El Mar de Aral, antaño el cuarto lago más grande del mundo, simboliza tanto los peligros de la intervención humana irresponsable como el poder de la acción colectiva para revertir el daño. Kazajstán, mediante esfuerzos sostenidos y estratégicos, está logrando una recuperación sin precedentes de la parte norte de este cuerpo de agua, que había sido devastado por décadas de desvío de sus ríos alimentadores.
Incremento en el volumen de agua
En los últimos dos años, el volumen de agua en la sección norte del Mar de Aral, que se encuentra dentro del territorio kazajo, creció en un 42%. Este impresionante logro se traduce en un volumen real de 6,4 millas cúbicas, una cantidad aproximadamente un 30% mayor que el agua contenida en el lago Crater de Oregón. Este incremento es un reflejo de la gestión efectiva de los recursos hídricos por parte del gobierno kazajo, que ha priorizado el destino del agua hacia este ecosistema en recuperación.
Reducción de la salinidad y aumento de la pesca
La recuperación del Mar de Aral no solo se mide en términos de volumen, sino también en la calidad del agua. En la parte norte, la salinidad ha disminuido de manera significativa, contribuyendo a la revitalización del ecosistema acuático. Uno de los indicadores más notables de esta mejora es el incremento en las capturas de peces, que superan actualmente las 8.000 toneladas anuales. Este resurgimiento de la pesca representa un retorno a las condiciones que existían antes del desastre y genera oportunidades económicas cruciales para las comunidades locales.
Inversión en la recuperación del mar: un compromiso sólido
Kazajstán ha demostrado un compromiso financiero constante para revertir los daños en el Mar de Aral. En 2024, destinó 2.600 millones de metros cúbicos de agua a la parte norte del mar, un aumento significativo respecto a los 816 millones de metros cúbicos asignados en 2022. Este esfuerzo, que implica el manejo eficiente del río Syr Darya, destaca no solo la inversión en infraestructura, sino también el desarrollo de estrategias para equilibrar las demandas modernas de agua con las necesidades ecológicas del mar.
Impacto ecológico y social: un cambio que beneficia a la región
La recuperación del Mar de Aral tiene implicancias más allá del medio ambiente. Al mejorar la ecología regional, el proyecto ha impulsado la pesca y el turismo, sectores clave para el sustento de las comunidades locales. Según el ministro de Recursos Hídricos y Riego de Kazajstán, Nurzhan Nurzhigitov, el objetivo final es elevar la calidad de vida de quienes habitan en las zonas cercanas al mar. “Estas cifras son el resultado de un trabajo sistemático durante los últimos dos años. Hemos llegado a un entendimiento mutuo con los países vecinos sobre la conservación y la distribución justa de los recursos hídricos en los ríos transfronterizos”, afirmó durante una reunión con los habitantes del distrito de Aral.
Historia del desastre ambiental: el colapso del Mar de Aral
El estado crítico del Mar de Aral tiene sus raíces en decisiones tomadas durante la era soviética. En 1967, la Unión Soviética inició el descenso de los ríos Syr Darya y Amu Darya, conocidos en la antigüedad como Jaxartes y Oxus, para irrigar extensas plantaciones de algodón en Kazajstán, Uzbekistán y Turkmenistán. Este proceso dejó al mar sin sus principales fuentes de agua, llevando su progresiva desertificación. El mar, que en su momento se extendía a lo largo de la frontera entre Kazajstán y Uzbekistán, terminó dividido en dos secciones: una norte, en Kazajstán, y una sur, predominantemente en Uzbekistán. Esta última se fragmentó aún más, dando lugar a dos brazos separados.
La desaparición del Mar de Aral no solo alteró el paisaje físico, sino que también afectó a las comunidades locales, que vieron colapsar su economía basada en la pesca y sufrir los efectos del aumento de enfermedades respiratorias debido al polvo salino proveniente del lecho seco del mar.
Esfuerzos multilaterales y la distribución del agua
El avance en la restauración del Mar de Aral no habría sido posible sin acuerdos entre los países vecinos. Los recursos hídricos del río Syr Darya, que atraviesa Kazajstán, Kirguistán y Uzbekistán, son objeto de una gestión compartida. Kazajstán ha tomado la iniciativa de maximizar la cantidad de agua que fluye hacia el Mar de Aral, especialmente en periodos en los que las necesidades humanas modernas no exigen su desvío.
El entendimiento alcanzado entre las naciones involucradas es fundamental para garantizar que el agua llegue al mar y no se pierda en otros usos. A través de estas medidas, Kazajstán no solo está enfrentando las secuelas del peor desastre ambiental provocado por el hombre, sino que está marcando un precedente de cooperación internacional y restauración ecológica.
El resurgimiento del Mar de Aral, liderado por Kazajstán, representa un logro extraordinario en la lucha contra la degradación ambiental. Al priorizar la recuperación de este ecosistema, Kazajstán no solo está mitigando décadas de daño, sino también sentando las bases para un futuro más sostenible y equitativo para las comunidades locales. La combinación de un manejo hídrico eficiente, inversiones significativas y esfuerzos multilaterales destaca como un modelo a seguir para otros países que enfrentan desafíos ambientales similares.