Las empresas estadounidenses buscan alternativas a China por las crecientes tensiones comerciales

Las multinacionales del país norteamericano evalúan diversificar sus cadenas de suministro y otras locaciones donde radicar sus operaciones

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Las empresas estadounidenses evalúan sacar
Las empresas estadounidenses evalúan sacar sus operaciones de China. (Mark Schiefelbein/REUTERS)

Un número creciente de empresas estadounidenses está evaluando la posibilidad de trasladar sus operaciones fuera de China, según un informe reciente. Este fenómeno, que ha alcanzado niveles récord, se enmarca en un contexto de tensiones comerciales y geopolíticas entre las dos mayores economías del mundo. De acuerdo con un estudio de la Cámara de Comercio Americana en China (AmCham China), el 30% de las empresas encuestadas ya ha comenzado a diversificar sus cadenas de suministro o está considerando hacerlo, duplicando el porcentaje registrado en 2020.

El Financial Times informó que esta tendencia se ha visto impulsada por varios factores, entre ellos las políticas comerciales proteccionistas de Estados Unidos y los esfuerzos de las empresas por gestionar riesgos tras la pandemia de Covid-19. Michael Hart, presidente de AmCham China, señaló que, aunque la mayoría de las compañías estadounidenses no están abandonando el mercado chino, el cambio hacia la deslocalización es evidente.

El embajador de Estados Unidos
El embajador de Estados Unidos en China, Nicholas Burns, habla durante un acto de la Cámara de Comercio Americana en China (AmCham China) en Guangzhou. (REUTERS/Tingshu Wang)

“No veo ninguna razón para pensar que la inversión bilateral vaya a aumentar en los próximos dos años”, afirmó Hart, quien también expresó su preocupación por el impacto que esta tendencia podría tener en la política de inversión de China.

Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, profundizadas por el regreso de Trump a la Casa Blanca y sus amenazas de aranceles y demás medidas prteccionistas, han sido un factor determinante en la decisión de muchas empresas de reconsiderar su presencia en el país asiático. Según la encuesta de AmCham, realizada entre octubre y noviembre del año pasado, el 44% de las empresas que están evaluando la posibilidad de deslocalizarse citó estas tensiones como una de las principales razones.

Aunque el mandatario no ha implementado algunas de sus amenazas más severas, como un arancel general del 60% sobre los productos chinos, ha reiterado la posibilidad de imponer un gravamen del 10% a partir del 1 de febrero si China no toma medidas contra las exportaciones de precursores de fentanilo. Además, Trump ha ordenado una revisión del comercio con China, incluyendo las cadenas de suministro que utilizan terceros países para evitar aranceles.

Foto de archivo de Donald
Foto de archivo de Donald Trump Xi Jinping antes de una reunión en el marco de la cumbre del G20 en Osaka, Japón. (REUTERS/Kevin Lamarque)

La necesidad de gestionar riesgos y reforzar las cadenas de suministro tras la pandemia también ha llevado a las empresas estadounidenses a buscar alternativas fuera de China. Según el informe de AmCham, los países en desarrollo de Asia son los destinos más atractivos, con un 38% de las empresas optando por esta región. Sin embargo, las economías desarrolladas como Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Corea del Sur también han ganado popularidad como opciones para la reubicación.

Por sectores, las empresas tecnológicas y de investigación y desarrollo son las más propensas a trasladarse. El 41% de las compañías de estos sectores ya ha iniciado el proceso o está considerando hacerlo. Este fenómeno se enmarca en una creciente guerra tecnológica entre Estados Unidos y China, que incluye restricciones al acceso de China a tecnologías avanzadas como semiconductores y baterías para vehículos eléctricos, así como represalias por parte de Beijing mediante la limitación de exportaciones de minerales críticos.

A pesar de las crecientes tensiones, China sigue siendo un mercado importante para muchas empresas estadounidenses. Un tercio de las compañías encuestadas por AmCham afirmó que la calidad del entorno inversor en China había mejorado, un aumento de cinco puntos porcentuales respecto al año anterior. Sin embargo, el acceso al mercado y la competencia con rivales locales siguen siendo desafíos para las empresas extranjeras.

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A pesar de las crecientes tensiones, China sigue siendo un mercado importante para muchas empresas estadounidenses. (REUTERS/Aly Song)

El Financial Times destacó que las autoridades chinas han intentado mejorar el clima de negocios para las empresas internacionales, en un esfuerzo por contrarrestar la caída de la inversión extranjera directa, que ha alcanzado mínimos históricos. Sin embargo, la confianza de las empresas y los inversores extranjeros se ha visto afectada por medidas como redadas en consultorías y auditorías, así como por regulaciones poco claras sobre los flujos de datos transfronterizos.

Por otro lado, el porcentaje de empresas estadounidenses que no consideran a China como una prioridad para la inversión ha aumentado significativamente, pasando del 10% en 2020 al 21% el año pasado. Este cambio refleja un panorama en el que las tensiones geopolíticas y los desafíos internos del mercado chino están influyendo en las decisiones estratégicas de las empresas.

El ministro de Comercio chino,
El ministro de Comercio chino, Wang Wentao. (REUTERS/Tingshu Wang)

Hart, subrayó que, a pesar de los desafíos, China sigue siendo un mercado clave para muchas empresas estadounidenses. “China sigue siendo un mercado realmente importante”, afirmó Hart, quien también destacó los esfuerzos de la Cámara para transmitir este mensaje a los responsables políticos en Washington.

Sin embargo, el panorama actual sugiere que las tensiones comerciales y geopolíticas continuarán moldeando las decisiones de inversión y las estrategias de las empresas en los próximos años. La diversificación de las cadenas de suministro y la búsqueda de destinos alternativos reflejan un cambio estructural en la relación económica entre Estados Unidos y China, con implicaciones para ambos países y para la economía global.

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