Qué es el diamante Hope, la impresionante joya que ha traído tragedias e infortunio a sus poseedores

A lo largo de los siglos, esta célebre maravilla ha fascinado por su enigmático origen en la India, su intenso tono azul y las desgracias que han acompañado su periplo

Guardar
El diamante Hope, de 45.52
El diamante Hope, de 45.52 quilates, está asociado a historias de tragedia y mala suerte desde el siglo XVII (Wikimedia Commons)

A lo largo de los siglos, pocas joyas han despertado tanto asombro y fascinación como el diamante Hope, una piedra preciosa envuelta en historias de tragedia, misterio y mala suerte. Su deslumbrante tono azul y su peso de 45,52 quilates lo convierten en una de las gemas con más historia en el mundo. Sin embargo, su reputación no se limita a su belleza: el Hope ha sido vinculado a una serie de infortunios que han perseguido a muchos de sus propietarios.

Desde su adquisición en el siglo XVII en la India, el diamante ha pasado por las manos de monarcas, coleccionistas y socialités, dejando un rastro de desgracias. Aunque los relatos sobre una supuesta maldición han sido cuestionados por historiadores, varios hechos trágicos han contribuido a alimentar el mito. Hoy, el diamante Hope se exhibe en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian en Washington, D.C., donde sigue siendo un foco de intriga y admiración.

¿Qué es lo que hace que esta joya sea tan singular? Más allá de su valor económico, estimado en unos 350 millones de dólares, su historia ofrece una mirada fascinante a los giros del destino de quienes la poseyeron.

Los orígenes del diamante y su primera tragedia

Su deslumbrante tono azul y
Su deslumbrante tono azul y origen legendario han alimentado el misticismo en torno a esta histórica joya (Wikimedia Commons)

El diamante Hope ingresó al registro histórico en 1666, cuando el comerciante de gemas francés Jean-Baptiste Tavernier lo adquirió en la India. En aquel entonces, la piedra pesaba unos 112 quilates y era conocida como el “Tavernier Blue”. Existen diversas leyendas sobre cómo Tavernier obtuvo el diamante, incluyendo una que sugiere que lo robó del ojo de una estatua de la diosa hindú Sita, desencadenando una maldición. Aunque no hay evidencia de que Tavernier sufriera consecuencias inmediatas, su vida estuvo marcada por dificultades.

El diamante pasó a manos de Luis XIV de Francia, quien lo mandó tallar, reduciendo su peso a 67 quilates. Rebautizado como el “Diamante Azul de la Corona”, se convirtió en parte de las joyas reales. Después de la muerte de Luis XIV, sus sucesores también lo utilizaron, pero la suerte del diamante tomó un giro drástico durante la Revolución Francesa. Luis XVI y su esposa, María Antonieta, quienes heredaron la joya, fueron ejecutados en 1793, alimentando la percepción de que el diamante traía desgracia.

Tras la Revolución, el diamante desapareció por unos 20 años, reapareciendo en Londres en 1812. En ese momento, había sido recortado y había perdido parte de su peso original. Fue adquirido por el banquero británico Henry Philip Hope, cuyo apellido quedó asociado para siempre a la piedra. Aunque la familia Hope disfrutó de la joya por varias décadas, enfrentó graves problemas financieros y tuvo que vender el diamante en 1901.

Tragedias entre los propietarios del siglo XX

La Revolución Francesa marcó el
La Revolución Francesa marcó el inicio de la desaparición del diamante y el trágico final de Luis XVI y María Antonieta (Mandatory Credit: Photo by Fairchild Archive/Penske Media)

En el siglo XX, el diamante cambió de manos repetidamente. Entre sus propietarios se destacó Evalyn Walsh McLean, una rica heredera estadounidense que lo adquirió en 1910 pese a las advertencias sobre su supuesta maldición. McLean utilizó el Hope como un amuleto, pero su vida estuvo marcada por desgracias. Su hijo de nueve años murió atropellado, su esposo enfrentó problemas de alcoholismo e infidelidad y su hija falleció debido a una sobredosis. Aunque McLean negó creer en la maldición, estas tragedias consolidaron la fama oscura del diamante.

Tras la muerte de McLean en 1947, la joya fue adquirida por el joyero Harry Winston, quien finalmente la donó al Smithsonian en 1958. Hoy, el diamante Hope se exhibe como una de las piezas centrales del museo, atrayendo a miles de visitantes cada año.

¿Maldición o coincidencia?

En 1958, el joyero Harry
En 1958, el joyero Harry Winston donó la gema al Smithsonian, donde se exhibe como uno de sus mayores atractivos (Mandatory Credit: Photo by Granger)

El supuesto “cálculo” detrás de los infortunios relacionados con el Hope sigue siendo objeto de debate. Mientras algunos consideran que las desgracias de sus dueños son meras coincidencias, otros creen que su historia es prueba de una maldición asociada a su origen. Sin embargo, lo que es indiscutible es que el diamante ha dejado una huella imborrable en la cultura popular y la historia de la joyería.

Con su exhibición en el Smithsonian, el Hope ha dejado atrás los años de cambios y tragedias, pero su leyenda sigue viva. Ya sea como un ejemplo de artesanía excepcional o como un recordatorio de las historias que el amor al lujo puede acarrear, esta gema continúa siendo un símbolo de fascinación y misterio.

Guardar