
El atún no solo está en platos como el sushi. También aparece en conservas, ensaladas y recetas cotidianas en todo el mundo. Es nutritivo, accesible y esencial en la economía pesquera global, pero detrás de cada lata o filete hay un ecosistema bajo presión.
Cada 2 de mayo se celebra el Día Mundial del Atún. La fecha fue establecida en 2016 a través de una resolución por la Asamblea General de las Naciones Unidas y busca generar conciencia sobre la conservación y gestión sostenible de una especie clave.
El rol del atún en la biodiversidad marina
El atún es carnívoro y es una especie fundamental en los ecosistemas oceánicos, ya que se encuentran en la cima de la cadena alimentaria y regula las poblaciones de peces más pequeños, lo cual es vital para mantener el equilibrio de los ecosistemas marinos.

Su función de depredador tope contribuye a prevenir el sobrecrecimiento de otras especies que podrían alterar el equilibrio de las redes tróficas. Además, como especie migratoria, desempeña un papel crucial en la dispersión de nutrientes a través de vastas áreas oceánicas, al favorecer la productividad biológica de diferentes zonas marinas.
Según la ONU, “el atún no solo es crucial para la seguridad alimentaria global, sino que también juega un papel vital en la conservación de la biodiversidad marina”. Esta función esencial en la red trófica subraya su importancia para la salud general de los océanos.
La conectividad entre ecosistemas marinos también se ve favorecida por las migraciones del atún, que recorren grandes distancias y permiten el intercambio biológico entre áreas oceánicas distantes. Este movimiento no solo fortalece los hábitats marinos, sino que también refuerza la estabilidad de la biodiversidad en el océano global.

De acuerdo con la ONU, “la pesca responsable del atún es esencial para garantizar la estabilidad de los ecosistemas marinos”, ya que la sobrepesca podría tener efectos en cadena que afectarían a otras especies y ecosistemas marinos que vinculados con este pez.
Debido a que se trata de una excelente fuente de proteínas, ácidos grasos omega-3, vitaminas A y D, y minerales como el selenio, el potasio y el magnesio, que ofrecen beneficios para la salud cardiovascular, cerebral y ósea, este pescado es uno de los más elegidos y buscados por las personas.
Hoy, el 87% del atún capturado proviene de poblaciones en niveles saludables de abundancia, según el último reporte de la Fundación Internacional para la Sostenibilidad de los Productos del Mar (más conocida por su sigla en inglés, ISSF).
Pero aún no toda la pesca es sostenible. El 10% proviene de stocks en estado intermedio. Significa que sus poblaciones tienen una abundancia cercana al límite inferior aceptable o una presión de pesca que empieza a ser preocupante. El 2% proviene de stocks que padecen una presión de pesca excesiva.
Cómo se regula la pesca del atún en el mundo

Desde la organización Fondo Mundial para la Naturaleza en Ecuador, el biólogo Pablo Guerrero contó a Infobae que hoy la pesca del atún “está regulada por las organizaciones regionales de ordenación pesquera, cuyo rol es gestionar de manera sustentable los recursos pesqueros altamente migratorios en una región específica de las aguas internacionales. Es decir, el sistema no es único ni centralizado; cada región oceánica tiene su propia organización de manejo, formada por los países que pescan allí”.
Para el experto, “durante la última década hubo mejoras que hicieron posible que hoy la mayoría de lo que se captura provenga de stocks en niveles saludables. Pero aún hay acciones para considerar con el objetivo de que no continúe la sobrepesca″.
Las decisiones sobre las capturas de atún en particular se toman en las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera. Están compuestas por países miembros que negocian y aprueban medidas para regular la pesca.
Cada una puede establecer cuotas, tallas mínimas, vedas, zonas de pesca, normas de observadores y otras reglas operativas.

En un capítulo del libro Encyclopedia of Meat Sciences, publicado por Elsevier, Tom Pickerell, actual director del programa oceánico global del Instituto de Recursos Mundiales, en el Reino Unido, advirtió que todavía la gestión de la pesca de atún no cuenta con mecanismos automáticos para reducir la captura cuando las poblaciones disminuyen.
Las decisiones se negocian cada año en organismos regionales, lo que debilita la eficacia del sistema. Según Pickerell, “la gestión de las pesquerías de atún suele estar gobernada por decisiones de corto plazo que se toman anualmente”.
Esta dinámica permite que intereses políticos bloqueen las medidas que recomienda la ciencia. La falta de estrategias de manejo y reglas claras de control impide actuar a tiempo.
La sostenibilidad, subrayó el autor, no está garantizada si no hay compromisos previos. En 2023 se capturaron 5,2 millones de toneladas de atún en el mundo, según el mismo informe de ISSF. Más del 50% de la producción proviene del océano Pacífico occidental y central.
Los desafíos del manejo pesquero

En tanto, la investigadora del Conicet de la Argentina, Ana Parma, fue ganadora del Premio Internacional de Ciencias Pesqueras otorgado por la Sociedad Estadounidense de Pesquerías el año pasado, explicó también la situación del atún al ser consultada por Infobae: “Cualquier pesquería necesita de tres condiciones para regular la presión de pesca y mantener a las poblaciones en niveles productivos”.
Una de esas condiciones es la disponibilidad de información acerca de los stocks y las tendencias en relación con niveles deseados.
Otra es la capacidad para ajustar los controles de captura en respuesta a los cambios en la abundancia del recurso. En tercer lugar, se requiere habilidad y determinación para implementar y fiscalizar las regulaciones pesqueras.

Hay stocks que se manejan al regular la captura anual permitida. En cambio, en otros se regula el esfuerzo pesquero. Por ejemplo, se fija la duración de la temporada de pesca. En ambos casos se ajustan las regulaciones en función del estado de los stocks.
“La situación de los stocks de atún está mejorando”, reconoció Parma, y señaló: “La mejor estrategia para hacer los ajustes de las regulaciones se debería definir sobre la base del uso de modelos de simulación”.
Esos modelos ponen a prueba distintas fórmulas de ajuste frente a un amplio espectro de hipótesis sobre el funcionamiento del sistema y tienen en cuenta la incertidumbre, comentó.

De acuerdo con Guerrero, en la actualidad existen dos tipos de estrategias predominantes de pesca. Una se desarrolla con flotas que usan redes de cerco y la mayoría llevan observadores a bordo que evalúan los niveles de pesca.
También hay una flota de embarcaciones que utilizan el método con palangre para capturar atunes. “Ahí faltan más observadores a bordo o habilitar que se permita el uso de sistemas de monitoreo electrónico para supervisar las operaciones de los buques en el mar", consideró el biólogo.
Esos sistemas incluyen cámaras, que graban video o imágenes fijas, y se despliegan en puntos clave del buque para permitir una visión de la operación de pesca.
Qué se recomienda para los consumidores

Los consumidores pueden tomar decisiones informadas para apoyar la pesca sostenible del atún. En países como Estados Unidos, España, Francia o Países Bajos, muchas marcas incluyen en sus envases el sello azul del Marine Stewardship Council (MSC), que certifica prácticas pesqueras responsables.
También impulsan el uso del registro de buques de la ISSF (como el PVR o el VOSI), que identifica embarcaciones auditadas que aplican medidas de conservación. En estos mercados, supermercados y distribuidores priorizan productos trazables y verificados por terceros.
Otra alternativa consiste en elegir atún proveniente de flotas que cuenten con observadores a bordo o con sistemas de monitoreo electrónico, lo que ya se aplica ampliamente en Estados Unidos, Japón y partes de América Latina como Ecuador. Estas tecnologías permiten controlar en tiempo real cómo se pesca y evitar daños colaterales a otras especies.
Además, herramientas como Seafood Watch, desarrollado en EE.UU., ofrecen recomendaciones claras sobre qué especies y métodos de captura evitar. Estas guías y certificaciones permiten a los consumidores exigir más transparencia en toda la cadena del atún.