En un contexto donde la urbanización crece sin parar, los espacios verdes aparecieron como una solución clave para frenar los efectos de la contaminación atmosférica. Un estudio del Global Centre for Clean Air Research (GCARE) de la Universidad de Surrey, realizado con la colaboración de 30 expertos de siete países, resalta que la creación de parques podría ser la medida más efectiva para reducir la contaminación del aire en las ciudades. Según los hallazgos, pueden reducir los niveles de polución hasta en un 22% a nivel urbano.
La investigación también hace énfasis en que el impacto de las infraestructuras verdes y azules, que incluyen árboles y muros verdes, no es uniforme. Si bien los árboles en calles abiertas pueden reducir la contaminación en hasta un 77%, este beneficio disminuye cuando se plantan en calles estrechas. En estos espacios confinados, ciertas especies y disposiciones pueden bloquear el flujo de aire, lo que agrava la calidad del aire al atrapar los contaminantes en lugar de dispersarlos.
El diseño urbano es un factor crucial en la efectividad de las infraestructuras verdes. Los parques, cuando combinan elementos como árboles, áreas verdes y cuerpos de agua, tienen un impacto mucho mayor que las soluciones aisladas. Este tipo de diseño multidimensional es esencial para lograr una reducción significativa de la contaminación.
El estudio también destaca que, a pesar de los avances en la comprensión de los beneficios de estos espacios, aún existe un vacío de evidencia científica en cuanto a la efectividad de muchas infraestructuras verdes. Aunque en algunas ocasiones las decisiones de planificación se basan en los juicios de expertos, la falta de estudios específicos dificulta la implementación de estrategias urbanísticas óptimas.
El profesor Prashant Kumar, co-director de GCARE, afirmó: “Estamos comenzando a entender cuán poderosas son las infraestructuras verdes contra la contaminación urbana, pero su efectividad depende en gran medida de dónde y cómo se implementen”.
Se destaca la importancia de reducir el carbono negro, un contaminante especialmente peligroso para la salud humana. La vegetación bien ubicada puede reducir hasta un 40% los niveles de este contaminante, lo que contribuye directamente a la mejora de la salud pública y la calidad del aire en las ciudades.
Desafíos y soluciones en la planificación urbana
El estudio forma parte del proyecto RECLAIM, una iniciativa financiada por UK Research and Innovation con un presupuesto de US$1.84 millones. Este proyecto tiene como objetivo transformar las ciudades vulnerables en espacios más saludables mediante la implementación de infraestructuras verdes y azules, y cuenta con la colaboración de varias universidades del Reino Unido.
La urgencia de incluir estos elementos en la planificación urbana es evidente, especialmente considerando los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estima que en 2019 la contaminación del aire causó más de 4 millones de muertes en todo el mundo.
A pesar de la creciente conciencia sobre los beneficios, los planificadores urbanos deben ser cautelosos y basar sus decisiones en datos confiables, ya que muchas de estas soluciones aún carecen de pruebas científicas concluyentes sobre su eficacia. La necesidad de llenar este vacío de conocimiento es crucial para maximizar el potencial de las infraestructuras verdes en la lucha contra la contaminación y en la creación de comunidades más sostenibles y saludables.
La integración de espacios verdes en el diseño urbano se presenta como una estrategia eficaz para combatir la contaminación del aire, pero su éxito depende de una planificación cuidadosa y basada en evidencia científica. Proyectos como RECLAIM y estudios como el realizado por la Universidad de Surrey muestran que los parques y otras infraestructuras verdes pueden desempeñar un papel vital en la creación de ciudades más limpias y saludables.