El pasado viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), visitó las Islas Marías, a donde zarpó desde el Puerto de San Blas, en Nayarit. Éstas funcionaron como prisión federal por más de 100 años, hasta 2019, cuando el actual mandatario federal firmó un decreto para que el territorio fuera adaptado como un centro para las artes, la cultura y el conocimiento del medio ambiente.
Fue por medio de redes sociales que el primer mandatario informó que “ahora, la costa de Sinaloa, Nayarit y Jalisco forman parte de una región para el desarrollo turístico, cultural y ambiental”.
A mediados de 2021, López Obrador compartió fotografías con el avance de la construcción del Centro de Educación Ambiental ‘Muros de Agua-José Revueltas’, en Islas Marías, el cual abrirá al público dentro de tres meses, ha asegurado López Obrador.
También, AMLO ha declarado que las Islas recibirán visitas limitadas para no afectar la conservación ambiental. El objetivo es que los visitantes recorran la isla durante la mañana y salgan de ella por la tarde.
Y es que las Islas Marías acogían a una de las prisiones más temidas y aisladas de México. Fue abierta en pleno Porfiriato, en 1905, y cerró en 2019. Durante sus celdas pasaron reconocidas personalidades, como el escritor y activista político José Revueltas, y en total, el tiempo que funcionó como prisión, albergó a unos 45 mil presos.
El edificio en el que se encontraba la cárcel, que estaba ubicado en la Isla María Madre, la más grande y única de este grupo de islas que ha estado habitada, ha sido reformado con el objetivo de mirar hacia un futuro sostenible, convirtiéndose en una reserva natural única. En total, el archipiélago está conformado por cuatro islas, en donde abunda la vida silvestre.
El 8 de marzo de 2019, los últimos 624 reos salieron en un operativo que duró un día y medio. Las instalaciones de la ex-prisión se encuentran a unos 120 kilómetros de San Blas, en la costa del estado de Nayarit, y a unos 170 kilómetros de Mazatlán, Sinaloa, de donde salen las embarcaciones por ser una base de la Marina. En la visita del López Obrador del viernes, él mismo informó que se hizo 4 horas para llegar al destino.
Fue el mismo Porfirio Díaz quien estableció la prisión de las Islas Marías, en 1905. En distintas etapas de su existencia, la cárcel tuvo distintos grados de represión y peligrosidad. En prisión, también hubo mujeres reclusas, sin embargo, el número de hombres siempre fue mucho mayor.
En un principio, llegaron personas que habían cometido delitos reincidentes, como robo, circulación de moneda falsa o vagancia. Sin embargo, entre 1929 y 1931, con las reformas al código penal, se comenzó a enviar presos de alta peligrosidad. También se comenzaron a enviar presos políticos, no solo durante el Porfiriato, sino en la época postrevolucionaria, cuando se enviaba a comunistas y cristeros.
En las Islas Marías, muchos de los presos vivieron en semi libertad, lo que quiere decir que estaban confinados a la isla, pero sin estar tras las rejas y trabajando al aire libre en las distintas empresas que estaban allí, entre ellas una camaronera o un aserradero en las últimas etapas.
También había presos que vivían con su familia, por lo que hubo etapas en las que en la isla había cientos de niños, hasta unos 600. Las familias podían quedarse por periodos de semanas o meses de visita.
Sin embargo, en sus últimos tiempos como prisión, las familias fueron disminuyendo. En el desalojo final, salieron siete familias, entre las que había cinco niñas y cinco niños.
José Revueltas inspiró uno de sus libros llamado Los Muros de agua, en sus dos estancias en la cárcel, una en 1932 y otra en 1935. Fue enviado a prisión, acusado de “comunista”.
Justamente, ese es el nombre que decidió otorgar el gobierno de AMLO para el “Centro de educación ambiental y cultural”.
SEGUIR LEYENDO: