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En el lapso de apenas un poco más de dos semanas, se produjo el hallazgo de ocho tortugas laúd (Dermochelys coriacea) muertas en el Partido de la Costa, informó la Fundación Mundo Marino, que acudió con profesionales a los distintos lugares donde aparecieron, ante el aviso de los turistas o los guardavidas sobre la situación.
Dos de ellas, se vieron en La Lucila del Mar; las otras en Costa Azul, Las Toninas, San Clemente, Costa Chica y Costa del Este. En el día de ayer, apareció una octava tortuga laúd muerta en la localidad de Nueva Atlantis. En todos los casos se trató de animales que, al momento del hallazgo, se encontraban sin vida.
La tortuga laúd es una especie calificada como vulnerable respecto a su estado de conservación, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y, como sucede con otras especies de tortugas marinas que incursionan en el Estuario del Río de la Plata y en aguas de la costa bonaerense, están amenazadas por la interacción con redes de pesca. De hecho, tanto la tortuga encontrada en Costa Azul como la última que apareció en Nueva Atlantis mostraban marcas evidentes en sus caparazones de interacción con redes utilizadas para pescar, lo cual alimenta la hipótesis de que murieron por ahogamiento al quedar atrapadas sin posibilidad de salir a respirar.
Solamente las tortugas halladas en La Lucila del Mar fueron trasladadas a la Fundación Mundo Marino para realizarles una necropsia que pueda determinar las causas de su muerte. En los otros casos, se trató de animales con un avanzado estado de descomposición que imposibilitaba la toma de muestras.
En tanto, el ejemplar que apareció muerto ayer en Nueva Atlantis no se lo trasladó para necropsia, sino que solo se le tomaron fotos y muestras de tejido de piel y músculo. Las muestras serán utilizadas para los estudios genéticos del proyecto de conservación de tortugas marinas que lleva adelante la misma organización.
Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la Fundación Mundo Marino, explicó que “se trataba de un macho y una hembra de aproximadamente 200 kilos de peso cada uno a los cuales pudimos practicarles la necropsia. Tenían buena condición corporal y un estado de descomposición inicial, que nos permitió tomar muestras y analizar sus órganos internos. Presumimos, como primera hipótesis, que se trató de una muerte por ahogamiento en redes de pesca. Incluso ambas tortugas tenían restos de alimento en sus estómagos, lo cual evidencia que se habían alimentado de manera previa a su deceso. Las muestras serán enviadas al laboratorio de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata para su análisis”.
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Por otra parte, Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino, sostuvo: “El avistaje de animales vivos de esta especie suele darse en los meses de noviembre y marzo, y se relaciona también con la cantidad de medusas que puedan encontrar, dado que constituyen su principal fuente de alimento, entre otros tipos de fauna gelatinosa. Luego, entre marzo y mayo, es cuando nos encontramos con tortugas laúd muertas en la playa. Estos animales, en general, aparecen con buena condición corporal y presumimos que su causa de muerte es el ahogamiento por enmalle en redes de pesca de barcos que se encuentran mar adentro. Pero, por tener estados avanzados de descomposición, es muy difícil confirmarlo”.
La Fundación Mundo Marino se encuentra colaborando en un proyecto que lleva adelante el equipo de guardaparques de la Unidad de Conservación de Bahía Samborombón del Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, en conjunto con otras instituciones, para conocer a través de rastreadores satelitales las áreas de alimentación de estas especies. Previo a ese proyecto, la Fundación Mundo Marino pudo colocar tres rastreadores a través de los cuales se pudo confirmar que las tortugas laúd migran hacia el norte de Brasil y luego inician una migración por el Océano Atlántico.
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Las tortugas laúd son las únicas representantes de la familia Dermochelyidae. Las otras seis especies de tortugas que existen en el mundo son de la familia Cheloniidae. Las laúd se diferencian de aquellas por no tener caparazón, sino que poseen una gruesa capa de piel similar al cuero y sobre la que se extienden 7 crestas longitudinales. Por eso también posee el nombre común de “tortuga de siete quillas”. Pueden medir hasta 2 metros y pesar 500 kilos. Tienen una distribución amplia en océanos de todo el mundo y pueden, incluso, soportar aguas de temperaturas bajas.
Respecto a su origen, las tortugas laúd que llegan a las costas bonaerenses provienen tanto del norte de Brasil, específicamente desde playas de anidación que se encuentran en el estado de Espíritu Santo, así como de playas de anidación de distintos países de la costa oeste de África, como por ejemplo, las de Gabón.
¿Qué hacer si se encuentra una tortuga varada?
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No es normal que estos animales aparezcan en la playa. En caso de encontrar una tortuga varada, se recomienda:
- Contactar a Defensa Civil o a una organización especializada en el rescate y rehabilitación de animales marinos.
- No intentar devolverla al agua. Si el animal salió vivo a la costa, es porque está atravesando algún problema de salud o debilidad.
- Formar un perímetro de seguridad. En temporada de verano, cuando las playas están con gran afluencia de turistas, es crucial garantizar un espacio seguro para la tortuga, permitiendo que los técnicos puedan evaluar su estado y brindarle la asistencia necesaria. Es fundamental no tocar al animal dado que pueden transmitir alguna zoonosis a las personas.