La madrugada del 13 de septiembre de 2023, en el edificio de departamentos Leabank Tower, en la ciudad británica de Luton, los vecinos despertaron abruptamente con un sonido seco y demoledor.
Grazyna Karwecka, una residente del edificio, recordó en diálogo con Daily Mail, que, a eso de las cinco y cuarto de la mañana, mientras se preparaba en su baño, escuchó un grito. “Era un grito de mujer”, dijo.
“Luego hubo silencio. Y después, un ruido fuerte, como si algo pesado hubiera caído”. Ese ruido, se supo más tarde, fue el sonido de la marplatense Juliana Falcon, de 48 años, su hijo Kyle Prosper, de 16, y su hija Giselle Prosper, de 13, cayendo muertos en su propia casa.
Nicholas Prosper, de 19 años, el hijo mayor de Juliana, había apretado el gatillo de una escopeta Nikko de 12 cartuchos y había reducido a su propia familia a cuerpos inertes en el suelo del departamento, reseñó entonces Sky News, .
Según la investigación policial, Prosper disparó a quemarropa, ejecutando a cada uno de sus familiares en una secuencia que todavía deja atónitos a los detectives. Luego, abandonó la escena con la escopeta aún cargada y al menos 30 cartuchos adicionales, que llevaba consigo en el momento de su detención. No llegó muy lejos.
Según Daily Mail, fue interceptado en Bramingham Road, a pocos metros del lugar del crimen. Al ser detenido, los agentes encontraron un cuchillo de cocina entre sus pertenencias y la escopeta oculta entre los arbustos.
Pero lo que en ese momento parecía ser solo el brutal asesinato de una familia por parte de su propio hijo, en realidad era parte de un plan mucho más siniestro, como se reveló el último lunes 24 de febrero en los tribunales.
Según informaron las autoridades en la audiencia de ayer, Nicholas Prosper no planeaba detenerse ahí. De acuerdo con Sam Khanna, detective jefe de la Unidad de Delitos Mayores de Bedfordshire, Cambridgeshire y Hertfordshire, la investigación reveló que tenía la intención de llevar a cabo un tiroteo masivo en su antigua escuela primaria, St Joseph’s Catholic Primary School.
“Lo que descubrimos nos dejó sin palabras”, declaró Khanna a Daily Mail. “Tres personas inocentes fueron asesinadas de manera brutal y, además, encontramos pruebas contundentes de que Prosper tenía la intención de atacar una escuela, algo que nos dejó en estado de shock y total incredulidad“, agregó.
El hallazgo de estas pruebas ha cambiado por completo el tono del caso, elevándolo a una de las tragedias más escalofriantes en la historia reciente del Reino Unido. Hasta ahora, Prosper había negado todos los cargos y se preparaba para enfrentar un juicio. Sin embargo, ayer en el Tribunal de la Corona de Luton, durante una audiencia que duró menos de diez minutos, cambió su declaración: se declaró culpable de los tres asesinatos.
Vestido con una camiseta negra, pantalones oscuros y gafas de montura gruesa, Prosper cruzó los brazos y mordió su labio inferior, mientras aceptaba su responsabilidad en cada uno de los crímenes. Según Sky News, también admitió haber adquirido ilegalmente la escopeta, poseer un arma de fuego con intención de poner en peligro vidas y llevar un arma blanca en un lugar público.
El fiscal Chris Derrick calificó los asesinatos como un “ataque a sangre fría”, destacando que Prosper obtuvo el arma de manera ilegal un día antes de los crímenes.
“La magnitud de sus acciones es escalofriante”, señaló Derrick en la audiencia.
En su declaración ante los medios, el jefe asistente de policía John Murphy confirmó que los investigadores han realizado indagaciones exhaustivas sobre los movimientos de Prosper antes y después de los asesinatos.
Las preguntas que siguen sin respuesta son muchas. Prosper creció en Luton, en el seno de una familia aparentemente normal. Su madre, Juliana Falcon, era una mujer trabajadora, conocida por su dedicación a sus hijos. “Vivía por ellos”, contó un amigo de la familia al Sky News. “No hay explicación para esto. No encuentro una sola razón”, agregó.
Kyle y Giselle eran estudiantes ejemplares. En la escuela secundaria de Kyle, el impacto de su muerte fue inmediato. “Estamos devastados”, dijo el director en un comunicado. “Es una pérdida irreparable para nuestra comunidad”.
En el caso de Giselle, la directora de su colegio la describió como una alumna destacada. “Era una niña con un futuro brillante. Se destacaba en todas sus materias”, expresó conmovida.
Nicholas Prosper permanece detenido en la prisión de HMP Peterborough, donde espera conocer su sentencia el próximo 5 de marzo.
Los fiscales han adelantado que recibirá una pena de prisión larga, posiblemente una cadena perpetua sin opción a libertad condicional. Las circunstancias y premeditación de los crímenes no dejan margen para una condena menor.
