
A lo largo de cinco siglos, la figura de Malinche —también conocida como Malintzin o Doña Marina— ha ocupado un lugar central en la historia de México. Mujer indígena, políglota y mediadora entre dos mundos durante la conquista, su papel ha sido objeto de interpretaciones contrastantes: traidora, víctima, estratega, símbolo del mestizaje.
Su historia, marcada por tensiones políticas, lingüísticas y culturales, ha inspirado a generaciones de artistas que han buscado comprenderla, resignificarla o confrontarla a través de distintas expresiones. Desde códices del siglo XVI hasta murales, literatura, cine y teatro contemporáneo, Malinche se ha mantenido como una presencia viva en el arte, reflejo de las preguntas no resueltas sobre identidad, poder y memoria en la historia mexicana.
En Malinche, El Musical, esta figura histórica es reimaginada desde el cuerpo y el movimiento. La obra, creación del compositor y productor Nacho Cano, construye su narrativa a partir de la danza, la música y una puesta en escena que une flamenco, hip-hop, ballet contemporáneo y ritmos latinoamericanos. Con su estreno previsto para el 28 de marzo de 2025 en la Ciudad de México, el espectáculo propone una lectura escénica del mestizaje, alejada del discurso didáctico y centrada en la potencia expresiva del lenguaje artístico.
La producción cuenta con un elenco multicultural compuesto por jóvenes mexicanos formados durante nueve meses en España en disciplinas como danza, canto, actuación e idiomas. Estos intérpretes, junto a artistas españoles del montaje original, dan forma a una propuesta que encarna físicamente los vínculos entre dos tradiciones culturales. En escena, la historia de Malintzin se cuenta con el cuerpo: en secuencias coreográficas que evocan tensiones, desplazamientos, alianzas y fracturas históricas. La música, compuesta por Nacho Cano, teje un paisaje sonoro en el que conviven el pop, el flamenco, el rock y las sonoridades tradicionales, sin jerarquías estilísticas.
El diseño visual —que incluye proyecciones, iluminación escénica y escenografía modular— transforma el escenario en un espacio mutable, por el que transitan ciudades, templos, paisajes y símbolos. Antes de cada función, el público puede visitar el un espacio gastronómico y musical concebido como introducción al universo estético de la obra. Al finalizar, el elenco ofrece un post-show con música en vivo, extendiendo la experiencia más allá del escenario principal.
Malinche, El Musical fue galardonado en España con los premios a Mejor Musical y Mejor Escenografía en la XV edición de los Premios del Teatro Musical, y ha contado con colaboraciones de artistas como Álex González (Maná), Mariachi Vargas de Tecalitlán, El Tri y Banda El Recodo. La creación del proyecto fue registrada en el documental La Creación de Malinche, disponible en Netflix.
Dónde ver Malinche, el musical
Con funciones abiertas a público de todas las edades, Malinche, El Musical invita a reflexionar sobre la historia y la identidad a través del lenguaje del arte escénico, en una experiencia que une música en vivo, danza y narrativa visual.

Las entradas estarán disponibles en el sitio oficial del musical y en las taquillas del recinto. Se recomienda consultar con anticipación las fechas, horarios y disponibilidad:
- Fecha de estreno: 28 de marzo de 2025
- Lugar: Frontón México, Ciudad de México
- Boletos: malinchethemusical.com/cdmx y taquillas del Frontón México
- Contacto: infomexico@malinchethemusical.com
Asistir a Malinche es también una oportunidad para presenciar cómo el arte escénico actual aborda desde una mirada contemporánea a una de las figuras femeninas más complejas y debatidas de la historia de México.
La historia de Malinche ha servido como punto de partida para distintas formas de exploración artística, tanto visual como escénica. En Malinche, El Musical, su figura es inspiración y estructura narrativa, pero también detonante de una reflexión estética sobre los cruces culturales que dieron origen al México moderno.
La obra de Nacho Cano forma parte de una tradición más amplia de creadores que han encontrado en ella una vía para representar tensiones históricas, identidades en disputa y la permanencia del pasado en el presente. En ese sentido, el escenario no sólo dramatiza una historia, sino que la transforma en una experiencia sensible, capaz de reabrir preguntas que siguen vigentes cinco siglos después.