
Durante los confinamientos por la COVID-19, la reducción drástica de la actividad humana en el campus de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) provocó un fenómeno inesperado en la fauna urbana: los juncos urbanos (Junco hyemalis) modificaron la forma y el tamaño de sus picos, asemejándose a sus parientes silvestres.
Este cambio, documentado por investigadores de la UCLA y publicado en PNAS, se revirtió rápidamente tras el regreso de la población al campus y el aumento del desperdicio de alimentos, lo que revela la influencia directa y veloz de los hábitos humanos sobre la morfología de las aves urbanas.
El estudio, realizado entre 2018 y 2025, se centró en el seguimiento de 302 juncos urbanos y 132 silvestres, que fueron anillados y liberados tanto en el campus de la UCLA como en zonas montañosas cercanas del sur de California. Los investigadores midieron la longitud y profundidad del pico, así como el tarso de las patas, para analizar las diferencias morfológicas entre las aves nacidas antes, durante y después de la llamada antropausa, el periodo de confinamiento global por la pandemia.

Durante la antropausa, la actividad humana en el campus disminuyó aproximadamente siete veces respecto a los niveles habituales, y la mayoría de los servicios de comida permanecieron cerrados, lo que redujo notablemente la disponibilidad de residuos orgánicos. Este contexto permitió a los científicos aislar el impacto de la presencia humana y el desperdicio de alimentos sobre la fauna local, un experimento natural sin precedentes.
Los resultados del estudio mostraron que los juncos nacidos durante la pandemia desarrollaron picos más largos y delgados, similares a los de las poblaciones silvestres de la región. El comunicado de prensa de la casa de altos estudios destaca que “las aves que nacieron durante la pandemia, cuando los campus se vaciaron y hubo menos desperdicios de comida, tenían picos más largos y una estructura más delgada, similar a la de las aves silvestres”.
Sin embargo, tras el levantamiento de las restricciones y el retorno progresivo de la comunidad universitaria, los picos de las nuevas generaciones de juncos urbanos recuperaron rápidamente la forma corta y robusta, característica de las aves adaptadas al entorno urbano.

La investigación subraya que “la actividad humana (y la ausencia de ella) subyace al rápido cambio morfológico en un ave urbana”, y que las diferencias año tras año evidencian un retorno a la morfología previa a la pandemia en cuanto la actividad humana y el desperdicio de alimentos volvieron a los niveles habituales.
La investigación sugiere que la dieta de los juncos urbanos, influida por el acceso a desechos alimenticios humanos, desempeña un papel central en la adaptación de la morfología del pico. Los especialistas plantean que “el desperdicio de alimentos podría impulsar la evolución adaptativa de una forma de pico más general en los juncos urbanos, que cambia rápidamente a nivel poblacional en respuesta a la variación de recursos”.
En ausencia de residuos humanos, las aves habrían recurrido a una dieta más similar a la de sus congéneres silvestres, lo que se reflejó en la morfología de sus picos.

Además, el estudio considera otras posibles explicaciones para estos cambios, como la plasticidad fenotípica —la capacidad de un organismo para modificar sus rasgos en respuesta al entorno— y el flujo genético, es decir, la llegada temporal de aves silvestres a la ciudad durante la pandemia.
No obstante, los autores destacan que la influencia directa de la actividad humana y el acceso a recursos alimenticios artificiales es el factor más determinante en la rápida adaptación observada.
El trabajo publicado en PNAS discute que la evolución adaptativa, sustentada en la variación genética heredable, podría explicar los cambios en la forma y el tamaño del pico, aunque no descarta la contribución de la plasticidad o el flujo genético.

Los investigadores señalan la necesidad de realizar estudios adicionales, tanto genéticos como de comportamiento, para determinar si los cambios observados son resultado de adaptaciones genéticas o de movimientos temporales de aves entre hábitats urbanos y silvestres.
El estudio también resalta que la urbanización creciente plantea desafíos para la fauna silvestre, pero algunas especies, como el junco de ojos oscuros, han demostrado una notable capacidad de adaptación a los entornos urbanos, modificando sus rasgos físicos en función de los recursos disponibles y la presencia humana.
La investigación de la UCLA aporta evidencia clara de la rapidez con la que la actividad humana puede influir en la evolución y adaptación de especies urbanas. Estos resultados no solo amplían el conocimiento sobre la interacción entre humanos y fauna urbana, sino que también subrayan la importancia de comprender cómo los cambios en los hábitos humanos pueden tener efectos inmediatos y profundos en otras especies.
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