En 2019, cuando Donald Trump, entonces en su primer mandato como presidente de Estados Unidos, planteó la posibilidad de comprar Groenlandia, la idea fue tomada como una broma. Sin embargo, en la actualidad, el tema se considera con mayor seriedad.
Su renovado interés en el territorio autónomo danés forma parte de una estrategia de política exterior más agresiva, que también incluye exigencias a Ucrania sobre sus recursos minerales, amenazas sobre el Canal de Panamá y sugerencias de anexar Canadá como el estado número 51 de la Unión.
Tras la Guerra Fría, el Ártico fue principalmente una región de cooperación internacional. No obstante, factores como el cambio climático, la escasez de recursos y las crecientes disputas globales, especialmente después de la invasión rusa de Ucrania, han reavivado la competencia en la zona.
Groenlandia, con su ubicación estratégica y sus abundantes recursos naturales, ha cobrado especial importancia a nivel internacional: “Groenlandia, situada en la encrucijada entre América del Norte, Europa y Asia y con un enorme potencial de recursos, adquirirá cada vez mayor importancia estratégica, y todas las potencias, grandes y pequeñas, intentarán cortejarla. Hay muchas ganas de ir un paso más allá y comprarla”, advirtió Dwayne Menezes, director general de la Iniciativa de Investigación y Política Polar.
“Seamos claros: pronto entraremos en el Siglo Ártico, y su característica más definitoria será el ascenso meteórico de Groenlandia, su prominencia sostenida y su influencia omnipresente”, concluyó el director.
Groenlandia, un enclave estratégico en la defensa de América del Norte
Ubicada frente a la costa noreste de Canadá, con más de dos tercios de su territorio dentro del Círculo Polar Ártico, Groenlandia ocupa una posición geopolítica estratégica.
Desde la Segunda Guerra Mundial, la isla ha sido un punto estratégico para la seguridad de América del Norte. Durante el conflicto, Estados Unidos ocupó Groenlandia para evitar que cayera bajo control de la Alemania nazi y proteger las rutas de navegación en el Atlántico Norte.
Desde entonces, Washington ha mantenido presencia militar en la isla, operando la Base Espacial Pituffik (anteriormente Base Aérea Thule), una instalación crucial para la defensa contra misiles y la vigilancia espacial.
Además, Groenlandia forma parte de la brecha GIUK (Groenlandia, Islandia y Reino Unido), una zona estratégica para el monitoreo de movimientos navales rusos en el Atlántico Norte.
Recursos naturales y el cambio climático
Además, la isla posee vastos depósitos de minerales de tierras raras, esenciales para la fabricación de tecnología avanzada y la transición energética. Estos depósitos son especialmente clave para la fabricación de baterías, tecnologías solares y eólicas, además de dispositivos como computadoras y teléfonos inteligentes, fundamentales en la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles.
El Servicio Geológico de Estados Unidos también ha identificado posibles depósitos de petróleo y gas natural en alta mar.
El deshielo acelerado en el Ártico está revelando la riqueza mineral de Groenlandia y facilitando el acceso a nuevas rutas comerciales. A medida que el hielo retrocede, se están abriendo nuevas vías de navegación que podrían reducir significativamente los tiempos de tránsito entre el Atlántico Norte y el Pacífico, sin necesidad de utilizar los canales de Suez o Panamá.
Este fenómeno ha incrementado la competencia en la región, con China y Rusia buscando expandir su influencia en el Ártico. Al mismo tiempo, el acceso a minerales estratégicos en Groenlandia refuerza su importancia en la economía global y en la transición energética.
El interés de China en el Ártico
El interés de China en el Ártico ha sido creciente en los últimos años. En 2018, Beijing se declaró un “Estado cercano al Ártico” y anunció planes para construir una “Ruta de la Seda Polar”, con el objetivo de ampliar su influencia en la región. Como parte de esta estrategia, ha intentado invertir en proyectos mineros en Groenlandia, especialmente en la extracción de tierras raras.
El entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, rechazó la medida de China y dijo: “¿Queremos que el océano Ártico se transforme en un nuevo mar de China Meridional, plagado de militarización y reclamos territoriales en pugna?”
En 2021, el gobierno groenlandés bloqueó un proyecto respaldado por China debido a preocupaciones ambientales y a la prohibición de la extracción de uranio.
Groenlandia vota en medio de tensiones sobre independencia y recursos
Los ciudadanos de Groenlandia acudirán a las urnas este martes en unas elecciones parlamentarias anticipadas convocadas por el primer ministro, en un contexto de creciente debate sobre la independencia y la gestión de los recursos naturales del territorio.
Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca, cuenta con una población de aproximadamente 56.000 habitantes, en su mayoría inuit. Desde la aprobación de su estatuto de autogobierno en 2009, la isla tiene el derecho a independizarse si así lo decide su población. Las encuestas muestran un amplio respaldo a la independencia, aunque persisten diferencias sobre el momento adecuado para concretarla.
La posible injerencia extranjera sigue siendo una preocupación en el debate político, en especial por el impacto que una eventual independencia podría tener en los intereses de Washington en la región.
Otro eje central de la campaña electoral ha sido la explotación minera. Aunque la isla posee importantes reservas de minerales estratégicos, sus estrictas regulaciones ambientales han limitado el desarrollo del sector, generando un debate sobre el equilibrio entre el crecimiento económico y la protección del medioambiente.
Dinamarca mantiene el control sobre la política exterior y la defensa de Groenlandia, pero la competencia global por el Ártico ha reforzado la relevancia geopolítica de la isla. Las elecciones de este martes serán clave para definir el rumbo político de Groenlandia en los próximos años y el papel que desempeñará en el escenario internacional.
(Con información de AP)
