La noche del 4 de noviembre de 1875, el SS Pacific, un barco de vapor que transportaba pasajeros, carga y una fortuna en oro, se hundió frente a la costa del estado de Washington, en una de las tragedias marítimas más letales del noroeste del Pacifico. Con más de 250 personas a bordo, el barco colisionó con otro navío y se partió en dos, sumergiéndose rápidamente en las frías aguas del océano. Solo dos personas sobrevivieron. Un siglo y medio después, el hallazgo de sus restos ha reavivado el interés por una historia de ambición, negligencia y fatalidad.
Factores que contribuyeron a la tragedia
Desde su partida en Victoria, Columbia Británica, el SS Pacific se enfrentó a graves problemas estructurales y operativos que hicieron de su último viaje una trampa mortal. El barco salió con una hora de retraso, lo que sugiere una planificación deficiente desde el inicio. Además, su estructura presentaba deterioro significativo: en sus memorias, el periodista David W. Higgins señaló que su apariencia segura era solo un engaño generado por pintura y masilla.
La distribución inadecuada de la carga también representaba un peligro. Con 600 toneladas de mercancía, incluyendo carbón, avena, pieles, caballos y oro valorado en millones de dólares, el barco presentaba un notorio desequilibrio. A lo largo del viaje, la tripulación tuvo que llenar de agua los botes salvavidas para intentar estabilizarlo, lo que posteriormente impediría su uso en la evacuación.
Otro factor crítico fue la falta de botes salvavidas suficientes. Aunque el barco tenía capacidad para varios cientos de personas, solo disponía de cinco botes con espacio para 160 pasajeros. Esta carencia selló el destino de la mayoría de los tripulantes cuando el barco comenzó a cien.
El choque con el Orfeo y el hundimiento
Alrededor de las 10 de la noche, en condiciones de escasa visibilidad, el SS Pacific chocó con el Orpheus, un velero de 1.100 toneladas que navegaba rumbo al norte. El capitán del Orpheus, Charles Sawyer, declaró que su tripulación vio luces acercándose, pero supuso que el barco de vapor corregiría su rumbo a tiempo. No fue así.
El impacto fue relativamente leve, pero suficiente para abrir una vía de agua en el Pacífico. La tripulación del Orpheus desconocía la magnitud del daño y no percibió señales de auxiliar. Mientras el agua inundaba el casco, la tripulación del Pacific intentó lanzar los botes salvavidas, pero estos estaban inutilizables. En medio del caos, pasajeros y tripulantes se arrojan al mar, aferrándose a escombros en un intento desesperado por sobrevivir.
Uno de los pocos supervivientes, el ingeniero Henry F. Jelly, describió cómo vio a decenas de personas hundirse cuando el barco se partió en dos y desapareció en las profundidades. Otro sobreviviente, el contramaestre Neil Henley, recordó los horribles gritos de quienes quedaban flotando, los cuales cesaron conforme el frío y la fatiga se imponían.
Pasajeros notables y el impacto en la comunidad
El capitán del Pacific era Jefferson Davis Howell, un veterano de la Guerra Civil que llevaba el nombre de su cuñado, el presidente confederado Jefferson Davis, mucho mayor que él.
El SS Pacific transportaba a una diversidad de pasajeros, desde banqueros y empresarios hasta trabajadores inmigrantes. Entre los viajeros más reconocidos estaba Francis Garesche, un agente de Wells Fargo encargado de supervisar un cargamento de oro, y Sewell P. Moody, un prominente empresario maderero y fundador de Moodyville.
Uno de los relatos más conmovedores fue el de Fanny Palmer, una joven de 18 años que viajaba para visitar a su hermano en San Francisco. Antes de zarpar, le dijo a sus amigos que sentía que nunca los volvería a ver. Su madre compartía esa misma premonición y, tras despedirla en el puerto, observó con lágrimas en los ojos la silueta del barco desvaneciéndose en el horizonte. Días después, su cuerpo apareció en la costa de Washington, identificado por su ropa y un salvavidas marcado con el nombre del Pacific.
La pérdida del barco sumió en el luto a la comunidad de Victoria. Casi todas las familias locales perdieron a alguien en la tragedia. El 9 de noviembre, el periódico British Colonist publicó: “Un rayo caído del cielo no podría haber causado una consternación más generalizada”.
Búsqueda y descubrimiento de los restos
A pesar de los intentos de encontrar los restos del SS Pacific, su ubicación permaneció un misterio durante casi 150 años. Sin embargo, en 2022, la empresa Rockfish, con sede en Seattle, anunció que había identificado lo que creen que es el lugar exacto del naufragio.
Este descubrimiento ha despertado un renovado interés, en especial por el tesoro de oro que aún podría encontrarse en el barco. Pero más allá del oro, los expertos esperan artefactos personales que puedan arrojar luz sobre la vida y el destino de los pasajeros.
El arqueólogo marítimo James Delgado ha señalado que objetos como diarios, fotografías o baúles personales podrían proporcionar detalles íntimos de quienes iban a bordo. “Es una forma de viajar en el tiempo”, afirmó en un comunicado.
Importancia histórica del naufragio
El hundimiento del SS Pacific fue uno de los peores desastres marítimos del siglo XIX en el noroeste del Pacífico. En un tiempo en el que los viajes por mar eran extraordinariamente peligrosos, esta tragedia expuso las deficiencias en la seguridad de la navegación y la falta de regulaciones estrictas para evaluar la condición de los barcos.
Aunque el Pacific había sido rescatado y reparado tras un accidente anterior en 1861, muchos sospechan que sus daños estructurales nunca fueron corregidos adecuadamente. De hecho, algunos testigos declararon que la madera del casco estaba tan deteriorada que podía desprenderse con una pala.
El redescubrimiento del naufragio abre la puerta a nuevas investigaciones y a la posibilidad de recuperar objetos históricos que podrían esclarecer las verdaderas causas del desastre. Para los historiadores, el SS Pacific representa un recordatorio de los riesgos de la era del vapor, cuando la fiebre del oro y la prisa por la riqueza superan la preocupación por la seguridad.