
De acuerdo a los expertos de Mayo Clinic, el glioblastoma es un tipo de cáncer “que comienza con el desarrollo de células en el cerebro o en la médula espinal. Las células se desarrollan rápidamente, y pueden invadir y destruir tejidos sanos. El glioblastoma se forma a partir de células denominadas astrocitos, que brindan soporte a las neuronas. Se desconoce la causa de la mayoría de los glioblastomas. No tiene cura y los tratamientos pueden reducir la velocidad de desarrollo del cáncer y disminuir los síntomas”.
Los síntomas del glioblastoma pueden incluir dolores de cabeza que empeoran, náuseas y vómitos, visión borrosa o doble, dificultades para hablar, alteración del sentido del tacto y convulsiones. También pueden aparecer problemas con el equilibrio, la coordinación y para mover partes del cuerpo o la cara, según Mayo Clinic.
En ese sentido, un equipo de investigadores ha dado con un hallazgo clave en la lucha contra el glioblastoma. El estudio, publicado en la revista Science Advances, sugiere que la intervención en una enzima conocida como PGM3 podría ser la clave para frenar el avance de este agresivo tumor.

La enzima PGM3 juega un papel crucial en la vía de síntesis de hexosamina, un proceso vital para la glicosilación de proteínas y lípidos. Este proceso, a su vez, es fundamental para el rápido crecimiento de los tumores, de acuerdo a los autores. En términos simples, la glicosilación de lípidos involucra la unión de moléculas de azúcar a las grasas del cuerpo, facilitando así la proliferación celular asociada a la formación de tumores.
El Centro Oncológico Integral de la Universidad Estatal de Ohio y el Instituto de Investigación Arthur G. James y Richard J. Solove están liderando la investigación, y sus descubrimientos podrían cambiar el enfoque terapéutico para el glioblastoma. Según Deliang Guo, director fundador del Centro de Metabolismo del Cáncer, “al actuar sobre esta enzima, podemos desarrollar tratamientos más eficaces para el glioblastoma, un tumor cerebral con muy pocas opciones terapéuticas efectivas”.
La clave de esta investigación radica en cómo PGM3 contribuye a la conexión entre la creación de azúcar y grasa en las células. Al bloquear esta enzima, los investigadores creen que es posible interrumpir este proceso, lo que, a su vez, podría ralentizar el crecimiento del tumor y eliminar las células cancerígenas. Este enfoque tiene el potencial de transformar la manera en que se combate el glioblastoma.
Huali Su, primera autora del estudio e investigadora en el Departamento de Oncología Radioterápica y el Centro de Metabolismo del Cáncer de OSUCCC-James, enfatiza la urgencia de encontrar nuevas alternativas terapéuticas: “El glioblastoma es el tumor cerebral primario más letal, con una mediana de supervivencia de tan solo 12 a 16 meses desde el diagnóstico, a pesar de los tratamientos intensivos”, señala. “Se necesitan urgentemente nuevas dianas moleculares para el glioblastoma”, dijo.

El estudio no solo involucra a los investigadores de Ohio. También se ha trabajado en colaboración con científicos de Francia y de universidades destacadas como la Universidad de California-Los Ángeles, la Universidad de California-Irvine y la Universidad de Louisville.
“A pesar de la extensa investigación y los ensayos clínicos, el tratamiento del glioblastoma no ha mostrado cambios sustanciales en los últimos 20 años. La falta de progreso se debe principalmente a nuestra comprensión incompleta de la compleja biología del glioblastoma, lo que impide el descubrimiento de dianas moleculares eficaces”, escribieron los autores en la investigación.
Al tiempo que dieron algunos detalles técnicos de su hallazgo: “La elevada biosíntesis de hexosamina impulsa el crecimiento tumoral al facilitar la glicosilación de proteínas y lípidos. Sin embargo, aún no se ha determinado qué enzima de esta vía es más eficaz como diana antitumoral. En este estudio, revelamos que la inhibición dirigida a GFAT1, la enzima limitante de la velocidad de síntesis de hexosamina, presenta efectos inhibitorios limitados en el glioblastoma”.
“De forma inesperada, la inhibición de PGM3, que controla el flujo de las vías de síntesis y rescate de hexosamina de novo, inhibe la expresión de otras enzimas de esta vía y suprime SREBP-1, un factor de transcripción lipogénico crucial, lo que inhibe eficazmente el crecimiento del glioblastoma”, profundizaron.
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