El Louvre, el museo más visitado del mundo, se embarca en un ambicioso proyecto de modernización que transformará su infraestructura en los próximos 10 años. Dentro de las principales modificaciones, la icónica “Mona Lisa” de Leonardo da Vinci será trasladada a una sala exclusiva, con el objetivo de mejorar la experiencia de los visitantes y aliviar la congestión en las actuales instalaciones.
El presidente francés Emmanuel Macron anunció que el plan, denominado “Louvre New Renaissance”, incluirá una nueva entrada cercana al río Sena, espacios subterráneos adicionales y mejoras en las condiciones de conservación de las obras. La inversión total oscilará entre USD 729,8 millones y USD 832 millones, financiada a través de fondos estatales, aportes privados y un incremento en el precio de las entradas para turistas fuera de la Unión Europea.
Una nueva sala para la obra más famosa del Louvre
La “Mona Lisa” es la pieza más visitada del museo y, debido a su popularidad, la sala donde actualmente se exhibe permanece saturada de turistas que intentan fotografiarla. Esta situación genera un entorno incómodo, tanto para los admiradores de la obra como para quienes desean apreciar otras pinturas ubicadas en la misma sala, como las de Tiziano y Veronese.
Con la nueva distribución, los visitantes podrán acceder a la sala exclusiva mediante un boleto especial, lo que permitirá una circulación más ordenada y una mejor apreciación de la pintura. Además, esta reubicación contribuirá a una mayor protección del cuadro, que actualmente se encuentra detrás de un vidrio de seguridad.
El Louvre fue diseñado para recibir aproximadamente 4 millones de visitantes por año, pero en 2023 la afluencia alcanzó los 8,7 millones, en su mayoría turistas de Estados Unidos, China, Italia, Reino Unido, Alemania y España. La saturación del museo se convirtió en un desafío que ahora será abordado con esta remodelación integral.
Una modernización para mejorar la experiencia del visitante
El proyecto de renovación no solo contempla la nueva sala para la obra más emblemática del Louvre, sino también una nueva entrada, que se ubicará cerca del río Sena y estará operativa para 2031. Esta ampliación busca distribuir de manera más eficiente el ingreso de visitantes, reduciendo la presión sobre la icónica pirámide de vidrio, cuya infraestructura ha quedado obsoleta en términos de aislamiento térmico y acústico.
En una carta enviada al Ministerio de Cultura, la directora del Louvre, Laurence des Cars, advirtió que el edificio presenta filtraciones de agua, fluctuaciones de temperatura y otros problemas estructurales que comprometen la preservación de sus obras. Además, los turistas han señalado la escasez de sanitarios y la falta de opciones gastronómicas dentro del museo.
El plan de financiamiento prevé un aumento en el precio de las entradas para los visitantes de fuera de la Unión Europea, que actualmente pagan USD 22,88. La remodelación será financiada con fondos públicos, ingresos del Louvre Abu Dhabi y contribuciones privadas provenientes de patrocinios, tiendas y eventos especiales.
El Louvre, que cuenta con 2.200 empleados, destina la mitad de su presupuesto al mantenimiento de su infraestructura, mientras que la otra parte proviene de ventas de boletos, concesiones comerciales y otros acuerdos estratégicos.
El “Louvre New Renaissance” no solo permitirá una mejor organización del museo, sino que también garantizará la conservación de su patrimonio y una experiencia más cómoda para los millones de personas que lo visitan cada año.
Filas interminables y deterioro estructural: los desafíos que enfrenta el Louvre
El Louvre enfrenta una crisis de sobrecarga y deterioro que ha generado un impacto negativo en la experiencia de los visitantes. A pesar de implementar un sistema de boletos con horarios, los turistas enfrentan esperas de hasta 45 minutos para ingresar, lo que demuestra que la gestión del flujo de personas no es suficiente para atender la creciente demanda.
Dentro del museo, la situación no mejora. Las salas mal configuradas dificultan la circulación, especialmente en aquellas donde se exhiben obras icónicas como la “Mona Lisa”. La falta de señalización clara en las amplias galerías genera confusión, y los visitantes describen el recorrido como caótico y poco intuitivo.
El desgaste estructural también se ha convertido en un problema grave. El museo sufre filtraciones de agua, variaciones bruscas de temperatura y falta de mantenimiento, lo que pone en riesgo tanto las obras de arte como la comodidad del público. La pirámide de vidrio, inaugurada en 1989, amplifica el ruido y las condiciones climáticas extremas, haciendo que el ingreso al Louvre sea una experiencia poco placentera.
Ante estas deficiencias, el presidente Emmanuel Macron anunció la urgente necesidad de modernizar el museo. La directora del Louvre, Laurence des Cars, reconoció que la infraestructura está por debajo de los estándares internacionales y recomendó mejoras en los accesos y en las instalaciones internas para hacer la visita más fluida. Sin embargo, los detalles de las obras aún están en evaluación, y las restricciones presupuestarias podrían afectar la magnitud de las reformas.