
El politólogo, filósofo y catedrático francés de origen argelino Sami Naïr acaba de publicar su libro “Europa encadenada. El neoliberalismo contra la Unión” (Galaxia Gutenberg), en el que explica por qué el Viejo Continente debe unirse y controlar su propio destino.
Su ensayo llega en un contexto de reconfiguración geopolítica que plantea interrogantes sobre el futuro de la integración europea. Con la vuelta de tuerca en la política exterior de Estados Unidos, encabezada por Donald Trump en sus primeros meses de gobierno, la obra invita a repensar la posición de Europa en un escenario mundial marcado por los recientes contactos entre Washington y Moscú para encontrar una solución a la guerra en Ucrania.
“El proyecto de un conjunto europeo unido, pese a todas sus carencias y contradicciones, es lo mejor que han inventado las naciones de Europa en su secular historia”, señala Naïr en el libro.
Sin embargo, pone en evidencia cómo el objetivo inicial se vio atrapado en una estrategia económica basada esencialmente en la competencia “libre y no falseada”, excluyendo toda dimensión de políticas públicas comunes. Demuestra que la inexistencia de la Europa social no fue una deriva lamentable, sino una orientación inherente al paradigma neoliberal impuesto a finales de los años 1980, y respaldado por partidos conservadores y socialdemócratas, en nombre de un vacilante “interés general europeo”.
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Una llamada a la unión política
Naïr sostiene que el momento es propicio para que Europa asuma sus valores, principios y soberanía.
Su análisis parte de la premisa de que solo una “Europa política” podrá afrontar los desafíos actuales, advirtiendo que “es preciso encarar este debate con el objetivo de avanzar hacia una Europa política que sea capaz de existir por sí misma. Porque si no se dispone de un sistema de defensa común, la política exterior está condenada al fracaso”.
El autor subraya la necesidad de trascender la mera unión económica. Así, el libro inicia con una reflexión sobre la carencia de una identidad que impulse “la unidad política de pertenencia común” y señala que esta no puede lograrse “solo a través de la unión económica”.
La ausencia de un sentimiento de “solidaridad de destino” —“el elemento que falta en la construcción europea”— se erige, en opinión de Naïr, como una de las causas fundamentales del malestar que atraviesa la Unión.
El legado del neoliberalismo y sus consecuencias
El análisis de Sami Naïr recorre los logros y las carencias del proyecto europeo. Si bien la moneda única, el mercado común y la libre circulación han contribuido a la transformación del continente, las políticas neoliberales han generado desigualdades, desindustrialización y una erosión de los servicios públicos, de acuerdo a lo que expone en su libro.
El autor relaciona directamente el neoliberalismo con el auge del escepticismo antieuropeo y la crisis de las izquierdas, evidenciando una “anosognosia” institucional que impide reconocer y corregir los errores del pasado.
En este contexto, Naïr denuncia el fracaso de la Unión en materia de integración interna. La obra identifica además la influencia de élites y lobbies que, al favorecer un “sistema de corrupción organizada”, han contribuido a encadenar a Europa a un modelo que prioriza la concentración de riqueza y poder en una minoría.
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Hacia un futuro posneoliberal
A pesar de los reproches, el ensayo no se limita a un balance de daños. Sami Naïr ofrece claves para abrir caminos alternativos, invitando a repensar el proyecto europeo desde una perspectiva que integre, de forma efectiva, a los ciudadanos.
Según el autor, “el proyecto de un conjunto europeo unido, pese a todas sus carencias y contradicciones, es lo mejor que han inventado las naciones de Europa en su secular historia”. Sin embargo, advierte que, mientras las corrientes progresistas no asuman la responsabilidad de proponer un proyecto posneoliberal, “el futuro de la Unión Europea seguirá siendo un asunto farisaico que subyace en la resignación, en la parálisis, y no la voz de una Europa democrática y social”.
El ensayo se erige como una reflexión crítica que, “a riesgo de incomodar la conciencia de los biempensantes”, convoca a los líderes políticos y a la ciudadanía a recuperar el sentido de pertenencia, cimentado en el esencial “querer ser europeos”.
La obra se presenta así como una herramienta para entender los retos de la integración y los peligros de una dependencia excesiva de potencias externas, en un mundo que se perfila hacia la conformación de bloques hegemónicos.
Una Europa que debe reinventarse
En plena incertidumbre global, donde el 2025 marca el final de una era y la apertura de una nueva etapa, el llamado de Naïr resuena con fuerza.
