
Un estudio internacional publicado en la revista Earth’s Future advierte que la frecuencia y coincidencia de eventos climáticos extremos aumentarán significativamente en las próximas décadas, transformando lo que hoy se considera excepcional en la norma habitual.
La investigación, liderada por la Universidad de Uppsala y la Vrije Universiteit Brussel (VUB), con colaboración de instituciones suecas, francesas y alemanas, señala un cambio de paradigma: la transición de un mundo donde los desastres naturales ocurren de manera aislada a otro en el que múltiples amenazas se presentan simultáneamente o en rápida sucesión.
“Lo que nos sorprendió es que el aumento es tan grande que vemos un claro cambio de paradigma, con múltiples eventos extremos coincidiendo como la nueva normalidad”, afirmó el profesor Gabriele Messori, de la Universidad de Uppsala y autor principal del estudio, según informó la VUB en un comunicado.
Metodología y alcance del estudio internacional
El análisis, publicado por la revista científica de la American Geophysical Union (AGU), se basa en datos del Inter-Sectoral Impact Model Intercomparison Project (ISIMIP), que integra simulaciones de modelos climáticos globales y modelos de impacto para evaluar los efectos concretos del cambio climático en la sociedad.
El equipo de investigación, encabezado por Messori y con la participación destacada de Derrick Muheki y Wim Thiery de la VUB, aplicó esta metodología a escala mundial tras pruebas piloto en África Oriental.
El estudio abarca seis tipos de eventos: inundaciones fluviales, sequías, olas de calor, incendios forestales, vientos asociados a ciclones tropicales y fracasos de cosechas. Para cada uno, se emplearon modelos específicos validados y se analizaron tanto simulaciones históricas (1861-2005) como proyecciones futuras (2006-2099), con especial atención al periodo 2050-2099 bajo un escenario de emisiones medias-altas (RCP6.0), considerado realista según las tendencias actuales.

La investigación utilizó una resolución espacial de 0,5° x 0,5° y una escala temporal anual, considerando la ocurrencia de un evento si este se presentaba al menos un día en el año en una determinada área. Los modelos empleados han sido objeto de validaciones previas, que han destacado tanto sus fortalezas como limitaciones en la simulación de extremos climáticos e impactos asociados.
Hallazgos principales: aumento de frecuencia y simultaneidad
De acuerdo con el reporte de la VUB, los resultados muestran que la combinación de olas de calor e incendios forestales experimentará un aumento pronunciado en casi todas las regiones del mundo, salvo en zonas sin vegetación como el Sahara.
En áreas como el Mediterráneo y América Latina, la concurrencia de olas de calor y sequías se convertirá en un fenómeno recurrente. Incluso regiones que hasta ahora experimentaban eventos aislados, como los países nórdicos, enfrentarán con mayor frecuencia la combinación de altas temperaturas e incendios.
El estudio cita como ejemplo el verano de 2018 en el norte de Europa, caracterizado por temperaturas inusualmente elevadas y extensos incendios forestales, un episodio que entonces se consideró excepcional. Según Messori, en unas décadas, este tipo de situaciones podrían dejar de ser inusuales y pasar a formar parte del clima habitual.
El análisis revela que, bajo el escenario de emisiones medias-altas, muchas regiones pasarán de experimentar principalmente un tipo de desastre natural a enfrentar de manera rutinaria la coincidencia de varios. El fenómeno de los eventos compuestos —la ocurrencia conjunta de dos o más amenazas climáticas en el mismo lugar y periodo— se proyecta como la nueva norma en vastas zonas del planeta, especialmente en los trópicos, el Mediterráneo, América Latina, África, Asia y Australia.
La investigación detalla que, en el presente, los incendios forestales son el evento más frecuente a escala global, seguidos por sequías y olas de calor.
Sin embargo, hacia finales de siglo, las olas de calor dominarán el panorama, con incrementos notables en su frecuencia y duración, superando a otros peligros en muchas regiones. Los fracasos de cosechas aumentarán especialmente en África, el sur de Asia y América, mientras que las inundaciones fluviales se intensificarán en los trópicos y las latitudes altas del hemisferio norte.

