Ucrania y Rusia ocultan las cifras de sus bajas masivas: la guerra desangra a ambos bandos

Rusia ha perdido casi el doble de hombres por muerte o heridas graves que Ucrania. Pero las tendencias favorecen al Kremlin

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Miembros de la guardia de
Miembros de la guardia de honor portan el féretro de Yurii Moiseev, soldado ucraniano del 44º Batallón muerto durante los combates con las fuerzas rusas en Terny (AP Photo/Evgeniy Maloletka)

Los cuerpos caen, uno tras otro, como hojas arrancadas de un árbol por un viento implacable. En el vasto y desolado frente que separa a Rusia de Ucrania, la muerte se ha instalado como residente permanente. Ambos bandos, atrapados en una guerra de desgaste que ya se prolonga por casi tres años, se enfrentan con una ferocidad que recuerda las batallas más cruentas del siglo XX. Las bajas, aunque envueltas en un manto de secretismo estatal, se cuentan en decenas de miles, superando un ritmo de aniquilación que Europa no veía desde la Segunda Guerra Mundial.

Un familiar de soldados rusos
Un familiar de soldados rusos deposita flores en la Tumba del Soldado Desconocido en Moscú (Foto de Olga MALTSEVA / AFP)

En el lado ucraniano, los proyectiles de artillería, drones explosivos y minas han frenado avances rusos en una tierra de nadie que no deja de teñirse de rojo. Sin embargo, en este enfrentamiento desigual, la exposición de las posiciones ucranianas ha resultado en una constante lluvia de drones, bombas planeadoras y fuego de artillería que asestan golpes demoledores desde la distancia. Cada metro de tierra disputado cobra un precio desorbitado en vidas humanas.

El silencio de las cifras

Un soldado ruso contratado sale
Un soldado ruso contratado sale de un tanque T-72 durante un entrenamiento militar (REUTERS/Sergey Pivovarov)

Ambas naciones han sellado con llave la caja donde guardan sus cifras de bajas. En Ucrania, el secretismo es casi absoluto, al punto de restringir el acceso a datos demográficos que podrían ayudar a estimar las pérdidas. Rusia, por su parte, maneja sus estadísticas con una mezcla de opacidad y propaganda. Ante este vacío de información oficial, los cálculos más completos provienen de grupos independientes que rastrean obituarios, condecoraciones póstumas y otros registros publicados en línea. Sin embargo, estos esfuerzos están plagados de desafíos éticos y metodológicos.

Dos plataformas digitales —Lostarmour.info y UALosses.org— han intentado llenar ese vacío, pero con motivaciones y credibilidad cuestionadas. Ambas coinciden en que más de 62.000 soldados ucranianos han muerto desde el inicio de la invasión. Lostarmour, un proyecto gestionado por una decena de voluntarios rusos anónimos, estima que la cifra real de muertos supera los 100.000. En tanto, UALosses, manejado por un especialista en tecnología radicado en Occidente, también señala un número similar, aunque trabaja bajo constante amenaza de censura por parte del gobierno ucraniano.

Mientras tanto, investigadores rusos han estimado que las bajas de su propio país ascienden a más de 150.000 muertes en el campo de batalla hasta noviembre de 2024. Si bien estas cifras son alarmantes, la brecha demográfica y el esfuerzo de reclutamiento masivo inclinan la balanza a favor de Rusia.

Un soldado ucraniano pasa junto
Un soldado ucraniano pasa junto a un edificio alcanzado por la metralla en la ciudad rusa de Sudzha, controlada por Ucrania (Ed Ram para The Washington Post)

“La diferencia no está solo en los números, sino en quién puede soportar más pérdidas”, dijo a The New York Times Franz-Stefan Gady, un analista militar con sede en Viena. Con una metáfora demoledora, añadió: “El hombre gordo adelgaza. Pero el hombre flaco muere”.

