
Heidi Markow, una propietaria de una tienda de antigüedades en el pequeño pueblo de Easton, Pensilvania, afirmó haber adquirido una posible obra original del célebre pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir por la irrisoria suma de 12 dólares.
Si se confirma la autenticidad de la pieza, este hallazgo podría transformar a Markow en la protagonista de una historia única en el mundo del arte, con una obra valuada en cifras que podrían alcanzar hasta los millones de dólares.
El episodio comenzó en enero de 2025, cuando Markow asistió a una subasta de coleccionistas en Montgomery County, ubicada en el estado de Pensilvania. En un ambiente lleno de objetos antiguos y piezas históricas, la mujer se vio atraída por tres obras en particular. Mientras su hijo Carl Paolina pujó por ellas, Markow observaba otros artículos que le interesaban. Aunque no tenía idea del valor de las piezas en cuestión, algo en una de ellas la cautivó de inmediato.

Se trataba de un dibujo realizado con carbón, de 44,5 x 42 cm, en el que se podía apreciar el retrato de una mujer. Al principio, Markow no tenía certeza de lo que había adquirido, pero tras ver la delicada firma en la obra y la calidad de su marco, un sentimiento de emoción comenzó a crecer en ella. “Simplemente supe que era algo especial”, comentó Markow a ABC News.
Lo más sorprendente de todo es que, mientras otras piezas en la subasta se estaban vendiendo por miles de dólares, su hijo Paolina solo pagó 12 dólares por cada una de las tres obras que adquirió. En ese momento, nadie sospechaba que lo que parecía un simple hallazgo podría tratarse de una pieza de arte invaluable.
Una vez de vuelta en su tienda, Markow comenzó a investigar más sobre la obra. Se percató de detalles como la firma tenue, el tipo de papel y, lo más intrigante, un sello en la parte posterior del marco que indicaba que la pieza había sido importada a Estados Unidos antes de ser vendida a Louis C. Madeira IV, un reconocido coleccionista y curador de arte. Según Markow, estos elementos parecían vincular el dibujo con el famoso pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir.

Después de meses de investigación, viendo documentales y revisando obras de Renoir, Markow decidió ponerse en contacto con Sotheby’s, la famosa casa de subastas internacional. Fue allí donde comenzó a tomar forma la idea de que la pieza podría ser una obra original del pintor francés. Sotheby’s, reconociendo la importancia de la pieza, refirió a Markow a un experto en autenticación de arte, quien después de analizarla, le dio una grata noticia: la obra podría efectivamente ser de Renoir. “Me dijeron ‘¡Felicidades!‘”, recordó Markow, aliviada y asombrada al mismo tiempo.
Para confirmar la autenticidad de la obra, el siguiente paso fue someterla a una evaluación más profunda. La Wildenstein Plattner Institute, una organización sin fines de lucro de Nueva York especializada en la preservación de la historia del arte, invitó a Markow a presentar la pieza para su análisis. Esta institución está encargada de crear catálogos razonados de artistas famosos, y si el dibujo se valida como auténtico, sería incluido en el catálogo de obras de Renoir, una catalogación oficial que haría que su valor se disparara.

El dibujo, que se cree que es un retrato de Aline Charigot, la esposa de Renoir, pertenece al periodo tardío del pintor, conocido por su atención al juego de luces y sombras. La obra data de finales del siglo XIX, justo en el momento en que Renoir comenzó a centrarse más en los retratos que en los paisajes, un giro significativo en su carrera. La pieza fue realizada con carbón, un medio que Renoir utilizó en varios de sus trabajos de la época. La autenticidad de la obra, sin embargo, depende de un proceso exhaustivo de verificación que incluirá la revisión de varios expertos antes de que sea posible su confirmación final.
“Estoy cautelosamente optimista”, expresó Markow, quien reconoció que aunque los signos parecen apuntar a que la obra es genuina, no es una experta en arte. “Este tipo de investigación necesita el ojo experto, y por eso he decidido confiar en el Wildenstein Plattner Institute para que realicen un examen más detallado”.

En caso de que la pieza se confirme como una obra original de Renoir, Markow considera la posibilidad de venderla a un coleccionista que aprecie el valor de la pieza. A pesar de que no mencionó una cifra exacta, se estima que podría venderse por una cantidad que podría oscilar entre los seis y los siete dígitos, dependiendo del interés que despierte en el mercado de arte.
Este tipo de descubrimiento no solo pone en evidencia la fascinación por las obras de los grandes maestros del arte, sino que también refleja el poder que tienen los objetos olvidados y las piezas perdidas en el mundo del coleccionismo. Para Markow, esta historia es una mezcla de suerte, dedicación y una pasión por el arte que la llevó a dar con una obra posiblemente histórica en medio de una simple subasta. “Este es el tipo de historia que me hace amar aún más el negocio de las antigüedades”, concluyó.
A medida que se acerque la fecha de la evaluación por parte del Wildenstein Plattner Institute, la comunidad artística y los coleccionistas estarán pendientes de este enigma que, de resolverse favorablemente, podría agregar una nueva joya al legado de Pierre-Auguste Renoir.