En el centro de Londres, especialmente en zonas populares como Oxford Street y Mayfair, las bandas de ladrones se movilizan en bicicletas eléctricas y scooters de alta potencia para llevar a cabo robos rápidos de teléfonos móviles. Este fenómeno, aunque generalizado en varias partes del mundo, tiene en Londres un auge alarmante. Según un informe esepcial de MailOnline, las víctimas suelen ser mujeres, muchas veces turistas, quienes son sorprendidas por ladrones vestidos con ropa oscura y pasamontañas o mascarillas, lo que les permite actuar con rapidez y anonimato. El modus operandi es eficaz: los criminales se acercan sigilosamente por detrás, arrebatan el teléfono de las manos de sus víctimas y se dan a la fuga a gran velocidad, dejando a la persona atónita y sin posibilidad de reacción.
Este tipo de robo, sin embargo, no termina en la calle. En lugar de ser vendidos en mercados cercanos, los dispositivos robados inician un largo viaje, y el criminal promedio solo recibe una pequeña fracción del valor real del teléfono. Según reveló a al medio británico el experto en ciberseguridad Jake Moore, este tipo de ladrones representa solo el primer eslabón en una cadena de crimen mucho más compleja. Tras el robo, muchos teléfonos son transferidos a otros miembros de la banda para disminuir el riesgo de que el ladrón principal sea capturado. Esto complica aún más la tarea de rastrear y recuperar el dispositivo.
La venta en el mercado negro: el rastro invisible
Una vez que los teléfonos son robados, los delincuentes se enfrentan a una carrera contra el tiempo. El software de rastreo como Find My iPhone o Google Find My Device permite a los propietarios bloquear o borrar el contenido de su dispositivo de manera remota. Sin embargo, los ladrones que saben lo que hacen rápidamente ponen el teléfono en modo avión, lo que evita que la señal de rastreo llegue al dispositivo, tal como explicó al medio británico Jake Moore. Este truco es crucial, ya que impide que los propietarios borren sus datos o rastreen la ubicación del teléfono, dejándolos vulnerables a posibles extorsiones.
Una vez que se logra evadir el bloqueo, los ladrones venden el teléfono a brokers especializados en el mercado negro, quienes frecuentemente están involucrados en otros delitos, como el tráfico de drogas y la venta ilegal de armas. Estos intermediarios utilizan medidas para impedir que el teléfono pueda ser rastreado por los propietarios. Uno de los métodos más utilizados es el “Faraday Cage”, una funda especial que bloquea las señales electromagnéticas, haciendo imposible que el teléfono envíe o reciba información de rastreo. Cuando el broker acumula suficiente cantidad de teléfonos (generalmente más de 100), estos son enviados a China por mar, siguiendo rutas que atraviesan el Canal de Suez y el estrecho de Malaca, lo que los lleva hasta Shenzhen.
Shenzhen: el destino final de los teléfonos robados
Shenzhen, conocida como el “Silicon Valley de China”, es la ciudad donde convergen muchos de los celulares robados de todo el mundo. A pesar de su impresionante reputación como centro de innovación tecnológica, Shenzhen también es un punto clave en el mercado de teléfonos robados. Allí, los dispositivos suelen ser vendidos de segunda mano, siempre que hayan sido desbloqueados y restablecidos a sus configuraciones de fábrica. En muchos casos, si los teléfonos no son fácilmente reactivables, los criminales los desmantelan para reciclar sus componentes. Jake Moore explica que las piezas como la pantalla, la placa base, o el altavoz pueden ser reutilizadas en otros teléfonos o reparadas para revenderlos a un precio reducido.
Además de la reventa de teléfonos y componentes, los criminales chinos también explotan las vulnerabilidades de seguridad para extraer información sensible de los dispositivos. Según Moore, los criminales pueden utilizar técnicas avanzadas de phishing para engañar a las víctimas y obtener acceso a sus cuentas bancarias o redes sociales.
El valor de los componentes: minería urbana
Un aspecto menos conocido del mercado de teléfonos robados es el valor de los metales preciosos que se encuentran en el interior de los dispositivos. En su mayoría, estos teléfonos contienen pequeñas cantidades de oro, plata, paladio y platino, que son extraídas durante el proceso de reciclaje ilegal. La minería urbana es un negocio lucrativo, ya que según el grupo de reciclaje de teléfonos legítimos, se puede obtener hasta 300 veces más oro de una tonelada de teléfonos antiguos que de una tonelada de mineral de oro.
Los criminales que operan en China también se benefician de la extracción de aluminio, cobre y litio, que se encuentran en la batería del teléfono. Estos metales, en particular el litio, son de gran valor debido a la creciente demanda en la industria de baterías. Según MailOnline, los teléfonos robados se desmantelan completamente, y las piezas son reutilizadas en reparaciones o para ensamblar dispositivos nuevos, lo que los convierte en parte de un ciclo de crimen y reciclaje difícil de rastrear.
El desafío para la policía y la lucha contra el crimen
El robo de teléfonos en las grandes ciudades europeas como Londres ha alcanzado proporciones alarmantes. Según los datos de la Metropolitan Police entre 2017 y 2023, se robaron 567.218 teléfonos en la capital, siendo Westminster la zona con la mayor cantidad de robos. Sin embargo, la tasa de resolución es muy baja, con menos del 2% de los casos resultando en acciones judiciales. Sadiq Khan, el alcalde de Londres, y la Policía Metropolitana comenzaron a tomar medidas, como reuniones con empresas tecnológicas para mejorar la seguridad de los dispositivos. Google, por ejemplo, ha implementado un sistema de bloqueo de robo que utiliza Inteligencia Artificial para bloquear los dispositivos cuando detecta que han sido robados.
Además de las patrullas en las zonas más afectadas, la City of London Police introdujo un sistema de pulverizadores de ADN, que permiten marcar a los criminales y vincularlos a los delitos cometidos. Sin embargo, la policía sigue enfrentando dificultades, ya que los ladrones son cada vez más sofisticados, utilizando medidas como el modo avión y las cajas negras para evitar ser rastreados.
Estrategias de prevención para los propietarios de celulares
Los expertos en ciberseguridad, como Jake Moore, recomiendan una serie de medidas para proteger los teléfonos ante robos. Activar el modo perdido y desactivar las vistas previas de mensajes son pasos cruciales para evitar que los ladrones accedan a datos sensibles. Además, se aconseja contactar con el proveedor de red para suspender el servicio, evitando que los ladrones generen costos adicionales, como llamadas internacionales o de tarifa premium.
Es fundamental también que los propietarios respalden regularmente sus datos, ya que esto les permitirá recuperar su información en caso de que el dispositivo sea robado. Además, aunque las medidas de rastreo de Apple y Google son útiles, los delincuentes siguen encontrando formas de eludirlas, lo que subraya la necesidad de que las autoridades y empresas tecnológicas sigan mejorando la seguridad.