Rusia, con una población cuatro veces mayor que la de Ucrania, ha logrado reponer sus filas con una brutal eficiencia. El Kremlin no ha dudado en implementar su primera leva masiva desde la Segunda Guerra Mundial, reclutando a prisioneros, deudores y hasta acusados de crímenes a cambio de indulgencia judicial. Según estadísticas financieras rusas, entre 600 y 1.000 nuevos soldados se incorporaron diariamente en 2024, mientras que Ucrania sólo pudo igualar esa tasa durante breves periodos.

El presidente ucraniano Volodímir Zelensky, consciente de la creciente impopularidad de las medidas de reclutamiento, ha demorado una leva más estricta, dejando que muchos hombres evadan el servicio militar mediante sobornos o escapando de las ciudades. Esta estrategia contrasta con la agresiva maquinaria de reclutamiento rusa, que incluso recibió apoyo de contingentes enviados por Corea del Norte, con 11.000 soldados desplegados en la región de Kursk.

El resultado es un abismo creciente: en el frente hay actualmente más de 400.000 soldados rusos enfrentándose a 250.000 ucranianos, según cálculos de un analista militar con acceso a evaluaciones occidentales.

La batalla por los números

El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky,
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, entrega medallas militares a defensores de héroes durante una visita a un puesto de mando en primera línea en la región de Kharkiv (Europa Press)

Los esfuerzos por ocultar las cifras oficiales también han llevado a un limbo legal para las familias de los desaparecidos. Ucrania ha registrado a cerca de 59.000 personas como desaparecidas, en su mayoría soldados. La ley ucraniana dificulta que los familiares declaren muertos a los desaparecidos, lo que no solo perpetúa su incertidumbre, sino que también reduce artificialmente las estadísticas oficiales.

—Sería mejor saber la verdad, aunque duela —confesó a The New York Times Alyona Bondar, trabajadora de un café en Kiev, cuyo hermano desapareció en el sur de Ucrania en 2023. En su voz se percibía el peso de la espera interminable—. Al menos tendría una tumba que visitar, en lugar de imaginarlo tirado en un campo desde hace un año y medio.

Los informes más audaces han llegado de fuentes independientes dentro de Ucrania. Yurii Butusov, un corresponsal de guerra con más de 1,2 millones de suscriptores en YouTube, reveló en diciembre que fuentes internas en el ejército le informaron que 105.000 soldados ucranianos han sido “irremediablemente perdidos”, cifra que incluye 70.000 muertos y 35.000 desaparecidos. Este cálculo, que excluye unidades como la Guardia Nacional, contradice las afirmaciones oficiales de Zelensky, quien había reconocido 43.000 muertes hasta esa fecha.

—Es una realidad que debemos enfrentar, pero no podemos hablar de ello abiertamente —indicó un analista militar occidental bajo condición de anonimato, validando los datos de Butusov.

Militares de la 65ª Brigada
Militares de la 65ª Brigada Mecanizada en las posiciones rusas (Europa Press/Dmytro Smolienko)

Más allá de los muertos, las lesiones irreparables han mermado aún más la capacidad operativa de ambos ejércitos. Cada soldado gravemente herido se suma a la cifra de “pérdidas irreemplazables”. En este terreno, los cálculos de expertos sugieren que por cada soldado ucraniano que queda fuera de combate, Rusia pierde menos de dos.

Sin embargo, la desproporción poblacional sigue siendo la barrera insalvable para Ucrania. Cada baja ucraniana no sólo desangra a un ejército más pequeño, sino que acerca al Kremlin a una victoria estratégica. La resistencia heroica de Ucrania, por ahora, no ha logrado revertir la asimetría fundamental que define este conflicto.

En las llanuras devastadas por el fuego, donde los nombres de los caídos quedan enterrados en estadísticas dudosas, la guerra continúa. Una guerra que no solo enfrenta a dos naciones, sino a dos verdades que intentan sobrevivir en medio de la niebla y el silencio.

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