
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha confirmado que hay “importantes daños” en el sarcófago de protección de la antigua central nuclear de Chernobyl debido al impacto el pasado viernes de un dron con explosivos, pero reiteró que no se han detectado cambios en los niveles de radiactividad.
Los expertos de este organismo de la ONU que trabajan en Chernobyl han informado de que la explosión del drone, que Ucrania asegura fue enviado por Rusia, ha abierto un agujero en el sarcófago que evita el escape de radiactividad del reactor 4 de la central, donde en 1986 se produjo uno de los más graves accidentes nucleares de la historia.
En un comunicado emitido en la noche del sábado al domingo, el OIEA indicó que ha confirmado con sus propias mediciones que los niveles de radiactividad están en línea con los que se vienen registrando en los últimos dos años.

Aunque el impacto y la explosión han causado una rotura importante en el revestimiento interior y exterior del sarcófago, abriendo un agujero de seis metros de diámetro y dañando cables eléctricos, el OIEA estima que las vigas que soportan la estructura no parecen haber sufridos daños de consideración.
Los bomberos ucranianos siguen tratando de apagar el fuego y evitar que se extienda por el sarcófago, que fue finalizado en 2019 y cubre la estructura de protección original levantada tras el accidente. El Gobierno ucraniano y la Unión Europea han responsabilizado del ataque a Rusia, que ha negado tener nada que ver.
El director del OIEA, Rafael Grossi, aseguró en ese comunicado que se trata de un incidente muy grave y que atacar una instalación nuclear es algo inaceptable.
“A juzgar por los últimos acontecimientos, la seguridad nuclear sigue estando muy amenazada”, señaló Grossi, quien denunció también el reciente aumento de la actividad militar cerca de la central nuclear ucraniana de Zaporizhzhia, la más grande de Europa, y ocupada por tropas de Rusia desde el comienzo de su ataque a Ucrania en febrero de 2022.
El proyecto del sarcófago, liderado por Ucrania con el apoyo de varias naciones europeas y organismos internacionales, fue resultado del trabajo conjunto entre el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y un consorcio de empresas francesas conocido como Novarka.
“Es un símbolo de los esfuerzos conjuntos para proteger vidas”, aseguró Anton Gerashchenko, ex viceministro de Asuntos Internos de Ucrania, en referencia a la cooperación global. Esta colosal estructura mide unos 165 metros de largo, 260 metros de ancho y 110 metros de alto, dimensiones que exceden en magnitud a monumentos icónicos como la Estatua de la Libertad en Nueva York o el Big Ben en Londres.
El costo del Nuevo Bloque de Seguridad, que ascendió a aproximadamente 2.150 millones de dólares, refleja la magnitud de este proyecto de ingeniería. Su construcción fue completada durante el primer mandato del presidente estadounidense Donald Trump.
Este detalle destaca que la cooperación entre países y organismos se mantuvo a lo largo de diferentes administraciones internacionales. “La estructura de protección sobre la cuarta unidad de energía de emergencia de la central nuclear de Chernobyl es un símbolo de protección, refugio y seguridad”, añadió el ex viceministro.
Sin embargo, el ataque ruso revitaliza el dolor de aquel episodio nuclear en 1986. Gerashchenko enfatizó públicamente que esta ofensiva representa una “cultura de muerte” por parte de Rusia, una acusación que refuerza el impacto emocional y político de estos eventos particulares. “Rusia demuestra una vez más que su cultura es una cultura de muerte y que no le importan las vidas humanas”.
El símbolo de Chernobyl no se limita al sufrimiento que desencadenó el accidente. También encapsula cómo Ucrania y sus aliados superaron una catástrofe ambiental y humana que marcó una generación. Este legado pareciera estar de nuevo en riesgo, ahora en el contexto de la guerra. La misma instalación que buscaba garantizar un entorno más seguro para el futuro hoy se encuentra amenazada, subrayando las consecuencias escalofriantes que este tipo de actos pueden desencadenar no solo para Ucrania, sino también para el resto de Europa.
(Con información de EFE)