En Darwin, la capital del Territorio del Norte de Australia, la convivencia con los cocodrilos es una realidad cotidiana que define el carácter de la región.
Esta pequeña ciudad costera alberga la mayor población de cocodrilos de agua salada del mundo, con aproximadamente 100.000 ejemplares salvajes.
Aunque alguna vez estuvieron al borde de la extinción debido a la caza indiscriminada, la prohibición de su captura en 1971 permitió su recuperación.
Esto planteó un nuevo desafío: garantizar la seguridad humana sin comprometer la protección de esta especie emblemática, según informa BBC Mundo.
Historia y recuperación de la especie
Los cocodrilos de agua salada, conocidos localmente como “salties”, estuvieron al borde de la desaparición hace cinco décadas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el auge del comercio de pieles llevó a la especie a un dramático declive, con solo 3.000 ejemplares sobrevivientes hacia finales de la década de 1960.
La caza fue prohibida en 1971, lo que marcó el inicio de una recuperación notable. Actualmente, aunque siguen protegidos, ya no enfrentan peligro de extinción, según el reporte de BBC Mundo, que destaca cómo su crecimiento exponencial llevó a reconsiderar estrategias de manejo.
Desafíos en la gestión de la población de cocodrilos
El incremento en la población de cocodrilos plantea riesgos para los habitantes y visitantes de Darwin, especialmente en zonas cercanas al agua.
Kelly Ewin, guardaparques estatal, explicó que su equipo revisa regularmente trampas colocadas alrededor de la ciudad para capturar cocodrilos que puedan suponer un peligro directo.
“Nuestro trabajo es intentar mantener a la gente lo más segura posible”, comentó Ewin, quien lleva dos años desempeñando esta labor, descrita por ella misma como el trabajo de sus sueños.
Sin embargo, BBC Mundo indica que, pese a estas medidas, cada incidente grave revive el debate sobre la posibilidad de implementar sacrificios masivos, una medida descartada por ahora.
Educación y concienciación
El programa “Be Crocwise”, impulsado por el gobierno del Territorio del Norte, es una herramienta clave para minimizar los riesgos.
Natasha Hoffman, directora del programa, explicó que la iniciativa busca enseñar a la población cómo convivir de manera segura en los hábitats de los cocodrilos.
“Vivimos en un país de cocodrilos, por lo que se trata de saber cómo mantenernos seguros en las vías fluviales”, afirmó Hoffman, quien destacó el comportamiento de estos animales, que cazan mediante emboscadas y actúan de manera impredecible, según cita BBC Mundo.
Importancia económica y cultural
Más allá de los riesgos, los cocodrilos juegan un papel fundamental en la economía local. El turismo, especialmente los populares cruceros en el río Adelaide, atrae a visitantes de todo el mundo, mientras que su piel es altamente codiciada por marcas de lujo como Louis Vuitton y Hermès.
Mick Burns, destacado empresario de la industria de la cría comercial, subrayó que los incentivos económicos asociados a los cocodrilos fomentaron su aceptación social y conservación, tal como reportó BBC Mundo.
En este contexto, las comunidades del Territorio del Norte también se beneficiaron de la industria.
Otto Bulmaniya Campion, miembro de una comunidad ancestral, destacó que la recolección e incubación de huevos de cocodrilo no solo genera ingresos, sino que también preserva tradiciones culturales profundamente arraigadas.
Controversias y perspectivas futuras
A pesar de sus aportes económicos, la cría en cautiverio generó críticas por las estrictas condiciones en que se mantienen a los animales, un tema que enfrentó oposición de activistas por los derechos de los animales.
Además, incidentes como la muerte de una niña de 12 años en 2022, la primera fatalidad en el Territorio del Norte desde 2018, según BBC Mundo, reavivan las discusiones sobre la gestión de estas criaturas.
Sin embargo, expertos como el profesor Grahame Webb advierten que medidas extremas, como los sacrificios masivos, podrían generar rechazo público y complicar aún más la coexistencia con los cocodrilos.
En Darwin, la presencia de cocodrilos plantea un equilibrio desafiante entre la conservación, la seguridad humana y el aprovechamiento económico, reflejando la complejidad de convivir con uno de los mayores depredadores del mundo.