Cómo era el emblemático sarcófago anti-radiación de Chernobyl dañado por un bombardeo ruso

La estructura que protege el reactor dañado durante la tragedia de 1986 representa un logro importante para la cooperación internacional en materia de seguridad nuclear

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Cómo era el emblemático sarcófago anti-radiación de Chernobyl dañado por un bombardeo ruso

El sarcófago protector de la central nuclear de Chernobyl, una de las estructuras de seguridad más importantes en la historia de la energía nuclear, se ha convertido en blanco de ataques en el marco del conflicto entre Rusia y Ucrania. Este hecho no es casual y tiene un fuerte significado simbólico, según declaraciones recogidas recientemente.

“El ataque ruso al sarcófago protector de la central nuclear de Chernobyl no es casual: es simbólico”, afirmó Anton Gerashchenko, ex viceministro de Asuntos Internos de Ucrania. Sus declaraciones subrayan los riesgos que esto supone no solo para Ucrania, sino para Europa y el mundo entero.

La estructura que protege el reactor dañado durante la tragedia de Chernobyl en 1986 representa un logro importante para la cooperación internacional en materia de seguridad nuclear. Según recordó Gerashchenko, “la instalación del Nuevo Bloque de Seguridad de Chernobyl fue un acontecimiento único en la historia de la seguridad de la energía nuclear en el mundo”.

Este sarcófago, considerado como un símbolo de protección y heroísmo, no solo es crucial para contener material radioactivo, sino que también simboliza los esfuerzos globales por superar una de las peores catástrofes nucleares de la historia.

El proyecto del sarcófago, liderado por Ucrania con el apoyo de varias naciones europeas y organismos internacionales, fue resultado del trabajo conjunto entre el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y un consorcio de empresas francesas conocido como Novarka.

“Es un símbolo de los esfuerzos conjuntos para proteger vidas”, aseguró Gerashchenko en referencia a la cooperación global. Esta colosal estructura mide unos 165 metros de largo, 260 metros de ancho y 110 metros de alto, dimensiones que exceden en magnitud a monumentos icónicos como la Estatua de la Libertad en Nueva York o el Big Ben en Londres.

El costo del Nuevo Bloque de Seguridad, que ascendió a aproximadamente 2.150 millones de dólares, refleja la magnitud de este proyecto de ingeniería. Su construcción fue completada durante el primer mandato del presidente estadounidense Donald Trump. Este detalle destaca que la cooperación entre países y organismos se mantuvo a lo largo de diferentes administraciones internacionales. “La estructura de protección sobre la cuarta unidad de energía de emergencia de la central nuclear de Chernobyl es un símbolo de protección, refugio y seguridad”, añadió el ex viceministro.

Sin embargo, el ataque ruso revitaliza el dolor de aquel episodio nuclear en 1986. Gerashchenko enfatizó públicamente que esta ofensiva representa una “cultura de muerte” por parte de Rusia, una acusación que refuerza el impacto emocional y político de estos eventos particulares. “Rusia demuestra una vez más que su cultura es una cultura de muerte y que no le importan las vidas humanas”.

Cómo era el emblemático sarcófago anti-radiación de Chernobyl dañado por un bombardeo ruso

El símbolo de Chernobyl no se limita al sufrimiento que desencadenó el accidente. También encapsula cómo Ucrania y sus aliados superaron una catástrofe ambiental y humana que marcó una generación. Este legado pareciera estar de nuevo en riesgo, ahora en el contexto de la guerra. La misma instalación que buscaba garantizar un entorno más seguro para el futuro hoy se encuentra amenazada, subrayando las consecuencias escalofriantes que este tipo de actos pueden desencadenar no solo para Ucrania, sino también para el resto de Europa.

Se considera que el sarcófago no solo simboliza el esfuerzo humano por enfrentar peligros nucleares, sino que también es un recordatorio de solidaridad. En ese sentido, el ataque se percibe como un ataque directo a los valores de cooperación internacional que permitieron construirlo.

Para muchos, Chernobyl sigue siendo un recordatorio vivo de la devastación que la negligencia y los conflictos pueden causar en el medio ambiente y en la humanidad. Esta nueva etapa se convierte, a todas luces, en un punto crucial dentro de la narrativa del conflicto actual, al poner en peligro una estructura concebida para prevenir otro desastre global.

El ataque

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó este viernes que un dron ha impactado contra el sarcófago de protección del reactor (NSS) de la central nuclear ucraniana de Chernóbil, y ha señalado que no se ha detectado de momento un aumento de la radiación.

“En este momento, no hay indicios de que se haya producido una brecha en la contención interior del NSC. Los niveles de radiación dentro y fuera siguen siendo normales y estables. No se ha informado de víctimas. El OIEA sigue supervisando la situación”, informó.

Esta agencia de la ONU informó que el ataque tuvo lugar sobre la 01:50 y causó un fuego en el conocido como nuevo sarcófago de seguridad (NSS), la estructura que protege los restos del reactor número 4 de esa antigua central, que en 1986 sufrió uno de los accidentes nucleares más graves de la historia.

Un dron ruso impactó contra una estructura de la central nuclear de Chernóbil diseñada para contener escapes de radiación

Rafael Grossi, director general del OIEA, aseguró que este ataque, que el Gobierno ucraniano atribuye a Rusia, así como el aumento de la actividad militar alrededor de la central de Zaporiyia, ocupada por tropas rusas, “ponen de relieve los persistentes riesgos para la seguridad nuclear”.

El OIEA lleva desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania advirtiendo del riesgo de un grave accidente nuclear debido a los combates y ataques en torno a las instalaciones atómicas ucranianas, especialmente Zaporiyia.

Esta central, la más grande de Europa, está ocupada por tropas rusas desde casi el comienzo de la agresión a Ucrania, y ha sufrido numerosos cortes de suministro eléctrico que han puesto en riesgo los sistemas de refrigeración de los reactores.

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