El drama humanitario de Goma entre hospitales al límite y riesgo de epidemias: “Congo es una crisis olvidada”

Natalia Torrent, de Médicos sin Fronteras, retrata el calvario de la ciudad entre combates, centros de salud saturados y desplazamientos masivos

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Los médicos tratan a un
Los médicos tratan a un hombre herido durante los combates entre las tropas del gobierno congoleño y las fuerzas rebeldes M23 en el hospital Kyeshero de Goma. (AP Foto/Moses Sawasawa)

En medio de una calma tensa y frágil, la ciudad de Goma, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), intenta recuperarse de los días de violencia extrema que dejaron hospitales saturados, calles llenas de cuerpos y una población civil atrapada en una de las crisis humanitarias más graves del mundo. Natalia Torrent, responsable de operaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kivu Norte, describe la situación como “una vuelta a la normalidad precaria”, pero advierte que los desafíos persisten y que la comunidad internacional no puede olvidar a Congo.

La calma después de la ofensiva rebelde

Una persona lleva bolsas de
Una persona lleva bolsas de papas del mercado de Kibati, en una motoneta tradicional (chukudu), para venderlas en Goma este domingo. (REUTERS/Arlette Bashizi)

Tras días de intensos combates entre las fuerzas gubernamentales y el grupo rebelde M23, respaldado por Ruanda, Goma vive un respiro relativo. “Los días de fuertes combates parecen haber terminado, pero continúan algunas incursiones, sobre todo en el norte de la ciudad”, explica Torrent en una entrevista con Infobae.

La ciudad, de aproximadamente 2 millones de habitantes, intenta retomar su ritmo habitual: el tráfico vuelve a las calles, los pequeños comercios abren y los ciudadanos salen de sus hogares, cuenta Torrent por teléfono.

Sin embargo, los hospitales, que durante la semana pasada recibieron una afluencia masiva de heridos, ahora enfrentan un nuevo desafío: la llegada de pacientes con enfermedades comunes que habían preferido quedarse en casa durante los días más críticos.

“Estamos visitando los hospitales para entender cómo podemos ayudarlos”, dice Torrent. MSF, explica, está enfocando sus esfuerzos en apoyar a los centros de salud locales para evitar que los hospitales colapsen y puedan seguir atendiendo a pacientes con otras necesidades médicas.

Hospitales al límite y escasez de suministros

Los heridos que llegaron a
Los heridos que llegaron a los hospitales eran en su mayoría civiles, víctimas de balas perdidas y explosiones. (AP Foto/Moses Sawasawa)

La violencia ha dejado a los hospitales de Goma en una situación crítica. Según información de la Associated Press, el Hospital Bethesda, con una capacidad de 250 camas, recibía más de 100 nuevos pacientes cada día durante los días más intensos de los combates. Muchos heridos yacían en el suelo, retorciéndose de dolor mientras esperaban atención médica.

La escasez de suministros agrava la situación. “La semana pasada hubo saqueos a almacenes de organizaciones humanitarias, incluido el del Comité Internacional de la Cruz Roja, que perdió material quirúrgico esencial”, relata Torrent.

MSF, que cuenta con “stocks de emergencia”, ha donado parte de sus reservas para asegurar que los hospitales sigan funcionando. “Ahora estamos recibiendo camiones con provisiones, pero la situación sigue siendo preocupante”, agrega.

Heridos, muertos y el riesgo de epidemias

Miembros del equipo de la
Miembros del equipo de la Cruz Roja se preparan para el entierro de las víctimas de los combates en el cementerio ITIG de Goma. (REUTERS/Arlette Bashizi)

Los heridos que llegaron a los hospitales eran en su mayoría civiles, víctimas de balas perdidas y explosiones. “Hemos recibido bastantes civiles, aunque también hubo militares”, señala Torrent.

Entre las historias más impactantes, destaca la de un colega de MSF que perdió la vida por una bala perdida, y el hijo de otro trabajador, que sufrió una situación similar.

Además de los heridos, la presencia de cuerpos en las calles y morgues desbordadas ha aumentado el riesgo de brotes de enfermedades infecciosas. El desplazamiento masivo también ha creado condiciones ideales para la propagación de enfermedades endémicas.

La Organización Mundial de la Salud advirtió sobre el riesgo de brotes de cólera —que registró más de 22.000 infecciones el año pasado— y sarampión, que afectó a cerca de 12.000 personas.

Por eso, MSF ha implementado medidas para garantizar el acceso a agua potable, incluyendo la cloración de camiones cisterna y la instalación de puntos de cloración en el lago Kivu, de donde muchas familias obtienen agua, explica Torrent.

Los civiles extraen agua del
Los civiles extraen agua del lago Kivu después de que la ciudad fuera tomada por los rebeldes del M23. (REUTERS/Arlette Bashizi)

MSF, que lleva más de 30 años trabajando en la región, depende principalmente de donaciones de ciudadanos anónimos para mantener su independencia y capacidad de acción rápida. “En Argentina hay una oficina de MSF que recibe donaciones. Es crucial que la gente entienda que su apoyo salva vidas”, dijo Torrent.

Una crisis olvidada

Torrent no duda en calificar la situación en Congo como “una crisis olvidada”. “Goma es una ciudad de 2 millones de personas, pero ya albergaba a casi un millón de desplazados internos antes de esta última ola de violencia”, afirma. “La población está viviendo de crisis en crisis desde los 90”, agrega, con necesidades que constantemente superan los recursos disponibles.

Personas desplazadas sentadas con sus
Personas desplazadas sentadas con sus pertenencias cerca de una iglesia donde se están refugiando este domingo en Goma. (REUTERS/Arlette Bashizi)

La responsable de MSF hace un llamado urgente a la comunidad internacional: “Necesitamos que Congo vuelva a ser una prioridad. Aquí hay responsabilidades de muchos países, incluido el gobierno congolés, que debe tomar medidas para apoyar a su población”.

El conflicto tiene profundas raíces étnicas. M23 argumenta que defiende a la población tutsi, mientras Ruanda alega la persecución de esta comunidad por parte de grupos hutus, en un contexto que se remonta al genocidio de 1994 en Ruanda.

La región del este del Congo, rica en minerales estratégicos para la tecnología mundial, se ha convertido en un hervidero de conflictos armados con más de 100 grupos disputando el control territorial.

“Lo que todo el mundo está pidiendo es una resolución política a la crisis”, dijo Torrent. “Una resolución política para salvar más vidas”.

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