
Un reciente estudio liderado por el reconocido climatólogo James Hansen, de la Universidad de Columbia, reveló que el calentamiento global está ocurriendo a un ritmo significativamente más acelerado de lo que se había estimado previamente. Según el análisis, publicado en la revista Environment: Science and Policy for Sustainable Development, el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 2 °C por encima de los niveles preindustriales, es ahora inalcanzable.
Hansen afirmó que este límite, establecido en el Acuerdo de París de 2015, está “muerto” debido al continuo aumento en el uso de combustibles fósiles a nivel mundial. El informe destaca que el calentamiento global podría alcanzar los 2°C en 2045, a menos que se implementen medidas drásticas como la geoingeniería solar.
Este hallazgo, que se encuentra en el extremo superior de las estimaciones científicas convencionales, generó preocupación entre expertos, quienes advierten sobre un incremento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos y un mayor riesgo de superar puntos de inflexión climáticos críticos.
Las razones del calentamiento
Desde 2020, las regulaciones internacionales han impuesto límites estrictos a las emisiones de partículas de sulfato generadas por el transporte marítimo. Este cambio ha reducido la cantidad de aerosoles en la atmósfera, permitiendo que más radiación solar llegue a la superficie terrestre.
De acuerdo con el equipo de Hansen, este efecto ha aumentado el calentamiento global en aproximadamente 0,5 vatios por metro cuadrado (W/m²), una cifra significativamente superior a las estimaciones de otros estudios recientes, que oscilaban entre 0,07 y 0,15 W/m².
Además, el análisis sostiene que la sensibilidad climática del planeta —es decir, el aumento de temperatura asociado con la duplicación de los niveles de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera— ha sido subestimada. Mientras que el IPCC la sitúa entre 2,5 °C y 4°C, Hansen y su equipo proponen que podría alcanzar los 4,5°C.
Esta discrepancia se debe a diferencias metodológicas: el IPCC se basa en modelos computacionales, mientras que el equipo de Hansen emplea datos históricos y observaciones directas.
El informe generó reacciones diversas en la comunidad científica. Jeffrey Sachs, de la Universidad de Columbia, destacó que la reducción de contaminantes ha revelado un calentamiento mayor al esperado, lo que redefine los parámetros para evaluar el progreso en la lucha contra el cambio climático.
Por otro lado, el climatólogo Zeke Hausfather, quien no participó en el estudio, reconoció que es un análisis valioso, pero advirtió que sus estimaciones están en el extremo superior del rango proyectado.

Puntos de inflexión
Uno de los riesgos más alarmantes identificados en el estudio es el posible colapso de la Circulación Meridional del Atlántico (AMOC), un sistema de corrientes oceánicas fundamental para la regulación del clima global. Si la AMOC colapsa, se generarían cambios drásticos en los patrones climáticos, incluyendo un ascenso significativo del nivel del mar, la alteración del régimen de lluvias en distintas regiones y un impacto directo en la temperatura del hemisferio norte.
Mientras que estudios recientes han estimado que este colapso podría ocurrir alrededor de 2050, Hansen advierte que el riesgo es mucho más inminente: entre 20 y 30 años si no se toman medidas urgentes para reducir el calentamiento global. Este fenómeno es considerado un punto de no retorno, lo que significa que, una vez alcanzado, los efectos serían irreversibles en escalas de tiempo humanas.
Propuestas para mitigar el calentamiento global
Para reducir el impacto del calentamiento global, el equipo de Hansen propone medidas concretas que combinan regulaciones económicas, desarrollo tecnológico y exploración de nuevas estrategias científicas.
Entre ellas, se encuentra, primero, un sistema de impuestos y dividendos sobre el carbono para reducir el uso de combustibles fósiles sin afectar la economía. También destaca el papel clave de la energía nuclear como fuente limpia y eficiente.
Además, sugiere investigar la geoingeniería, en particular el uso de aerosoles para bloquear la radiación solar, aunque advierte sobre sus posibles riesgos. Critica la influencia de intereses económicos en la política climática y aboga por una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones.
Por último, el estudio enfatiza la urgencia de actuar, en un contexto de temperaturas récord y anomalías térmicas inesperadas. La combinación de políticas efectivas, innovación tecnológica y compromiso global será determinante para enfrentar la crisis climática.
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