
Alrededor de 10,5 millones de turistas llenan la Fontana di Trevi cada año, lanzando monedas y apostando por un futuro regreso a Roma. Ahora, las autoridades están considerando implementar un boleto de 2 euros (2,25 dólares) para gestionar el turismo y el acceso a este monumento icónico que hasta el momento ha sido de entrada gratuita.
La propuesta de Alessandro Onorato, máximo responsable de turismo de Roma, sigue el ejemplo de Venecia, que recientemente introdujo una controvertida tarifa de 5 euros para los excursionistas. La medida debe ser aprobada por el Consejo Municipal, aunque ya cuenta con el apoyo del alcalde Roberto Gualtieri.
En 2022, Caritas, la organización benéfica encargada de gestionar los fondos obtenidos de las monedas arrojadas en la Fontana di Trevi, recolectó un total de 1,4 millones de euros (aproximadamente 1,5 millones de dólares).
“Dos euros es más o menos la misma cantidad que la gente lanza a la fuente para pedir un deseo”, afirmó Alessandro Onorato a la agencia de noticias AP. A pesar del costo, las autoridades de Roma aseguran que el objetivo de la tarifa no es recaudar dinero, sino reducir y controlar las multitudes, evitando que los visitantes “coman helado o pizza en un monumento que merece el respeto adecuado”.

Las ciudades de todo el mundo se enfrentan al desafío de gestionar el creciente flujo de turistas, quienes, aunque impulsan la economía, también pueden generar inconvenientes a los residentes al aglomerarse en los sitios más populares.
“Debemos evitar, especialmente en una ciudad de arte tan frágil como Roma, que demasiados turistas perjudiquen la experiencia turística y dañen la ciudad”, subrayó Onorato. “Necesitamos salvaguardar dos cosas: que los turistas no experimenten caos y que los ciudadanos puedan seguir viviendo en el centro”.

Alessandro Onorato expresó su intención de implementar el cobro de entrada, gestionado a través de un sistema de reservas y un código QR, antes del Año Santo Jubilar 2025, con el objetivo de que el sistema esté funcionando para la primavera.
La tarifa solo se aplicaría a quienes accedan a los nueve escalones de piedra que conducen al borde de la fuente. Para los residentes de Roma, el acceso sería gratuito.
Onorato también indicó que este sistema ayudaría a desalentar a las personas de comer en los escalones, alimentar a las palomas o, en el peor de los casos, recrear el famoso baño de Anita Ekberg en la fuente, como en “La Dolce Vita” de Fellini, una infracción recurrente que conlleva una multa. “Ocurriría menos, o tal vez no ocurriría en absoluto, porque sabríamos quién entra, sus nombres y dónde viven. Se vuelve más complicado”, explicó.
(Con información de AP)
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