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Marco Aurelio aconsejaba alegrarse de
Marco Aurelio aconsejaba alegrarse de soportar la adversidad sin perder la paz interior.

La filosofía estoica, al igual que las enseñanzas de los cínicos y los espartanos, defendía la práctica de dificultades autoimpuestas como vía para una vida más plena y resiliente. Según Psychology Today, esta antigua corriente de pensamiento consideraba valioso enfrentarse voluntariamente a la adversidad y señalaba beneficios inesperados en este ejercicio, muchos de los cuales resultan aplicables a los desafíos de la vida moderna.

Los estoicos sostenían que someterse a privaciones voluntarias permitía descubrir hasta qué punto los bienes materiales son prescindibles y, en consecuencia, reducir el temor a perderlos. Esta perspectiva se reflejaba en la vida cotidiana de figuras como la del filósofo Séneca y la del emperador Marco Aurelio, quienes recomendaban practicar la pobreza o exponerse a incomodidades leves de manera regular. Psychology Today subraya que, para los estoicos, estas prácticas no requerían gestos extremos, sino que bastaba con adoptar hábitos sencillos que pusieran a prueba la fortaleza personal.

Ejemplo histórico: Diógenes el Cínico y la autoadversidad

Un ejemplo histórico es el de Diógenes el Cínico, quien, según relata Psychology Today, se despojaba de sus ropas en pleno invierno y abrazaba estatuas de bronce para desafiar el frío. Esto ilustra la importancia que los antiguos griegos y romanos otorgaban a la autoadversidad, aunque la mayoría de los estoicos preferían formas más moderadas que las de Diógenes.

Razones y beneficios de la autoadversidad según Séneca y los estoicos

Séneca, en sus cartas a Lucilio, aconsejaba fijar periodos en los que uno se conformara con la comida más sencilla y la ropa más tosca, invitando a preguntarse: “¿Es esto lo que temía?”. Para el filósofo romano, este tipo de ejercicios ayudaba a descubrir de cuántas cosas se podía prescindir y a disminuir el miedo a la pérdida. Además, Séneca recordaba que placeres simples, como el pan con aceite de oliva o una noche de buen descanso, podían ser tan satisfactorios como los lujos más refinados, lo que hacía que el bienestar estuviera al alcance de todos.

Séneca y Marco Aurelio recomendaban
Séneca y Marco Aurelio recomendaban privaciones voluntarias para reducir el miedo a la pérdida y descubrir lo prescindible.

Otra razón fundamental para practicar la autoadversidad, según Séneca, era la posibilidad de reflexionar sobre los verdaderos objetivos personales y trabajar para alcanzarlos. En palabras recogidas por Psychology Today, el pensador afirmaba: “Si quieres tener tiempo para tu mente, debes ser pobre o parecerte a los pobres... No se puede estudiar sin moderación, y la moderación es simplemente pobreza voluntaria”.

Más allá de estas motivaciones principales, los estoicos identificaban al menos seis beneficios adicionales derivados de la autoadversidad. Psychology Today los enumera de este modo: el aumento de la valoración y el aprecio por las cosas cotidianas, la ruptura de la rutina y la consiguiente revitalización mental, la preparación del ánimo para futuras dificultades, la convicción de que gran parte del sufrimiento depende de la actitud personal con que se lo enfrente, el fortalecimiento de la autodisciplina y la empatía hacia quienes enfrentan mayores privaciones o hacia personas del pasado.

La autoadversidad también puede aportar ventajas prácticas y mundanas. Psychology Today señala que, al adoptar una vida más austera, era posible perder peso, ahorrar tiempo o dinero, e incluso ganar popularidad al mostrarse cercano a la gente común, aunque no se perteneciera a ese grupo social.

Todos estos motivos, según la tradición estoica, constituían en sí mismos una fuente de orgullo y satisfacción. Marco Aurelio, citado por Psychology Today, recomendaba no lamentar la desgracia, sino alegrarse de ser capaz de soportarla sin que perturbe la paz interior.

En última instancia, la filosofía estoica planteaba que, si ejércitos enteros han soportado privaciones extremas por causas ajenas, resulta razonable que una persona acepte la pobreza voluntaria cuando el propósito es alcanzar la libertad mental y la serenidad ante la adversidad.