
Esta semana Emmanuel Macron decidió abrir un “debate estratégico” que hasta ahora no había sido necesario en Europa: el de abordar su defensa mediante la disuasión nuclear basada en su arsenal. “He decidido abrir el debate estratégico sobre la protección de nuestros aliados del continente europeo a través de nuestra disuasión nuclear”, afirmó el presidente francés en su mensaje a la nación previo a la cumbre europea que hoy reúne a todos los líderes europeos para discutir cómo alcanzar una paz en Ucrania ante la nueva posición de Estados Unidos.
La decisión de Macron de sacar a relucir su arsenal nuclear no ha gustado nada al Kremlin, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, la ha definido como una “amenaza para Rusia”. También ha definido las acusaciones de que Rusia planea atacar a países europeos como “estúpidas” y “delirantes”. “Para cualquier persona más o menos sensata, está completamente claro que Rusia no necesita esto”, ha añadido.

Submarinos ‘Le Triomphant’ y aviones Rafale
¿Pero cuál es exactamente la potencia nuclear de Francia y cómo podría usarse en caso de guerra? Según explica el Centro para el control y la no proliferación de armas, Francia mantiene una política de “advertencia final”, lo que implica la posibilidad de usar armas nucleares en defensa de sus intereses vitales. Aunque es miembro de la OTAN, su arsenal nuclear no está integrado en la estructura de mando de la Alianza.
La Federación de Científicos Estadounidenses (FAS) asegura, por su parte, que no se puede conocer con precisión el número exacto de armas en posesión de cada país, ya que es un secreto nacional. Sin embargo, estiman que Estados Unidos y Rusia poseen aproximadamente el 88% del arsenal nuclear mundial, con más de 5.000 ojivas cada uno.
Francia, que inició su programa nuclear en los años 50 y realizó su primera prueba con una bomba de plutonio el 1 de julio de 1963, ocuparía el cuarto lugar a nivel global, con un arsenal estimado de 290 ojivas nucleares, detrás de China. Es la única potencia nuclear europea después de la salida de Reino Unido, que cuenta con unas 225 armas nucleares, según datos de la FAS.

Los números coinciden con el Centro para el control de armas, que especifica que de las 290 ojivas de las que dispone Francia, 280 están desplegadas y las demás se encuentran en mantenimiento o almacenadas.
Francia dispone de una fuerza de disuasión basada en dos componentes: submarinos de misiles balísticos (Le Triomphant) y misiles de crucero ASMP con ojivas termonucleares con un alcance de 2.000 kilómetros lanzados desde aviones Rafale (40 de ellos parte de la Fuerza Aérea y 10 embarcados en portaaviones).
Cada submarino transporta hasta 16 misiles balísticos M51, con un alcance de más de 9.000 kilómetros, y cada misil puede llevar entre 5 y 6 ojivas nucleares. La clase Le Triomphant será reemplazada por los nuevos submarinos SNLE-3G en las próximas dos décadas.
De hecho, la mayoría de las ojivas están desplegadas a través de la Marina francesa, que mantiene una presencia continua en el mar a través de sus submarinos, una estrategia que garantiza, según explica el Centro para el control de armas, una capacidad segura de 'segundo ataque' en caso de un ataque nuclear.
Aunque sea el cuarto arsenal del mundo, Francia ya lo ha reducido a la mitad desde la Guerra Fría, cuando llegó a tener hasta unas 540 ojivas, según las estimaciones. Además, ha eliminado sus misiles terrestres.
Disuasión nuclear
La disuasión nuclear es una estrategia basada en la idea de que la fuerza destructiva de las armas nucleares impediría otras acciones hostiles de parte de alguna otra nación, especialmente ataques nucleares. Francia basa la suya en la noción de “suficiencia estricta”, lo que implica mantener un arsenal capaz de infligir “daños inaceptables” a un posible agresor sin necesidad de igualar las capacidades de otras potencias nucleares, pero que no tiene la capacidad de atacar todas las fuerzas nucleares desplegadas de un adversario.
La disuasión nuclear está reservada para la protección de los “intereses vitales” de Francia, cuya definición queda a criterio exclusivo del presidente de la República, en este caso de Macron, explica la Fundación para la investigación estratégica en un informe de 2019.
Aunque tradicionalmente estos intereses incluían la integridad territorial y la soberanía nacional, el concepto se ha ampliado para abarcar la seguridad de aliados europeos y ciertos compromisos internacionales. La estrategia francesa se centra en la amenaza de represalias devastadoras en caso de ataque, más que en la destrucción preventiva de las fuerzas enemigas.
Y aunque en el pasado, la doctrina estaba enfocada en atacar ciudades y centros económicos, en los últimos años ha evolucionado hacia objetivos militares y estratégicos.