Corea del Sur, conocida por su incansable ética laboral, presenta una de las jornadas más largas del mundo, ocupando el cuarto lugar global en horas de trabajo. Este contexto ha derivado en fenómenos como el “gwarosa”, término que describe la muerte por exceso de trabajo, y en debates recientes sobre los límites laborales. Sin embargo, en medio de esta intensidad, la sociedad surcoreana ha desarrollado una novedosa cultura del ocio que sirve como contrapeso a las presiones diarias.
El ocio como refugio en una sociedad acelerada
El fotógrafo surcoreano Kim Seunggu, quien ha pasado más de 15 años documentando lo que denomina la “cultura del ocio” en su serie “Better Days”, captura este fenómeno con sensibilidad y detalle. Según explicó Kim a CNN, el ocio en Corea del Sur refleja una “búsqueda de respiro” frente al ritmo vertiginoso y las exigencias laborales del país. Sus imágenes presentan una yuxtaposición única: mientras los sombríos paisajes urbanos ocupan el fondo, en el primer plano emergen escenas llenas de color y actividad recreativa.
Lugares emblemáticos del ocio surcoreano
Kim ha fotografiado algunos de los destinos más representativos de esta cultura del descanso. La piscina Jangheung Hanok, enclavada en un entorno de arquitectura tradicional, combina el pasado con el presente. Allí, adultos descansan en flotadores mientras los niños chapotean, evidenciando la importancia de los espacios comunitarios para la recreación.
Otros lugares destacados incluyen la Colina de las Azaleas Reales, famosa por sus flores primaverales, y Mulbit Park, con sus tranquilos senderos naturales. Estos espacios no solo sirven para relajarse, sino que también celebran la naturaleza y la conexión social, pilares fundamentales de la recreación surcoreana.
Para Kim, los festivales y actividades al aire libre reflejan una modernidad que no abandona sus raíces: “La cultura disfrutada por la mayoría representa mejor la sociedad coreana”, comenta, enfatizando la importancia de los espacios accesibles frente a los exclusivos resorts reservados para las élites.
Resiliencia histórica y evolución del ocio
El ocio surcoreano no puede entenderse sin considerar su contexto histórico. Tras décadas de colonialismo japonés y la devastación de la Guerra de Corea, el país experimentó un renacimiento cultural en las décadas de 1980 y 1990, impulsado por el movimiento democrático de 1987. Este cambio trajo consigo una apertura a las influencias occidentales y un deseo colectivo de libertad.
Kim observa que la recreación en Corea del Sur se caracteriza por la coexistencia entre individualismo y comunidad, una herencia de los valores confucianos. Este balance permite que las actividades de ocio sean compartidas entre desconocidos en espacios públicos, algo poco común en otras culturas.
La cultura del ocio como reflejo de la sociedad
Kim Seunggu utiliza su lente para plasmar las contradicciones de la vida en Corea del Sur: largas jornadas laborales contrastadas con la vitalidad de los momentos de recreo. En sus fotografías, destaca el optimismo de los ciudadanos al adaptarse y superar los desafíos diarios.
El papel del ocio en la identidad cultural
Inspirado por las pinturas de género de la dinastía Joseon, Kim sugiere que las escenas recreativas de hoy podrían considerarse un folklore moderno. Estas actividades no solo ofrecen descanso, sino que también narran la historia contemporánea de una sociedad que lucha por encontrar el equilibrio entre el trabajo y el descanso.
“Los espacios accesibles y la cultura compartida reflejan el espíritu de la clase media, mucho más representativa que la vida de lujo que permanece oculta”, comenta Kim. En este sentido, las imágenes de su serie “Better Days” no solo son un registro visual, sino también una crónica social.
Contradicciones y potencial de futuro
A pesar de los desafíos, el ocio en Corea del Sur es una expresión de resiliencia. Kim describe la capacidad de los ciudadanos para encontrar alegría en medio de la presión laboral como un signo de optimismo: “Aceptamos estas contradicciones en busca de satisfacción en el ocio”.
Desde piscinas urbanas hasta festivales florales, las fotografías de Kim capturan momentos que, aunque efímeros, tienen un profundo impacto emocional y cultural. Sus imágenes sirven como un recordatorio de que, incluso en un país conocido por su ética de trabajo, el descanso es un elemento esencial para el bienestar individual y colectivo.
El libro “Better Days”, que reúne 50 de sus fotografías, es una invitación a reflexionar sobre el rol del ocio en la construcción de una sociedad equilibrada. Según Kim, “la pasión reflejada en nuestra cultura del ocio indica el potencial de mejoras”; una declaración que alude tanto a los desafíos como a las oportunidades de Corea del Sur en su camino hacia una sociedad más justa y humana.