El estudio también cuantifica el aumento de la superficie terrestre afectada por pares de eventos extremos. Por ejemplo, la combinación de olas de calor e incendios forestales podría impactar más de una cuarta parte de la superficie global bajo escenarios de altas emisiones.
Otras combinaciones, como olas de calor y fracasos de cosechas, o sequías y olas de calor, también mostrarán incrementos significativos en su extensión y recurrencia.
Declaraciones de los autores: urgencia y significado de los resultados
Los autores del estudio subrayan la gravedad de los hallazgos y la necesidad de actuar con urgencia. “Lo que vemos es un resultado muy preocupante de extremos concurrentes en todo el mundo”, señaló Derrick Muheki, investigador doctoral de la VUB y coautor del trabajo, según el comunicado de la universidad belga.
Por su parte, Wim Thiery, profesor de ciencias climáticas en la VUB, enfatizó la importancia de prepararse para esta nueva realidad: “Es crucial reducir las emisiones globales de carbono ahora para aliviar la carga climática sobre las generaciones jóvenes y futuras”, afirmó Thiery, en declaraciones recogidas por la VUB.
El equipo investigador destaca que el aumento de eventos extremos ya ha tenido consecuencias devastadoras: en las dos primeras décadas del siglo XXI, estos fenómenos han causado más de medio millón de muertes y pérdidas económicas superiores a los 2 billones de dólares.
La información, publicada por la VUB, señala que la tendencia al alza en la frecuencia e intensidad de estos eventos continuará si no se implementan acciones de mitigación global efectivas.

Implicaciones para la preparación, adaptación y mitigación
El estudio advierte que la transición hacia un régimen dominado por eventos compuestos plantea retos inéditos para la gestión de riesgos y la planificación de la adaptación. Los enfoques tradicionales, centrados en amenazas individuales, podrían subestimar los riesgos y la vulnerabilidad real de las sociedades. Según los investigadores, las estrategias de preparación y respuesta deberán considerar explícitamente la naturaleza compuesta de los peligros futuros.
La simultaneidad de desastres en distintas regiones podría poner a prueba los mecanismos de cooperación y ayuda internacional, como el intercambio de recursos para combatir incendios o los sistemas de asistencia financiera post-desastre.
Además, la seguridad alimentaria y las cadenas de suministro globales podrían verse afectadas por la mayor frecuencia de fracasos de cosechas y otros impactos concurrentes.
En el contexto de la próxima Conferencia de las Partes (COP30), los autores insisten en la urgencia de reducir de manera rápida y profunda las emisiones globales de carbono para limitar el calentamiento y evitar que los eventos compuestos se conviertan en la norma. “Vemos este fuerte cambio en la concurrencia de extremos climáticos incluso en escenarios relativamente optimistas en cuanto a la reducción de emisiones”, advirtió Thiery en el comunicado de la VUB.
Limitaciones y advertencias metodológicas
El estudio reconoce varias limitaciones en su enfoque. Por un lado, la falta de datos sobre fracasos de cosechas para el escenario más extremo (RCP8.5) impide una comparación completa entre todos los escenarios futuros. Además, las simulaciones de impacto se basan en modelos climáticos de la quinta fase del Proyecto de Intercomparación de Modelos Acoplados (CMIP5), que, aunque validados, pueden subestimar ciertos cambios respecto a modelos más recientes.
Otra limitación señalada por los autores es la resolución temporal anual de los datos, que no permite distinguir entre eventos únicos o múltiples dentro de un mismo año ni detallar la secuencia exacta de los desastres.
Asimismo, el análisis se centra en la exposición areal y no incorpora factores como la severidad de los eventos, la vulnerabilidad de la población o la capacidad de adaptación, elementos que serían necesarios para una evaluación integral de los impactos.

A pesar de estas restricciones, la VUB destaca que el conjunto de datos utilizado es el más extenso disponible actualmente para el análisis global de múltiples amenazas e impactos derivados de extremos climáticos, y que la metodología empleada permite una evaluación robusta de la incertidumbre asociada a los modelos y escenarios.
Los autores concluyen con una advertencia explícita sobre la urgencia de prepararse para el nuevo escenario climático que anticipan sus proyecciones. La información publicada por la VUB subraya que, en ausencia de acciones de mitigación global efectivas, el mundo podría experimentar un cambio de régimen hacia una realidad dominada por la concurrencia de múltiples desastres naturales.
En este contexto, la reducción de emisiones y la adopción de estrategias de adaptación integrales se presentan como medidas imprescindibles para proteger a las generaciones presentes y futuras frente a los riesgos crecientes del cambio climático.
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