El autor invita a Europa a reconocer sus cadenas y a liberarse de ellas mediante la consolidación de una identidad política y social robusta. Solo así, advierte, la Unión podrá superar la debilidad colectiva frente a un escenario internacional en el que la confrontación de bloques —Estados Unidos, Rusia y China— parece inevitable.
El análisis se erige, en definitiva, como un retrato crítico de un continente que, a pesar de sus logros, debe enfrentar con decisión sus contradicciones internas para reclamar el papel mundial que le corresponde.
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Guerra comercial
En una entrevista con la agencia de noticias Europa Press, a raíz de la reciente publicación del libro, el autor aseguró que la Unión Europea debe dar respuestas contundentes y no tibias a las medidas que pueda tomar el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como posibles aranceles. “El objetivo no es: vamos a dar respuestas para poder negociar y aceptar otra vez. El objetivo es: nos daña, tenemos que dañarlo”.
“Si Trump aumenta los aranceles, los europeos tienen que reaccionar de la misma manera. Al fin y al cabo, las respuestas contundentes pueden provocar daños muy importantes en Estados Unidos. Es el objetivo”, señaló Naïr, que considera que la UE no está preparada para afrontar los retos que supone la vuelta de Trump a la Casa Blanca.
También reclamó que Europa defienda los intereses de las empresas europeas en el marco de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. “Los franceses tienen una estrategia particular, los alemanes una estrategia particular y a veces topan entre ellos y los chinos lo saben perfectamente”, subrayó el politólogo, quien apuntó que esto demuestra la urgencia de la construcción de una unión política europea, aunque consideró que ahora mismo no podría ser una federación europea, pero sí una confederación.
Integración de Ucrania
En la citada entrevista, se mostró partidario de la integración de Ucrania en la Unión Europea, algo que ve inevitable, y afirmó que es importante “dar a los ucranianos la posibilidad de estar en una posición de fuerza en las negociaciones” entre Rusia y Estados Unidos.
El sociólogo defendió que la Unión Europea debe aceptar lo que Ucrania proponga y apoyar su posición en las negociaciones de paz con Rusia: “No debemos dejarlos solos, debemos estar con ellos y apoyarlos”, insistió.
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El populismo en la Unión Europea
El sociólogo francés ha atribuido el auge de los movimientos populistas en la UE a la política neoliberal escogida en los últimos años por la Comisión Europea: “Una política que desarrolla lo económico sin gestionar los efectos sociales de lo económico crea inevitablemente a la vez problemas de desestructuración social”, analizó.
Sostuvo que esto también provocó una “pérdida de confianza” en la UE y en los partidos que han contribuido a legitimar estas políticas.
En el libro, el autor también habla de que en Europa está emergiendo un nuevo proletariado cosmopolita, que proviene de países africanos y asiáticos, pero que no está representado en la sociedad, y ha apostado por “integrar esa realidad y entender que no se puede expulsar a esa gente, ponerlos en barcos o en aviones”.
“Si los europeos quieren seguir defendiendo el Estado de derecho, no pueden dañar a esa gente y expulsarlos. Y se sabe que, empezando por ellos, se volverá contra los propios ciudadanos la destrucción del Estado de derecho”, avisó Naïr, quien ha asegurado que los partidos de extrema derecha quieren controlar a toda la sociedad y no solo a los inmigrantes.
Reacción al racismo
El autor sostuvo que la Unión Europea, los Estados y los partidos deberían de ser mucho más contundentes contra el racismo: “Desgraciadamente no lo hacen. Hay que enfrentarse a la extrema derecha cara a cara. Hay que oponer el discurso de la pureza racial, de la pureza de sangre, con un discurso de la mezcla, del mestizaje y del encuentro con el otro a partir de una condición humana compartida”.
Además, Naïr propuso relanzar el proyecto de la Europa social, para lo que ve fundamental que haya “una izquierda modernizadora y moderna post-socialdemócrata, capaz de ofrecer una orientación nueva no sometida a la estrategia neoliberal”.
Por último, lamentó que actualmente no será fácil impulsar este modelo en Europa, ya que en el Parlamento Europeo las fuerzas “dominantes son ahora de derechas”.
“Sin una identidad política común, Europa seguirá siendo lo que es hoy: una maquinaria que apenas disimula las duras, y a menudo implacables, relaciones de poder y de dominación entre las naciones que la constituyen, pero también su debilidad de conjunto frente al mundo exterior”, remarcó el autor en su ensayo.