
El mieloma múltiple es un tipo de cáncer que afecta a las células plasmáticas, que forman parte de la médula ósea y que son responsables de producir anticuerpos para defender al organismo de infecciones.
Cuando estas células se dañan y se multiplican sin control, afectan la producción de células sanas y generan lesiones en los huesos.
En Australia, un equipo de científicos creó el primer mapa molecular detallado de la médula ósea humana y fue publicado en la revista Blood de la Sociedad Estadounidense de Hematología.
El logro permitirá observar con un nivel de detalle nunca antes alcanzado cómo las células cancerosas ocupan su espacio y afectan el entorno. De esta manera, la información podría ayudar a entender por qué la enfermedad progresa y resiste los tratamientos.

El equipo utilizó herramientas de biología molecular y tecnologías de imagen avanzadas para analizar más de 5.000 genes en células individuales recogidas de médula ósea.
Hasta ahora, muchos especialistas creían que las células enfermas influían en el entorno de la médula ósea de manera uniforme.
Sin embargo, el nuevo mapa molecular muestra que cada conjunto de células puede crear su propio “microambiente”, muy diferente al de otros grupos en la misma persona.
Esto ayuda a explicar por qué dos pacientes con mieloma reciben el mismo tratamiento y tienen respuestas muy distintas.
¿Qué es el mieloma y cuáles son sus síntomas?

El mieloma múltiple es un cáncer poco frecuente que se origina en las células plasmáticas de la médula ósea. Estas células forman parte del sistema inmune y su función principal es producir anticuerpos, que son proteínas que identifican y neutralizan virus y bacterias.
Cuando estas células sufren mutaciones, se multiplican más de lo normal y ocupan el espacio de las células sanas. Esto causa que disminuya la producción de anticuerpos funcionales y que el organismo se vuelva más vulnerable a infecciones.
Además, las células de mieloma pueden liberar sustancias que dañan los huesos y provocan fracturas, dolor, anemia (falta de glóbulos rojos) y daños renales.
Entre los síntomas más habituales del mieloma múltiple se encuentran el dolor óseo, el cansancio extremo, las infecciones frecuentes y los problemas de riñón.

En ocasiones, los pacientes pueden presentar fracturas en los huesos con actividades cotidianas, como cargar objetos o caminar.
El diagnóstico suele realizarse luego de análisis de sangre y de imágenes, que revelan la presencia de lesiones en los huesos y alteraciones en la médula ósea.
El objetivo de los investigadores que realizaron este estudio fue entender, con la mayor claridad posible, cómo se “mueven” y organizan las células cancerosas dentro de la médula ósea.
Qué implicará para los pacientes

Este conocimiento resulta clave para diseñar tratamientos efectivos, ya que el éxito de los medicamentos depende de su capacidad para llegar a las células enfermas e influir en su entorno.
En diálogo con Infobae, la médica Dorotea Fantl, de la Sección Hematología del Hospital Italiano de Buenos Aires, asesora de la Fundación Argentina de Mieloma y ex Presidente de la Sociedad Argentina de Hematología (SAH), explicó que “el mieloma es una enfermedad heterogénea que con-coloniza la médula ósea en forma parcheada y crea un microambiente adecuado para su progresión”.
El nuevo estudio “identifica las características moleculares de las células plasmáticas que forman estos nichos en la médula ósea. Con esto realmente se abre un nuevo camino que ayudará a conocer mejor el inicio de la enfermedad y seguramente que abrirá un camino para la utilización de nuevos tratamientos”, opinó.
Qué quisieron averiguar

El equipo del instituto WEHI en Australia utilizó técnicas de biología molecular de última generación para procesar muestras de médula ósea de personas sanas, pacientes con signos iniciales de mieloma y pacientes recientemente diagnosticados con la enfermedad.
El análisis de las muestras permitió identificar, uno por uno, los genes activos en cada célula y su ubicación exacta en el tejido.
Este enfoque se conoce como “transcriptómica espacial” y su ventaja es que permite entender qué hace cada célula dependiendo de su posición en la médula ósea.
Qué descubrieron

Durante ese proceso, los científicos descubrieron que las células de mieloma no se distribuyen por toda la médula de manera uniforme.
Ahora se sabe que tienden a agruparse en zonas específicas, y que cada grupo desarrolla su propio conjunto de células de apoyo y de señales genéticas. Esta “especialización” de los microambientes no se había descrito antes con tanto detalle.
El doctor Raymond Yip, uno de los coautores, afirmó: “Es como descubrir que cada tumor tiene su propio código postal”.
Cada “código postal” representa un espacio único dentro de la médula ósea donde las células de mieloma interactúan con diferentes tipos de células del entorno.
Este hallazgo significa que el mieloma no es una enfermedad idéntica en todos los pacientes, ni siquiera en todas las áreas afectadas de un mismo paciente.

Al describir estos microambientes con precisión, el nuevo mapa molecular demuestra que los tratamientos actuales, pensados como soluciones generales, podrían no ser totalmente eficaces.
Si cada grupo de células enfermas vive en un entorno diferente, sus necesidades y resistencias a la medicación pueden variar mucho.
“Nuestros hallazgos desafían la forma en que se ha pensado el mieloma hasta ahora y podrían redefinir la forma en que entendemos y tratamos la enfermedad”, explicó Yip.
El estudio también destaca el valor de la colaboración entre especialistas en biología, tecnología e informática.
El análisis de una cantidad tan grande de genes en miles de células solo fue posible con tecnología de imagen y procesamiento de datos de última generación.
El banco de muestras optimizadas permitió comparar cómo progresaba la enfermedad desde sus etapas iniciales hasta el diagnóstico.

Las técnicas de imagen utilizadas por los investigadores lograron visualizar más de cinco mil genes en células individuales y mostrar sus ubicaciones exactas.
Los científicos identificaron diferencias genéticas en los grupos de células enfermas y también en las células de apoyo que forman parte del microambiente.
Finalmente, este avance refuerza la importancia de seguir investigando el comportamiento de las células en su entorno natural.
Comprender cómo se organizan y comunican las células en los tejidos puede ayudar a desarrollar terapias más inteligentes, no solo para el mieloma múltiple, sino también para otros cánceres de la sangre y enfermedades graves.