuiciamiento)
Duterte insistió en que no le preocupaba una posible condena por crímenes de lesa humanidad, afirmando que estaría dispuesto a morir por su país.
Impacto de sus declaraciones y el futuro judicial de Duterte
Las declaraciones de Duterte fueron clave para la Corte Penal Internacional, que considera que su retórica no solo incitó la violencia, sino que justificó y alentó el uso de la fuerza letal contra sospechosos de delitos relacionados con drogas.
Ahora, Duterte enfrenta un futuro incierto tras su arresto en Manila. La CPI busca su extradición a La Haya, pero el gobierno del presidente Ferdinand Marcos Jr. aún no ha confirmado si lo entregará a la justicia internacional.
Mientras tanto, las reacciones dentro de Filipinas están divididas. Organizaciones de derechos humanos y opositores celebran su detención, mientras que sus seguidores denuncian una persecución política y han convocado protestas en su defensa.
Duterte, quien planeaba postularse nuevamente como alcalde de Davao en 2025, podría enfrentar una condena a cadena perpetua si la CPI lo encuentra culpable de crímenes contra la humanidad.
(Con información de AFP)