
Omar Treviño Morales, alías “El Z42”, enfrentará un nuevo juicio, ahora por delincuencia organizada en su modalidad de delitos contra la salud. La Fiscalía General de la República informó en su celda de esta nueva orden de aprehensión, al que fuera líder de uno de los cárteles más sanguinarios de México: “Los Zetas”.
Treviño Morales se encuentra preso desde el 2015 en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1, ubicado en Almoloya de Juárez, en el Estado de México. Cuenta con una orden de extradición a Estados Unidos, sin embargo, sus abogados han tramitado varios amparos que se encuentran en curso.
En julio pasado, un juez federal sentenció a “El Z42″ a 18 años de prisión por operaciones con recursos de procedencia ilícita y portación de armas de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Actualmente se encuentran abiertos ocho procesos más en su contra.
Al mismo tiempo, otros 11 integrantes de Los Zetas recibieron sentencias condenatorias de entre 12 a 111 años de prisión, luego de ser declarados culpables por delitos contra la salud, delincuencia organizada y secuestro.
“El Z42” es considerado el líder de Los Zetas desde 2013, luego de que su hermano Miguel Ángel, quien era conocido como el narcotraficante más sanguinario del país, fue detenido.
Como líder del grupo, Treviño Morales continuó la labor de su hermano y condujo a la organización en actividades como tráfico de estupefacientes, personas y armas, así como extorsión, secuestro y robo de hidrocarburos. A ello se suman las enormes cargas de cocaína que el grupo enviaba a Estados Unidos, por las cuales el capo tuvo una orden de extradición.
Fue en 2015 cuando detuvieron a “El Z-42”, en el municipio de San Pedro García Garza, en Nuevo León, además, la antes de su captura, la extinta Procuraduría General de la República (PGR) ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos por información que les ayudará para capturarlo.

Cuando fue detenido, las autoridades lo describieron como un hombre extremadamente violento y sanguinario. Fue recluido en el penal de máxima seguridad del Altiplano y en octubre de 2016 lo trasladaron al penal de Ocampo, en Guanajuato. Su estancia en este recinto fue corta, pues dos meses después fue regresado al Centro Federal de Readaptación Social del estado de México, donde enfrentaba un proceso por portación de arma de fuego, operaciones financieras con recursos de procedencia ilícita y privación ilegal de la libertad.
Durante todos esos años la orden de extradición contra el capo estuvo en curso, sin embargo, en febrero de este año se dio a conocer que un juez segundo de distrito en materia de amparo y juicios federales en el estado de México le concedió la suspensión de la orden.
Treviño Morales hace un año declaró ante la fiscalía Especializada en Localización y Búsqueda de Personas Desaparecidas en Coahuila, que ordenó la muerte de al menos 2.000 seres humanos, cuyos cuerpos podían localizarse en las presas del norte del país.

Cabe mencionar que el gobierno de México tiene identificado al grupo criminal de “Los Zetas” en lugares como Nuevo Laredo, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León.
En Estados Unidos contaba con cargos por tráfico de cocaína de México hacia ese país. La Agencia Antidrogas (DEA) ofrecía una recompensa de USD 5 millones por cualquier información que ayudara a dar con su paradero.
Se trataba del líder del segundo grupo criminal más importante en México después del Cártel de Sinaloa, antiguamente encabezado por Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
El capo es considerado autor de una serie de asesinatos y secuestros en la fronteriza ciudad de Nuevo Laredo que se llevaron a cabo entre 2005 y el 2006. También se lo vincula con la masacre de migrantes de San Fernando y con el ataque al Casino Royale en Monterrey.

Aunque la permanencia de Los Zetas como organización criminal no fue muy duradera, la violencia con la que operaban les sirvió para ser considerados como el grupo más violento y sanguinario en México.
El cártel aplicó la táctica de la propagación del terror civil. A mayor salvajismo, más miedo entre la población, más sometimiento de las autoridades y más silencio en los medios. Ellos fueron los primeros en recurrir a métodos como la decapitación, el desmembramiento de cuerpos o el “guisaso”, que consistía en disolver los cadáveres en ácido o derretirlos en contenedores de aceite.
Ejemplo de ello es lo ocurrido en Casino Royale, donde 52 personas murieron a causa de un incendio que consumió el local. En esa ocasión, alrededor de una veintena de hombres armados llegó y roció con gasolina la sala de juegos. El incendió consumió todo el lugar; cuando la situación fue controlada por los bomberos, encontraron decenas de cadáveres en el área principal y los baños. El presunto motivo que propició el ataque fue que los dueños del casino se negaron a pagar la cuota mensual que exigían los criminales, unos 130.000 pesos.
Sobre la masacre de los migrantes, fue entre el 22 y 23 de agosto de 2010 cuando Los Zetas mataron a 72 personas luego de que algunos de ellos rechazaran ser reclutados por el cártel y otros simplemente no pudieran pagar la suma para recuperar su libertad. Todos viajaban en dos camiones que fueron secuestrados por integrantes de la organización. Sus cuerpos fueron encontrados por las autoridades en un rancho abandonado.

El cártel de “Los Zetas” se creó a finales de los años noventa con soldados desertores el ejército mexicano y de la policía federal.
La información oficial señala que en 1997 un teniente desertor del ejército, de nombre Arturo Guzmán Decena, fue el encargado de reclutar a militares de élite para el Cártel del Golfo que encabezaban Juan García Abrego y Osiel Cárdenas Guillén.
Informes oficiales, investigaciones periodísticas y académicas reportaron que en su formación participaron 14 ex militares, a quienes llamaron el “grupo de los 14” o los Zetas primera generación. Progresivamente se fueron sumando más elementos hasta llegar a 67.
El pasado militar de algunos de sus líderes estuvo comprobado. En 2003 la Procuraduría General de la República (PGR) tenía ubicados a los 31 integrantes fundadores, de los cuales cinco habían alcanzado en el Ejército el grado de teniente, cuatro de subteniente, tres de sargento, y tres de cabo, mientras que el resto no habían pasado de ser soldados razos.
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