
La búsqueda de estrategias para mantener la salud cognitiva en la vejez se ha convertido en un tema de gran interés. Según informó Medical Xpress, un estudio reciente del Centro de Investigación en Nutrición Humana sobre el Envejecimiento Jean Mayer de la Universidad de Tufts reveló que la deficiencia de vitamina K podría tener un impacto negativo en la función cognitiva a medida que las personas envejecen.
Este hallazgo se basa en investigaciones realizadas en roedores de mediana edad, donde se observó que la falta de esta vitamina podría aumentar la inflamación y obstaculizar la proliferación de células neuronales en el hipocampo, una región del cerebro fundamental para el aprendizaje y la memoria.
Impacto de la vitamina K en el cerebro
La vitamina K, presente en vegetales de hojas verdes como las coles de Bruselas, el brócoli, los guisantes verdes, y las espinacas, es conocida por su papel esencial en la coagulación sanguínea. Sin embargo, Sarah Booth, directora del HNRCA y autora principal del estudio, señala que también podría tener efectos positivos en la salud cardiovascular y articular.
Por su parte, Tong Zheng, autor principal del estudio y científico investigador en el HNRCA, explicó: “Hay investigaciones que indican que la vitamina K contribuye a la función cerebral y que esta función disminuye durante el proceso de envejecimiento”. Tal como detalló Medical Xpress, la investigación busca entender el mecanismo subyacente de este efecto protector, con la esperanza de poder dirigirse específicamente a esos mecanismos en el futuro.
Resultados del estudio en roedores
El estudio, publicado en The Journal of Nutrition, consistió en una intervención dietética de seis meses para comparar el rendimiento cognitivo de ratones alimentados con un régimen bajo en vitamina K frente a aquellos con una dieta estándar.
Los investigadores se centraron en la menaquinona-4, una forma de vitamina K prevalente en el tejido cerebral, y encontraron niveles significativamente más bajos de este nutriente en los cerebros de los ratones deficientes en vitamina K. Esta deficiencia se asoció con un notable deterioro cognitivo, medido a través de una serie de pruebas de comportamiento diseñadas para evaluar el aprendizaje y la memoria.
En una de estas pruebas, el test de reconocimiento de objetos nuevos, los ratones deficientes en vitamina K mostraron una capacidad reducida para distinguir entre objetos familiares y nuevos, lo que indica una memoria deteriorada. En otro experimento para medir el aprendizaje espacial, los ratones debían aprender la ubicación de una plataforma oculta en una piscina de agua. Los ratones con deficiencia de vitamina K tardaron considerablemente más en aprender la tarea en comparación con sus contrapartes con niveles adecuados de esta vitamina.
Cambios en el hipocampo y neuroinflamación
Al examinar el tejido cerebral de los ratones, los investigadores encontraron cambios significativos en el hipocampo, una región crucial para el aprendizaje y la memoria. Específicamente, observaron un número reducido de células proliferantes en el giro dentado del hipocampo en los ratones deficientes en vitamina K. Esta disminución se tradujo en menos neuronas inmaduras recién generadas, un proceso conocido como neurogénesis. “Se cree que la neurogénesis juega un papel crítico en el aprendizaje y la memoria, y su deterioro podría contribuir directamente al declive cognitivo observado en el estudio”, afirmó Zheng.
Además, los expertos encontraron evidencia de un aumento de la neuroinflamación en los cerebros de los ratones deficientes en vitamina K. “Encontramos un mayor número de microglías activadas, que son las principales células inmunitarias en el cerebro”, explicó Zheng. Aunque las microglías desempeñan un papel vital en el mantenimiento de la salud cerebral, su sobreactivación puede llevar a una inflamación crónica, reconocida cada vez más como un factor clave en el declive cognitivo relacionado con la edad y las enfermedades neurodegenerativas.

Importancia de una dieta saludable
Tanto Booth como Zheng enfatizan que su investigación no implica que las personas deban apresurarse a tomar suplementos de vitamina K. “Las personas necesitan comer una dieta saludable”, afirmó Booth. “Deben consumir sus vegetales”. A su vez, destacó que el equipo de Tufts trabaja en estrecha colaboración con el Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago, donde el equipo de Rush lleva a cabo estudios observacionales en humanos sobre la salud cerebral y la cognición, mientras que Tufts se centra en modelos para estudiar mecanismos específicos.
“Sabemos que una dieta saludable funciona, y que las personas que no siguen una dieta saludable no viven tanto ni tienen un rendimiento cognitivo tan bueno”, señaló Booth. “Al coordinar estudios en animales y humanos, podemos mejorar la salud cerebral a largo plazo al identificar y dirigirnos a mecanismos específicos”.