Emma Carey, una joven australiana de 20 años, vivió lo que parecía ser una escena sacada de una película de terror. En junio de 2013, durante un salto en paracaídas sobre los Alpes Suizos, su equipo falló, y tanto el paracaídas principal como el de emergencia quedaron enredados, dejando a Carey y a su instructor en caída libre desde una altura de aproximadamente 4.267 metros. Contra todo pronóstico, sobrevivió al impacto, aunque sufrió lesiones graves que cambiaron su vida para siempre.
Hoy, más de una década después, Carey no solo ha contado su historia en entrevistas, sino que también la plasmó en un libro titulado The Girl Who Fell From the Sky (La chica que cayó del cielo). Lo que impacta de su relato no es solo su capacidad de recuperación, sino los dos pensamientos que cruzaron su mente mientras caía, sabiendo que el desenlace parecía inevitable.
“La experiencia fue aterradora y surrealista. Pensé que iba a morir. Pero, en esos segundos, tuve dos pensamientos claros que hasta hoy recuerdo como si los hubiera tenido ayer: no quería morir y me dolía pensar que mi mejor amiga, Jemma, sería quien encontraría mi cuerpo”, recordó Carey en su libro.
El día que cambió su vida para siempre
Carey y su mejor amiga, Jemma Mrdak, estaban viajando por Europa tras terminar la secundaria. El salto en paracaídas había sido idea de Carey, una joven apasionada por la adrenalina, mientras que Jemma, aunque reticente, accedió a acompañarla.
El 9 de junio de 2013, ambas subieron a un helicóptero en los Alpes Suizos, listas para una experiencia única. La emoción inicial pronto se transformó en pesadilla. Carey, quien iba sujeta en un salto tándem con un instructor, se lanzó primero. Treinta segundos después, Jemma saltó desde el otro lado del helicóptero.
Carey recuerda con detalle el momento en que todo cambió. “Sentí un tirón en el cabello cuando se activó el paracaídas, pero en lugar de desacelerar, vi cómo las cuerdas estaban enredadas y mi instructor no respondía. En ese momento, el miedo se apoderó de mí”, relató a The Guardian.
A medida que la tierra se acercaba rápidamente, Carey aceptó la posibilidad de morir. Sin embargo, el deseo de vivir era fuerte. “Quería un futuro, incluso las cosas más simples, como el sándwich que había preparado esa mañana”, explicó en sus memorias.
El impacto y la lucha por sobrevivir
Contra todas las probabilidades, Carey sobrevivió a la caída. El impacto fue brutal: sufrió fracturas en el esternón, la pelvis, el sacro y las vértebras, además de una lesión en la médula espinal que la dejó paralizada de la cintura para abajo. Su instructor también sobrevivió, aunque inconsciente, permaneció inmóvil junto a ella tras el aterrizaje.
Jemma, quien había aterrizado a unos 800 metros de distancia, corrió hacia su anmiga tras divisarla en el suelo. Al llegar, la ncontró consciente pero en estado crítico. “No puedo sentir mis piernas”, le dijo desesperada. Ambas esperaron durante una hora a que llegara un equipo de rescate, que trasladó a Carey en helicóptero a un hospital en Berna.
Los médicos no eran optimistas, le dijeron que probablemente nunca volvería a caminar. Sin embargo, Carey decidió afrontar su situación con un espíritu de lucha y esperanza. Tras meses de fisioterapia, logró recuperar parcialmente la movilidad con la ayuda de muletas, aunque nunca volvió a tener sensibilidad en las piernas.
Durante su proceso de recuperación, Carey adoptó una perspectiva que transformaría su vida. “Decidí que no iba a medir mi felicidad en si volvía a caminar o no. Mi vida tiene valor más allá de mi capacidad física”, contó en su TED Talk en 2023.
Un mensaje de resiliencia y superación
Hoy, Emma Carey es un ejemplo de resiliencia. Su historia ha inspirado a miles de personas a través de sus conferencias y su libro. Aunque sigue enfrentando desafíos diarios, como el uso de catéteres y la falta de sensibilidad en sus piernas, elige centrarse en lo positivo. “El peor momento de mi vida ya pasó. Puedo manejar cualquier otra cosa”, aseguró a CBS.
En 2023, Carey regresó al campo donde cayó hace 10 años, esta vez de pie, acompañada por Jemma, quien ha sido un pilar en su vida. Para Carey, esta experiencia no se trata solo de sobrevivir, sino de redefinir lo que significa vivir plenamente.