“El último dictador de Europa”: Alexander Lukashenko busca extender su control sobre Bielorrusia

El líder autoritario adelantó las elecciones de 2025 para evitar protestas como las de 2020, tras su polémica victoria con el 80% de los votos

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El líder autoritario Alexander Lukashenko
El líder autoritario Alexander Lukashenko (Sputnik/Gavriil Grigorov/Pool via REUTERS)

Las elecciones presidenciales en Bielorrusia, que comenzaron el martes con votación anticipada y concluyen este domingo, apuntan a asegurar un séptimo mandato para el líder autoritario Alexander Lukashenko, de 70 años, quien gobierna el país desde 1994. Según informes, el proceso electoral se desarrolla en un contexto de fuerte represión, denuncias de falta de libertad y bajo la creciente influencia de Rusia.

Lukashenko, conocido como “el último dictador de Europa”, adelantó las elecciones de 2025 del cálido mes de agosto a enero, en un aparente intento de minimizar la posibilidad de protestas masivas como las que estallaron tras las elecciones de 2020. En esa ocasión, fue declarado vencedor con el 80% de los votos, lo que generó denuncias de fraude y una ola de manifestaciones reprimidas con miles de arrestos y detenciones, según informes de organizaciones internacionales.

Un país bajo control y con vínculos estrechos con Moscú

Bielorrusia, un país de 9 millones de habitantes que formó parte de la Unión Soviética hasta su colapso en 1991, ha estado históricamente alineada con Rusia. Lukashenko ha mantenido su poder gracias al respaldo económico y político del presidente ruso, Vladimir Putin, con quien firmó en diciembre de 2024 un tratado que coloca a Bielorrusia bajo el paraguas de seguridad nuclear de Moscú.

Según Lukashenko, su país alberga armas nucleares tácticas rusas, lo que refuerza la capacidad de Rusia para proyectar su influencia militar en Europa. Además, Putin anunció que Bielorrusia recibirá misiles hipersónicos Oreshnik, cuyo despliegue podría realizarse en 2025.

En diciembre de 2024, Lukashenko
En diciembre de 2024, Lukashenko y Putin firmaron un tratado que daba garantías de seguridad a Bielorrusia que incluían el posible uso de armas nucleares rusas (Sputnik/Gavriil Grigorov/Pool via REUTERS)

Protestas silenciadas y clima de miedo

Tras las elecciones de 2020, Lukashenko enfrentó las mayores protestas en la historia del país, con más de 65.000 personas detenidas y miles golpeadas por la policía, según organizaciones de derechos humanos.

Desde entonces, el gobierno ha intensificado la represión, cerrando medios de comunicación independientes, organizaciones no gubernamentales y encarcelando a destacados opositores políticos. Según Viasna, principal grupo de derechos humanos del país, actualmente hay unos 1.300 presos políticos, entre ellos el activista y premio Nobel de la Paz Ales Bialiatski.

“Los políticos que una vez se atrevieron a desafiar a Lukashenko ahora están literalmente pudriéndose en prisión en condiciones de tortura, no hemos tenido contacto con ellos durante más de un año y algunos de ellos tienen muy mala salud”, dijo el representante de Viasna, Pavel Sapelka.

Marie Struthers, de Amnistía Internacional, denunció que las autoridades bielorrusas han “creado un clima asfixiante de miedo, silenciando a todo aquel que desafíe al gobierno”.

ARCHIVO: La policía detiene a
ARCHIVO: La policía detiene a un manifestante durante una protesta de la oposición contra los resultados oficiales de las elecciones presidenciales en Minsk, Bielorrusia, el domingo 1 de noviembre de 2020 (Foto AP, Archivo)

Movimientos tácticos antes de las elecciones

En un gesto que algunos interpretan como estratégico, Lukashenko indultó recientemente a más de 250 presos políticos, aunque la represión contra la oposición continúa. Según el politólogo bielorruso Valeri Karbalevich, el adelanto de las elecciones a enero fue una maniobra para evitar protestas masivas debido al frío invernal.

Paralelamente, la Comisión Electoral Central rechazó las candidaturas de los principales opositores, dejando a Lukashenko enfrentándose únicamente a rivales simbólicos.

Desde el exilio, Sviatlana Tsikhanouskaya, quien desafió a Lukashenko en 2020 y se vio obligada a huir del país, calificó las elecciones actuales de “farsa” y pidió a los bielorrusos que voten en contra de todos los candidatos. Su esposo, el activista Siarhei Tsikhanouski, sigue encarcelado tras intentar postularse en las elecciones pasadas.

Siarhei Tsikhanouski permanece fuera de
Siarhei Tsikhanouski permanece fuera de una jaula en una sala de audiencias en el centro de detención de Gomel, Bielorrusia (AP)

Implicaciones geopolíticas

La cercanía de Lukashenko con Rusia también ha tenido implicaciones directas en la guerra en Ucrania, ya que permitió que tropas rusas utilizaran territorio bielorruso para lanzar su invasión en 2022. En el ámbito nuclear, el despliegue de armamento ruso en Bielorrusia ha intensificado las tensiones con los países de la OTAN, especialmente con Polonia, Lituania y Letonia, vecinos occidentales de Bielorrusia.

Las elecciones, marcadas por un control casi absoluto del poder por parte de Lukashenko y la ausencia de candidatos opositores significativos, parecen destinadas a prolongar su mandato, consolidando su posición como el único líder que la mayoría de los bielorrusos han conocido desde la independencia postsoviética.

(Con información de AP)

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